Reservas casi voluntarios
San Rom¨¢n y Mel¨¦ndez, a la sombra de Madinabeitia y Zubizarreta, simbolizan la imagen t¨ªpica del guardameta suplente
Miguel San Rom¨¢n (Mombuey, Zamora; 1938) estuvo 11 a?os en el Atl¨¦tico (diez en el primer equipo). En 1970 colg¨® los guantes con poquitos partidos en la estad¨ªstica. Hoy, entrenador del equipo de veteranos, ex empresario de boxeo, regente y ex regente de pubs y tablaos, se siente algo as¨ª como "el bien pagao": "He estado en el club que so?aba estar durante 11 a?os. He compartido vestuario con Escudero, Peir¨®, Griffa, Vav¨¢, Luis... Y, encima, cuando me fui, me hicieron un homenaje en el Calder¨®n. Ha sido la gran suerte de mi vida".
San Rom¨¢n, que durante 11 a?os sali¨® en los cromos de la Liga, casi nunca sal¨ªa al campo de juego. Es uno de los muchos ejemplos de porteros que se resignaron a un papel secundario.
Grandes porteros taponaron eternos suplentes. La presencia sobrecogedora de Iribar anul¨® a Deusto y Zaldua en el Athletic. El primero tuvo que irse al M¨¢laga y lleg¨® a ser internacional. El segundo ha triunfado m¨¢s en los fogones que bajo los tres palos. Arconada, otro ilustre, tambi¨¦n envi¨® al exilio a Elduayen y Gonz¨¢lez, que luego pas¨® a la historia en el Deportivo por detener el famoso penalti a Djukic que dej¨® sin Liga al Valencia en Riazor.
A San Rom¨¢n le taponaron varios porteros, entre ellos el argentino Madinabeitia, curiosamente su gran amigo. "El vasco [por su ascendencia] ha sido mi amigo del alma. Hasta viv¨ªamos en el mismo bloque de pisos y nos ve¨ªamos tanto individual como familiarmente". Lo que siempre niega es que se acostumbrara tanto a no jugar que acabase perdiendo la ilusi¨®n por hacerlo. "Eso nunca, pero tampoco he querido aprovecharme de situaciones adversas de mis competidores. Recuerdo que una vez la gente se empez¨® a meter con ¨¦l pidiendo un cambio en la porter¨ªa y yo dije que era injusto, que era un gran portero y que ten¨ªa que seguir".
La vocaci¨®n de servicio se impon¨ªa al ansia de triunfo. Carlos Mel¨¦ndez (Bilbao, 1957) jug¨® 13 partidos en siete temporadas en el Athletic antes de irse al Espanyol con dos Ligas, una Copa y una Supercopa en el bolsillo. En Barcelona encaden¨® su mejor momento cuando disput¨® en la temporada 1989-90 como titular toda la segunda vuelta, concluida con el ascenso a la Primera Divisi¨®n. "Al principio, manda la ilusi¨®n. Luego, prevalece lo colectivo", afirma Mel¨¦ndez, que ahora entrena a los porteros en Lezama. "Si no tienes claro que manda lo colectivo; que, juegues o no juegues, tienes que seguir trabajando igual; que tu vida es la de un profesional, duras dos a?os. Y debes marcharte". Mel¨¦ndez, eterno suplente de Zubizarreta primero y de N'Kono despu¨¦s, quiso irse al Zaragoza, que reclam¨® sus servicios, pero no pudo pagar lo reclamado por el Athletic. "Entonces", recuerda, "tampoco hab¨ªa mucha alternancia en la porter¨ªa ni los clubes cambiaban f¨¢cilmente de porteros. Igual es que hab¨ªa menos intermediarios...".
San Rom¨¢n recuerda que s¨®lo una vez le toc¨® saltar al campo por lesi¨®n del titular: "Fue en San Mam¨¦s, con fr¨ªo y nieve, yendo l¨ªderes, tras un viaje infernal. Se lesion¨® Rodri y tuvo que sustituirle. Perdimos por 5-0".
El banquillo caliente de los entrenadores resultaba fr¨ªo para muchos porteros que tuvieron que acostumbrarse a un papel testimonial. San Rom¨¢n, el pechuga como le llamaba Griffa por su pecho prominente, se fue feliz. "Adem¨¢s, yo sal¨ªa en los cromos y durante a?os el m¨ªo fue uno de los m¨¢s dif¨ªciles".
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