Un sublime marchante en escultura: Diego Vel¨¢zquez
La Academia expone los frutos de su segundo viaje a Italia
A su cualidad de pintor universal Diego Vel¨¢zquez puede a?adir la de su sabidur¨ªa en el arte escult¨®rico, m¨¢s la condici¨®n de agente art¨ªstico y diplom¨¢tico de admirable desenvoltura. As¨ª lo pueden comprobar hasta el mes de febrero los visitantes que acudan a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en la calle de Alcal¨¢, 13. Su planta baja alberga una exposici¨®n de documentadas esculturas cl¨¢sicas, adquiridas durante el segundo viaje del artista sevillano a Italia, por cuenta del Rey de Espa?a Felipe IV, desde el fin de 1648, en que parti¨® de Madrid, hasta agosto de 1651, fecha de regreso a Barcelona. Comisariada por Jos¨¦ Mar¨ªa Luz¨®n y su equipo, la exposici¨®n fue inaugurada ayer por C¨¦sar Antonio Molina, ministro de Cultura.
No hay precedente de un evento que ilumine en tan gran medida una faceta de la vida del artista sobre la que se proyectaban, a¨²n, sombras de desmemoria o ignorancia. Hasta Italia se hab¨ªa desplazado el, desde 1642, flamante superintendente regio Diego Vel¨¢zquez, con la encomienda del monarca de allegar arte suntuario para la Corte de Madrid, alojada entonces en el a?oso Alc¨¢zar de los Austrias, donde hoy est¨¢ el Palacio Real.
En menos de dos a?os Vel¨¢zquez recorri¨® la Pen¨ªnsula it¨¢lica; pese a su envidiable talento evitador de celos de otros artistas, trab¨® relaci¨®n con escultores, fundidores, formadores, broncistas; am¨¦n de diplom¨¢ticos, burgueses, nobles, cardenales y un Papa muy feo, Inocencio X, de la familia Pamphili, al que adem¨¢s retrat¨® en inmortal lienzo; mantuvo tambi¨¦n discretos amor¨ªos con una dama de la que tuvo un Anto?ito, muerto prematuramente a los nueve a?os; y, con todo, trajo a Espa?a casi un centenar de piezas de estatuaria cl¨¢sica y renacentista, para decorar las salas Ochavada y de los Espejos del viejo palacio.
"Hoy ser¨ªa casi imposible hacer tantas cosas y tan bien hechas como las que hizo entonces en Italia", explica Jos¨¦ Mar¨ªa Luz¨®n con una sonrisa. El acad¨¦mico ha resta?ado las heridas que sobre las estatuas tra¨ªdas por Vel¨¢zquez causaron el fuego, primero, con el incendio del alc¨¢zar en 1734, y la ignorancia despu¨¦s, por la p¨¦rdida de las claves para interpretar su val¨ªa.
Porque Vel¨¢zquez, con fin¨ªsima mirada, se adentr¨® en las villas de los M¨¦dici, Borghese, Farnesio y Ludovisi; convers¨® con las grandes familias prohispanas de Venecia, M¨®dena, N¨¢poles y Roma y fue autorizado por ellas a copiar en yeso o fundir en bronce los mejores tesoros escult¨®ricos que el Renacimiento hab¨ªa rescatado de las ruinas y guiado hasta sus jardines y quintas. Con la ayuda del agente Juan de C¨®rdoba y el amparo de embajadores como el conde de O?ate, en N¨¢poles, y del marqu¨¦s de Fuentes, en Venecia, Vel¨¢zquez consigui¨® para Madrid un duplicado cabal del mejor arte de Grecia y de Roma interpretado por los cinceladores renacentistas y lo trajo aqu¨ª con la diligencia de su serena personalidad. Con tal arte naci¨® la Real Academia de San Fernando en 1744 y de su belleza bebieron sus promociones, aunque de las 35 grandes piezas allegadas por Vel¨¢zquez, ¨ªntegramente s¨®lo quedan 13, dispersas por el Prado, el Palacio Real y la propia Academia, que ahora las ha reunido.
Madrile?os y forasteros pueden ahora apreciar el gusto exquisito del pintor de los pintores no en dos, sino en tres dimensiones: en estatuas cicl¨®peas, como el H¨¦rcules y la Flora Farnese, que jalonan con majestuoso porte la propia entrada a la Academia tras una restauraci¨®n in situ premiada por su bella hechura; en Sileno, Ni¨®bide corriendo, el Hermafrodita... yesos o bronces fundidos en 1651, por Matteo Bonucelli o Cesare Sebastiani, muestran la espl¨¦ndida selecci¨®n. Dada la delicadeza de su gesti¨®n, nada impide conjeturar con base que su misi¨®n sirvi¨® para prolongar la hegemon¨ªa a¨²lica hispana en Italia. Y ello sin litigar con nadie, m¨¢s bien tendiendo amistosos puentes.
Vel¨¢zquez, esculturas para el Alc¨¢zar. Martes a viernes, de 9.00 a 19.00. S¨¢bados, matutino y vespertino. Lunes y festivos hasta 14.30. Alcal¨¢, 13.
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