Municipios asfixiados
Tenemos un problema. Los municipios gallegos no cuentan con recursos suficientes para garantizar la prestaci¨®n de los servicios locales a un nivel equiparable al del resto de Espa?a y los pa¨ªses europeos m¨¢s avanzados. Es una anomal¨ªa dif¨ªcil de entender para los analistas for¨¢neos, aunque con un origen f¨¢cilmente identificable: la muy reducida presi¨®n fiscal local. Con la excepci¨®n de las siete principales ciudades y un pu?ado de municipios con poblaci¨®n inferior a los 50.000 habitantes, los gallegos no pagan suficientes tributos a sus ayuntamientos. La paradoja es que los gallegos no defraudan m¨¢s que la media en el caso de impuestos estatales o auton¨®micos, y que la normativa fiscal es pr¨¢cticamente la misma aqu¨ª que en el resto de Espa?a. El rechazo diferencial a los tributos se circunscribe al espacio local.
El mejor alcalde resulta el m¨¢s 'conseguidor', el que logra m¨¢s ayudas p¨²blicas e inversiones
Los tres interrogantes a responder conciernen a las causas de esta abstinencia fiscal, sus consecuencias, y las posibles soluciones.
Las causas se sit¨²an en dos niveles. Uno, m¨¢s profundo, de naturaleza pol¨ªtica. El intercambio habitual en otros territorios entre impuestos y votos, de un lado, y servicios, de otro, es sustituido en Galicia por operaciones en las que favores (asfaltado de pistas, puntos de luz, contratos laborales...) y laxitudes legales discriminatorias (en materia urban¨ªstica, por ejemplo) ganan espacio a exacciones fiscales y bienes p¨²blicos. Probablemente, esta realidad deber¨ªan investigarla con mayor intensidad polit¨®logos y soci¨®logos.
En un plano m¨¢s superficial e inmediato, la abstinencia fiscal tiene que ver con que los municipios se hallan atrapados en una suerte de equilibrio de Nash, en la terminolog¨ªa de la Teor¨ªa de Juegos. En s¨ªntesis, el problema es que un gobierno local que unilateralmente pretenda subir impuestos va a encontrarse, muy probablemente, con un vigoroso rechazo social.
La revuelta fiscal en A Estrada hace un par de a?os es un buen ejemplo. Los alcaldes, temerosos de que normalizar sus tributos cuando los municipios del entorno mantienen bajos los tipos impositivos les cueste el cargo, renuncian a converger fiscalmente con el resto de Espa?a y se convierten en peticionarios cr¨®nicos en diputaciones y conseller¨ªas.
El mejor alcalde resulta ser el que consigue m¨¢s inversiones y subvenciones para el pueblo, el mejor conseguidor. Por supuesto, esos dineros de m¨¢s en ese municipio suponen menos recursos para servicios auton¨®micos como la sanidad o la educaci¨®n; y dejan con cara de tonto a los vecinos del pueblo de al lado que deben pagar por lo que otros consiguen gratis. La cosa ha llegado hasta el punto de que muchos responsables locales lo declaran sin rubor.
Y aqu¨ª aparecen las consecuencias: gobiernos locales d¨¦biles y menesterosos; abono para relaciones clientelares; servicios p¨²blicos locales deficientes; incapacidad para contar con recursos humanos apropiados para la gesti¨®n de materias complejas como el urbanismo, la fiscalidad o el medio ambiente. ?Qu¨¦ sentido tiene ponerse a discutir sobre la descentralizaci¨®n de nuevas competencias cuando a duras penas se puede con las actuales?
Por todo lo anterior, creo que es urgente incrementar de forma significativa los recursos en manos de los ayuntamientos. Y hacerlo de la mejor forma: elevando los tributos locales: impuestos y tasas. Mi propuesta es ayudar a los alcaldes, haciendo que el esfuerzo fiscal de un ayuntamiento se convierta, al menos de forma transitoria, en una variable fundamental en el reparto de transferencias regladas y en la propia probabilidad de firma de convenios con la Xunta.
El alcalde debe poder explicar a sus ciudadanos que cada euro m¨¢s de tributos locales va a suponer un aumento de los apoyos financieros auton¨®micos. Probablemente no se trate de transferir un volumen global de recursos superior, sino de reasignarlo dando preferencia a quien opte por esforzarse y converger hacia unos m¨ªnimos razonables. Est¨¢ndares que Xunta y Fegamp deber¨ªan negociar bilateralmente. Unos municipios m¨¢s ricos ser¨¢n unos municipios m¨¢s fuertes, generadores de mayor capital social, y mejores prestadores de servicios locales.
http://webs.uvigo.es/slagop
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