Jugando con fuego

Inmediatamente despu¨¦s de las elecciones auton¨®micas andaluzas de 1990, las primeras en las que Manuel Chaves fue presentado por el PSOE como candidato a la presidencia de la Junta de Andaluc¨ªa, se abri¨® un debate en el interior del PCE (Partido Comunista de Espa?a) acerca de la conveniencia de que dicho partido desapareciera como formaci¨®n pol¨ªtica disolvi¨¦ndose en el interior de IU.

Las elecciones hab¨ªan sido convocadas para pocos meses despu¨¦s de que estallara el caso Juan Guerra, y los dirigentes del PCE, que lo eran simult¨¢neamente de IU, esperaban obtener unos resultados mucho mejores de los que realmente obtuvieron. De la decepci¨®n por los resultados naci¨® el debate sobre la conveniencia o no de la desaparici¨®n del PCE.

Recuerdo muy bien el debate, porque por aquella ¨¦poca yo era votante de IU y porque, adem¨¢s, uno de los protagonistas del debate fue mi hermano Fernando, a la saz¨®n eurodiputado por IU. Las opiniones que se enfrentaron en el debate fueron diversas. Fernando P¨¦rez Royo y Rafael Rib¨® optaron inequ¨ªvocamente por la tesis de la desaparici¨®n del PCE/PSUC y cuanto antes mejor. Antonio Guti¨¦rrez, europarlamentario catal¨¢n y antiguo secretario general del PSUC, defendi¨® el mantenimiento de ambas formaciones pol¨ªticas, y el secretario general del PCE, Julio Anguita, puso en circulaci¨®n una tesis, que entonces tuvo mucho ¨¦xito medi¨¢tico, a la que calific¨® de teor¨ªa fraccional, el 95 % del esfuerzo para IU y el 5 % para el PCE.

Se me ha venido a la cabeza este debate, que a buena parte de los lectores, sobre todo a los m¨¢s j¨®venes, le sonar¨¢ a chino, a ra¨ªz de la informaci¨®n conocida ayer jueves acerca de la oferta forma del PCA de Sevilla a la CUT para que el alcalde de Marinaleda, Juan Manuel S¨¢nchez Gordillo y el dirigente del PCA, Felipe Alcaraz, encabecen respectivamente las listas de IU a las elecciones auton¨®micas y generales que se celebrar¨¢n el pr¨®ximo mes de marzo.

Tengo la impresi¨®n de que los dirigentes de IU y del PCE est¨¢n jugando con fuego desde hace bastante tiempo y que el riesgo de quemarse, esto es, de pasar a ser un partido extraparlamentario es muy elevado. Cuando una formaci¨®n pol¨ªtica empieza a perderse el respeto a s¨ª misma, es muy dif¨ªcil, por no decir imposible, que se lo tengan los dem¨¢s. Y esto es lo que representa situar al S¨¢nchez Gordillo al frente de la candidatura de IU por Sevilla. Es imposible pensar en una opci¨®n que suponga una reducci¨®n mayor del c¨ªrculo de influencia electoral de IU. El mensaje que se est¨¢ enviando a la ciudadan¨ªa es un mensaje de tanto sectarismo, de una opci¨®n pol¨ªtica tan encerrada en s¨ª misma, que no es capaz de enterarse de lo que est¨¢ sucediendo a su alrededor, que los votantes no pueden sino salir huyendo.

?C¨®mo es posible que se haya organizado la que se ha organizado para acabar sustituyendo a Concha Caballero por S¨¢nchez Gordillo y que el coordinador general de IU en Andaluc¨ªa, Diego Valderas, siga encabezando la candidatura por Huelva?

Para ese viaje no se necesitan alforjas. Un dirigente, como Diego Valderas, que fue en su d¨ªa presidente del Parlamento de Andaluc¨ªa, no puede aceptar que sus compa?eros lo humillen de esa manera. No se puede aceptar que se ponga al frente de IU a un personaje que ha coqueteado, e incluso m¨¢s que coqueteado, con la idea de que es aceptable la violencia en el ejercicio de la acci¨®n pol¨ªtica. ?Qu¨¦ es lo que le va a decir el coordinador general de IU a los ciudadanos andaluces en los pr¨®ximos meses? ?Con qu¨¦ credibilidad va a poder presentarse como candidato a la presidencia de la Junta de Andaluc¨ªa?

Me temo que, tras las pr¨®ximas elecciones generales y auton¨®micas, IU y el PCE no van a tener oportunidad de abrir de nuevo el debate al que he referido al principio. Los ciudadanos van a resolverlo de manera expeditiva, confin¨¢ndolos en el rinc¨®n en que se merecen estar.