Una modesta defensa del CD
Cuando se supo que Radiohead pon¨ªa en Internet su In rainbows, a cambio de la voluntad, los apocal¨ªpticos se lanzaron a estruendosas jornadas de berrea. Los apocal¨ªpticos, tan drama queens, se deleitan con los escenarios catastr¨®ficos y aqu¨ª ten¨ªan tres por el mismo precio: el fin del CD, la desaparici¨®n de las tiendas de discos, el hundimiento de las discogr¨¢ficas.
Cuando hay ansias de berrear, da lo mismo que la realidad vaya por otros rumbos. Radiohead no pretend¨ªa romper con el negocio musical: simplemente, no alcanz¨® un acuerdo con su disquera de toda la vida, EMI. Para renovar contrato, el grupo de Oxford exig¨ªa -aparte de unos millones- recuperar la propiedad de los masters de sus antiguas grabaciones. Se trata de una petici¨®n moralmente justa y relativamente habitual: muchos artistas se han hecho con el control de sus grabaciones antiguas en coyunturas similares. Pero EMI ten¨ªa las manos atadas: depende de Terra Firma, fondo de inversiones que no puede ceder en lo que es su gran activo, el fondo de cat¨¢logo, indispensable para revender en el futuro la compa?¨ªa. Aparte, la petici¨®n de Radiohead pod¨ªa (?y deber¨ªa!) ser imitada.
Al igual que cualquiera no cegado por el odio visceral contra las discogr¨¢ficas, Radiohead asume que existe un ampl¨ªsimo mercado para los discos. Por razones elementales y por motivos intangibles. Primero, el sonido de un CD es superior al que se consigue bajando m¨²sica desde la Red. Segundo, resulta m¨¢s atractivo un CD -y no hablemos de un elep¨¦- con su cuidado envoltorio que un disco casero o un MP3. Tercero, si todo el mundo se ha descargado In rainbows, la se?al de distinci¨®n, la marca del verdadero fan, consiste en poseer la edici¨®n oficial (y m¨¢s si tiene material extra). Cuarto, grandes masas de seres humanos tienen fobia a la tecnolog¨ªa y prefieren comprar discos de f¨¢brica en tiendas. Los ciberprofetas, y dem¨¢s propagandistas de para¨ªsos digitales, siguen ignorando el mundo real y sus habitantes.
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