Holanda mira con miedo al r¨ªo
El pa¨ªs que gan¨® su espacio al mar teme ahora un desbordamiento fluvial
Despu¨¦s de siglos de desecar terrenos para formar p¨®lderes -zonas pantanosas ganadas al mar y dedicadas despu¨¦s al cultivo- y de protegerse de las inundaciones construyendo diques, el cambio de clima ha obligado a Holanda a replantearse su tradicional lucha contra los elementos. Con m¨¢s de la mitad de su territorio situado bajo el nivel del mar y de los r¨ªos, un 60% de la poblaci¨®n vive concentrada al oeste del pa¨ªs, una zona habitable gracias al f¨¦rreo control del agua. La nueva pol¨ªtica medioambiental trata de "devolver a ¨¦sta su sitio y no mermar la b¨²squeda de espacio urbanizable". En la pr¨¢ctica, ello supone protegerse de posibles crecidas del Rin, uno de los grandes r¨ªos que atraviesan el delta holand¨¦s, sin descuidar el dise?o de las barreras mar¨ªtimas.
M¨¢s de la mitad de su territorio est¨¢ bajo el nivel del mar y de los r¨ªos
Aunque la lucha contra el mar vaya asociada a la figura de los holandeses, son los r¨ªos los que m¨¢s sorpresas pueden darle a una tierra donde casi 7 de sus 16 millones de habitantes residen en provincias protegidas por estaciones de bombeo que achican el agua sin descanso. Pero el progresivo calentamiento de la tierra ya empieza a notarse en los r¨ªos, que aumentan su volumen y fuerzan el replanteamiento de su gesti¨®n para evitar avenidas. "Si el deshielo polar se consolida y hay m¨¢s lluvias, habr¨¢ que dejarle mayor espacio a los r¨ªos", se?ala Dano Roelvink, catedr¨¢tico de ingenier¨ªa costera y desarrollo portuario del Instituto para la Educaci¨®n del Agua de la UNESCO, con sede en la ciudad holandesa de Delft. "Una forma de control fluvial consiste en rebajar el lecho en algunos tramos para que el cauce pueda transportar m¨¢s agua. O bien ampliarlo, a base de devolverle las partes que quedan secas en verano y se dedican hoy al pasto", a?ade.
El volumen de agua del Rin var¨ªa seg¨²n la estaci¨®n. Puede llevar, por ejemplo, 6.000 metros c¨²bicos por segundo en invierno y 500 metros c¨²bicos por segundo en verano. En un caso agudo, presentado por las actuales pol¨ªticas de contenci¨®n como remoto, podr¨ªa ascender a 12.000 metros c¨²bicos por segundo. "Es la eventualidad de la que te tienes que proteger aunque sea hipot¨¦tica", apunta el mismo experto. S¨ª empieza a verse que los inviernos son m¨¢s suaves, los veranos m¨¢s calurosos y hay tormentas con mucha lluvia en poco tiempo. Teniendo en cuenta que la mitad del territorio est¨¢ sumergido y ha sido desecado para habitarlo, y que hay partes en las que el suelo se hunde poco a poco, elevar la altura de los diques supone un trabajo muy delicado. "Hay que reubicar el agua. Podemos crear lagos el lugar de p¨®lderes. O bien modificar la forma de urbanizarlos en las zonas fluviales. Tambi¨¦n puede ponerse m¨¢s arena de la usual para alejar la orilla del r¨ªo de la l¨ªnea a ras de calle de las nuevas casas que se desee edificar", sugiere Roelvink.
Por otro lado est¨¢ el posible aumento del nivel del mar. El Real Instituto Meteorol¨®gico ha presentado varios "escenarios" posibles. En el primero, cifra entre 15 y 35 cent¨ªmetros la subida hasta 2050. En el a?o 2100, la subida del mar podr¨ªa variar entre 35 y 85 cent¨ªmetros, y, a partir de 2300, oscilar¨ªa entre 1 y 2,5 metros.
Desde la gran inundaci¨®n de 1953, en la que la combinaci¨®n de una marea viva y un temporal con fuerza de hurac¨¢n ahogara a 1.800 personas y anegara 150.000 hect¨¢reas de terreno, el Plan Delta ha dominado la lucha contra el mar. Compuesto de dos barreras principales, la primera (Maeslant) cierra el acceso al puerto de R¨®tterdam con dos compuertas gigantes a ambos lados de un canal de 360 metros de ancho. La otra (Oosterscheldekering) guarda la costa de Zelanda, situada al suroeste y escenario de la tragedia de hace medio siglo. "Las olas de 1953 eran de casi 4 metros. Si en un futuro pr¨®ximo hubiera un hurac¨¢n con olas de 6 o 7 metros y se rompiera un dique ser¨ªa terrible. Pero, de nuevo, se trata de posibilidades remotas. Aunque deben contar para las previsiones", concluye el experto de la Unesco.
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