Lecturas en verde
Los expertos afirman que 2007 ha sido el a?o de la concienciaci¨®n. Ahora quieren que el que viene sea el de la movilizaci¨®n para frenar el cambio clim¨¢tico. El ¨¦xito de Al Gore ha logrado agitar las conciencias y ha impulsado un aluvi¨®n de t¨ªtulos sostenibles.
El calentamiento terrestre ha dejado de ser la preocupaci¨®n de unos pocos para convertirse en la de muchos. Lo demuestran las encuestas, su fuerte presencia en los programas electorales, la creciente asistencia a las charlas informativas y el auge en la publicaci¨®n de obras en Espa?a. No son los quince vol¨²menes mensuales que se editan en el Reino Unido, pero s¨ª una sucesi¨®n continua de t¨ªtulos. Una lista con muchas traducciones, pero a las que cada vez se a?aden m¨¢s de procedencia nacional. La comunidad cient¨ªfica espa?ola, consciente del problema, ha decidido abrir el espectro y explicar el fen¨®meno a todos los p¨²blicos. Primero fueron los sellos modestos, les siguieron algunos grandes, y otros, que a¨²n no se han estrenado, pretenden hacerlo en pr¨®ximas fechas. Ya no son s¨®lo libros de contenido riguroso en ediciones sencillas, sino cuidados vol¨²menes con gran despliegue gr¨¢fico, y en muchas ocasiones -hay que cundir con el ejemplo- con un papel reciclado o certificada su tala en un bosque bien gestionado. Crece la sensibilizaci¨®n y pretende ser el regalo estrella de estas navidades.
"En Valencia, el otro d¨ªa, un conferenciante del IPCC (Panel Intergubernamental sobre Cambio Clim¨¢tico de Naciones Unidas) dijo que 2007 ha sido el a?o de la concienciaci¨®n, y ten¨ªa raz¨®n", razona Seraf¨ªn Senosi¨¢in, director de la editorial pamplonesa Laetoli. "Cuando en la primavera de 2006 nosotros publicamos El calentamiento global, de Spencer Weart, nos miraban como unos chiflados. Y en pocos meses el tema se ha puesto sobre la mesa. No s¨®lo por Al Gore. El Informe Stern -un encargo del Gobierno brit¨¢nico a un economista-, que ahora saca Paid¨®s, tambi¨¦n ha tenido una relevancia que antes no habr¨ªa tenido. No exist¨ªa inter¨¦s. Y yo pensaba: ?vivimos en otro planeta o qu¨¦? Le d¨¢bamos vueltas a temas de cuarta fila cuando el calentamiento es primordial. Ahora hay revistas que han reactivado nuestro libro, pero yo sigo entrando en las librer¨ªas y viendo m¨¢s informaci¨®n sobre los secretos de El c¨®digo da Vinci que sobre el cambio clim¨¢tico".
La apuesta de la pionera Laetoli es fuerte -Ecocidio. Breve historia de la extinci¨®n en masa de las especies, de Franz J. Broswimmer; El fetiche del crecimiento, de Clive Hamilton, y Homenaje a Gaia, de James Lovelock, est¨¢n a la venta- y se afanan en traducir Un elefante en una cacharrer¨ªa, del ec¨®logo franc¨¦s Roger Bardault. Junto a la humilde Laetoli, la mastod¨®ntica Planeta le hace un hueco a La venganza de la Tierra, de James Lovelock, y Taurus a El clima est¨¢ en nuestras manos, del paleont¨®logo australiano Tim Flannery, una edici¨®n concisa del best seller internacional La amenaza del cambio clim¨¢tico, que se promociona como "todo lo que debe saber en dos horas de lectura".
El bi¨®logo Miguel Delibes de Castro coincide con Senosi¨¢in -"est¨¢ habiendo concienciaci¨®n y ahora lo que hace falta es movilizaci¨®n"-, pero no as¨ª el f¨ªsico y periodista Manuel Toharia: "Los libros tienen efecto medi¨¢tico, pero luego son pocos los que los compran y menos los que los leen. La concienciaci¨®n se demuestra con hechos y, por lo que veo, nadie hace nada. Se siguen encendiendo m¨¢s bombillas de las que se necesitan, nos compramos coches car¨ªsimos que contaminan mucho, hay un consumo enloquecido en las navidades...".
La movilizaci¨®n, guste o no, parece estar en manos del mago Gore, tildado de showman mesi¨¢nico pero, al fin y al cabo, el ¨²nico capaz de calar en las conciencias de una gran parte de la poblaci¨®n con su documental y libro Una verdad inc¨®moda (Gedisa). "Nos enteramos de que se iba a publicar el libro en Estados Unidos y nos pusimos en contacto", cuenta el due?o de la editorial, Alfredo Landman. "La negociaci¨®n fue larga y compleja, siempre con agentes ingleses. Nunca conocimos a quienes realmente estaban detr¨¢s". Y lo consiguieron. En Espa?a se han vendido 30.000 ejemplares -con peque?os repuntes de ventas tras el Premio Pr¨ªncipe de Asturias de Cooperaci¨®n Internacional y el Nobel de la Paz- y la intenci¨®n es que pase a ser un libro de fondo. "Hubo sinton¨ªa entre los libreros para apoyar el libro. Lo sintieron como una responsabilidad social conjunta, sintieron que ten¨ªan que participar de una forma positiva", agradece Landman.
En febrero de 2008, la editorial Gedisa editar¨¢ Una verdad inc¨®moda para j¨®venes. "Una versi¨®n m¨¢s econ¨®mica para ni?os de secundaria, con menos p¨¢ginas, un lenguaje m¨¢s divulgativo, con nuevos mapas y que elimina los elementos personales", adelanta Landman. Lo que, previsiblemente, en la pr¨¢ctica, ser¨¢ un adi¨®s a las fotos de Al Gore junto a su amada esposa y compa?era Tippe en una barca por el r¨ªo Caney Fork en 1973 o la de su hijo ingresado en el hospital en 1989. Adem¨¢s, el 22 de abril, coincidiendo con el D¨ªa Mundial de la Tierra, saldr¨¢ al mercado en Estados Unidos su nuevo libro, que en oto?o llegar¨¢ a Espa?a bajo un t¨ªtulo que podr¨ªa ser El camino a la supervivencia. Su editor estadounidense, Rodale Books, anunci¨® recientemente a los medios locales que en esta secuela Gore propondr¨¢ "valientes ideas para que una nueva generaci¨®n haga frente con fuerza moral a los problemas m¨¢s dif¨ªciles".
Si uno ve en la televisi¨®n que en Rusia los osos no han podido hibernar porque no han bajado las temperaturas y al rato en la radio oye que se puede interrumpir la corriente del golfo, se angustia. Quiere soluciones a la voz de ya, pero no es tan simple. Los cient¨ªficos pueden ofrecer en sus libros y charlas consejos para actuar -se dice que en meses se puede llegar a disminuir las emisiones de gases contaminantes un 70% sin gran sacrificio-, pero otra cosa son las predicciones sobre lo que va a pasar. No hay una certeza absoluta, y entonces es terreno abonado para el predicamento de Al Gore. Un hombre que siente tener "una misi¨®n" -"a No¨¦ se le dijo que salvase las especies vivas, y hoy sigue siendo nuestra obligaci¨®n", dijo en Barcelona-, que presenta un discurso sin fisuras ideol¨®gicas y, adem¨¢s, con una puesta en escena espectacular en la que s¨®lo faltan los fuegos artificiales.
"Gore ha sido capaz de concienciar a la gente, a los partidos pol¨ªticos y a las empresas y, aunque nosotros hagamos chistes de que sea tan teatral, tan histri¨®nico, lo que est¨¢ claro es que es el ¨²nico capaz de hacerlo. Nosotros, con m¨¦todos m¨¢s blandos, con mensajes m¨¢s suaves, no llegamos", confiesa Delibes de Castro, ex director de la Estaci¨®n Biol¨®gica de Do?ana y divulgador incansable: unas sesenta charlas y mesas redondas anuales por todo el pa¨ªs. "Parece una religi¨®n eso de llevar la verdad a todas partes, pero me alegr¨¦ de que al ap¨®stol Gore le hayan dado el Nobel de la Paz. Hay gente que dice que s¨®lo le faltan las animadoras de un partido de baloncesto, pero hay que reconocerle el trabajo". Toharia no le quita m¨¦rito, pero no se congratula de la concesi¨®n del galard¨®n. Gore es un millonario que viaja en avi¨®n privado y que ha sido vicepresidente de Estados Unidos, que no es precisamente el pa¨ªs m¨¢s pac¨ªfico del mundo. Gore y su mujer han donado todos los beneficios del libro y del documental a una fundaci¨®n que lucha por la sensibilizaci¨®n ecol¨®gica en su pa¨ªs, el reino del consumismo desaforado.
"A los cient¨ªficos nos da un poco de verg¨¹enza hablar de verdades absolutas y la sociedad pide certidumbres", afirma Delibes de Castro, autor de La tierra herida; "por eso les gusta Gore. Hay cosas que no se pueden demostrar, pero no por eso no son verdad. No se puede evidenciar que los osos polares se ahogan por el deshielo o que el hurac¨¢n Katrina est¨¦ ligado al calentamiento del mar. No hay una causa efecto, es m¨¢s complicado que eso. Se unen muchas cosas". A Toharia, que asiste a unos cien encuentros con p¨²blico al a?o, este "irse por las ramas" le ha tra¨ªdo m¨¢s de una pol¨¦mica. "Una cosa es lo que se sabe y otra lo que se teme. Se confunde lo que es real con lo que se predice. Es irracional, con los datos que tenemos, pensar que se va a fundir la Ant¨¢rtida. Los hielos continentales se mantienen y lo que disminuye son los glaciares de monta?a, que en comparaci¨®n no contienen casi agua". Un razonamiento que desarrolla en El clima, calentamiento global y futuro del planeta (Debate), un libro que logra apartarse del alarmismo generalizado. "El futuro no es tan sombr¨ªo como algunos quieren hacernos creer", dice en sus p¨¢ginas. Aunque no por eso deja de pedir el freno a la contaminaci¨®n por emisi¨®n de di¨®xido de carbono, la superpoblaci¨®n y el derroche energ¨¦tico. "Pero, claro, ?qui¨¦n va a decirle a China que no queme el tercio de las reservas mundiales de carb¨®n para desarrollarse?", se plantea.
En las predicciones que detesta Toharia se mete de lleno Alan Weisman en El mundo sin nosotros (Debate). El periodista estadounidense se planea c¨®mo evolucionar¨ªa la Tierra sin nuestra presencia, c¨®mo se hundir¨ªan las ciudades, cu¨¢nto tiempo pasar¨ªa para que las selvas se reforestasen y la sabana africana se repoblase.
"El otro d¨ªa, en Madrid, Ram¨®n Fern¨¢ndez Dur¨¢n (ingeniero de Caminos y urbanista) dec¨ªa que no vamos a poder quemar tanto combustible como dice Gore porque no lo hay. Que en 25 a?os habr¨¢ problemas energ¨¦ticos pero no de calentamiento. ?Y qu¨¦ haces? ?Lo dices a la poblaci¨®n?", se pregunta Delibes de Castro. "Es mejor que los gobernantes se conciencien y hagan algo. Si introduces la duda, la gente se desmoviliza", contin¨²a. Tambi¨¦n habla mucho con Toharia de la labor pregonera de ambos. Cada vez acude m¨¢s gente a sus conferencias, pero tambi¨¦n es gente m¨¢s le¨ªda e informada. "Van a que les reafirmes lo que ya saben y lo que en realidad se necesita es llegar a otros p¨²blicos", piensa Toharia. "Son esc¨¦pticos que piensan que nada se puede arreglar y en cuanto alguien discrepa, se monta", a?ade Delibes.
La antrop¨®loga Beatriz Santamarina, autora de Ecolog¨ªa y poder: el discurso medioambiental como mercanc¨ªa (Los Libros de la Catarata), hace autocr¨ªtica: "Es curioso que alguien que viene de la pol¨ªtica como Gore venda el cambio clim¨¢tico. La comunidad cient¨ªfica deber¨ªa hacer lo mismo, tal vez en libros con menos datos y paranoias mentales. Estar m¨¢s cerca de la gente, abanderar la causa". Reconoce que su trabajo, parte de su tesis doctoral, es para iniciados.
"Es una estupidez decir que los autores se han preocupado siempre por el medioambiente. Reflexionaban sobre el medio, pero no como algo conflictivo. Eso es nuevo. Con la revoluci¨®n industrial empez¨® a inquietarse un grupo elitista, luego hubo un best seller en los sesenta, Primavera silenciosa, y ahora empieza a ser una intranquilidad general", afirma Santamarina. Este superventas de Rachel Carson fue reeditado por Cr¨ªtica en 2005, y esta temporada Destino ofrece en su cat¨¢logo El mar que nos rodea, del que se han vendido dos millones de ejemplares en ingl¨¦s. El reclamo de Al Gore es infalible y los editores lo saben. "Rachel Carson fue una de las razones por las que me volv¨ª tan consciente del medioambiente", reza en una faja roja que decora el volumen.
En los a?os setenta naci¨® Greenpeace. "En esos primeros pasos del movimiento ecologista hab¨ªa que ser muy catastrofista para que te hiciesen caso. Era hablar de algo que nadie conoc¨ªa. Y ahora se ha madurado mucho y, aunque a veces hay alarmismo, se presentan soluciones", sostiene Asensio Rodr¨ªguez, director de comunicaci¨®n y desarrollo de esta ONG. Eudald Carbonell, director del Instituto Catal¨¢n de Paleoecolog¨ªa Humana y Evoluci¨®n Social, se suma a la alarma en El naixement d'una nova conciencia (Ara Llibres). Habla de una "crisis social sin precedentes" que va a provocar la desaparici¨®n del 50% de la especie humana en este siglo.
Greenpeace, que tiene en Espa?a 100.000 socios y 200.000 voluntarios, no busca financiaci¨®n con literatura ecol¨®gica, pero ha detectado un mayor inter¨¦s. "Tenemos m¨¢s propuestas para colaborar en el contenido de libros y nos llaman de ayuntamientos, centros culturales o asociaciones para pedirnos que demos una charla o para montar una exposici¨®n. A nosotros la v¨ªa para sensibilizar nos da igual. Un libro es m¨¢s fr¨ªo que una charla y no permite la interacci¨®n, pero lleva a la reflexi¨®n, permite ordenar las ideas en la mente", prosigue Asensio Rodr¨ªguez. Ediciones Urano pidi¨® asesoramiento a Greenpeace para la publicaci¨®n de Planeta frito, de Sergio Bulat Barreiro. La gu¨ªa aconseja c¨®mo actuar -alimentaci¨®n, vestimenta, jardiner¨ªa, hogar, transporte...- para mejorar las condiciones ambientales.
En la l¨ªnea de Planeta frito, el pr¨®ximo trimestre Landman lanzar¨¢ un nuevo sello, Natur, que tendr¨¢ como referente las palabras de Al Gore: "Una situaci¨®n de crisis es una oportunidad de cambio". Para el editor, "es un momento para cambiar de estilo de vida y de valores. De plantearnos c¨®mo nos desplazamos o c¨®mo nos comportamos". La editorial se estrenar¨¢ con la recuperaci¨®n de textos hist¨®ricos, con un manual educativo para llevar una vida sostenible u otro para crear huertos familiares y escolares. Y no son los ¨²nicos.
Es hora de que los investigadores divulguen, pero si al rigor cient¨ªfico hay que sumarle que el primo de Rajoy dice una cosa -aunque luego este ¨²ltimo rectificara- y Eudald Carbonell otra, los concienciados se desorientan y la movilizaci¨®n corre el riesgo de no empezar nunca.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.