De la laringe hasta el universo
Sesenta voces de 20 nacionalidades componen el Coro Gospel de Madrid
Sus voces chocan, chispean, desembocan en un torrente de energ¨ªa que suele poner los pelos de punta a quien los escucha. El Coro Gospel de Madrid podr¨ªa ser una central el¨¦ctrica, sus 60 voces y ocho m¨²sicos generan tal cantidad de adrenalina que, despu¨¦s de sus conciertos, decenas de personas se acercan para sumarse al grupo. As¨ª ha llegado la mayor¨ªa de sus integrantes. Desde el subsahariano que acaba de acceder a la ciudad, hasta el ejecutivo que ha logrado olvidar el estr¨¦s. El coro se ha convertido en un cruce de caminos de m¨¢s de veinte nacionalidades, de historias cargadas de nervios y fibra.
"Es un lugar de encuentro y de terapia. Gospel significa evangelio. Es una experiencia afroamericana que naci¨® del dolor de la esclavitud. Una forma de expresar la fe, pero cantando", comenta Nancy Roncesvalles, de 54 a?os, directora del grupo. Ella es del sur de Estados Unidos, de Virginia, del territorio donde creci¨® el gospel. Aunque lleva m¨¢s de 25 a?os en Espa?a todav¨ªa se conmueve al recordar las voces rasgadas y espirituales que escuchaba en su juventud. Esa frecuencia la ha vuelto a sintonizar en Madrid.
Se trata del m¨¢s plural de los grupos corales madrile?os
El Coro Gospel de Madrid es el m¨¢s grande y multi¨¦tnico de los tres que hay en la ciudad. Cada una de sus voces est¨¢ conectada a un manojo de emociones que estallan en el escenario.
Vistos de frente, con sus t¨²nicas violetas, s¨®lo hay que detenerse en la esmaltada sonrisa del camerun¨¦s Ren¨¦ Massog, de 26 a?os. Detr¨¢s de ella hay miles de kil¨®metros de traves¨ªas por desiertos y monta?as que terminan en la valla de Ceuta. "Ten¨ªa que saltarla. No pod¨ªa regresar. Yo era la ¨²nica esperanza para mis hermanos peque?os", recuerda. Su mejor amigo, el que le anim¨® a salir, muri¨® en el desierto. Ren¨¦ ahora trabaja en la construcci¨®n. A su lado, en el coro, suele estar el madrile?o Samuel Su¨¢rez, de 52 a?os, ejecutivo de la Twenty Century Fox. Antes de cantar hablan, sobre todo de f¨²tbol. "Tengo hermanos que emigraron de Espa?a para buscar las oportunidades que no ten¨ªan aqu¨ª. La inmigraci¨®n me parece enriquecedora. En el coro nos complementamos, compartimos nuestro tiempo y nuestras vidas", comenta el madrile?o. Quiz¨¢s por ello se ayudan. "Hay personas de diferentes pa¨ªses, situaciones econ¨®micas muy distintas y lo que hacemos es echarnos una mano", explica la contable chilena Mar¨ªa Elena Y¨¢nez, de 48 a?os. Las ganancias de las 12 o 14 presentaciones que el coro tiene durante el a?o se destinan a obras de beneficencia. "Todos somos voluntarios. La mayor¨ªa somos protestantes y cantamos porque es una expresi¨®n de lo que creemos", dice Nancy.
As¨ª de arropado se sinti¨® el andaluz Miguel Torres, de 80 a?os, cuando el grupo fue a dar un concierto a ?beda. All¨ª estuvo encarcelado despu¨¦s de la Guerra Civil. "Estaba con mi familia y unos vecinos leyendo el Nuevo Testamento cuando lleg¨® la Guardia Civil. En la celda nos pusimos a cantar. Estuve 20 d¨ªas encerrado". Los d¨ªas de concierto, su voz electriz¨® a sus compa?eros.
http//www.corogospeldemadrid.com
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