Correos dejar¨¢ de repartir cartas puerta a puerta en zonas del rural
Vecinos de ¨¢reas dispersas y aisladas deber¨¢n desplazarse a un buz¨®n comunitario
Las pisadas de los carteros, ¨¦sas que han seguido surcando las pistas embarradas pese a la pertinaz despoblaci¨®n del rural, se borrar¨¢n en muchas aldeas gallegas dentro de unos meses. Un decreto del Ministerio de Fomento permite a Correos suspender la entrega de cartas a domicilio en zonas con baja densidad de habitantes o salpicadas de viviendas aisladas, unos reductos que son la excepci¨®n en Castilla o Andaluc¨ªa, pero una se?a de identidad en la dispersa Galicia.
445.000 gallegos viven en "n¨²cleos diseminados" que quedar¨¢n sin servicio
Los carteros dejar¨¢n de llamar a la puerta de las casas ubicadas en "entornos diseminados" y a m¨¢s de 250 metros de una carretera principal. Los moradores de estas viviendas tendr¨¢n que recoger su correo en un buz¨®n comunitario que se enclavar¨¢ en alg¨²n punto "muy accesible y de paso muy frecuente" acordado con los ayuntamientos y las asociaciones vecinales, explican desde Correos.
La empresa p¨²blica no concreta cu¨¢ntas casas se ver¨¢n afectadas por la medida en Galicia porque, argumenta, todav¨ªa se est¨¢ realizando un trabajo de campo para identificar qu¨¦ zonas re¨²nen las caracter¨ªsticas establecidas en la norma aprobada en abril para retirarles el servicio a domicilio. El censo, sin embargo, ya alerta del fuerte impacto que el decreto tendr¨¢ en el rural: el pa¨ªs concentra la mitad de los 63.613 pueblos y aldeas que hay en Espa?a y son 445.000 los gallegos que viven en "n¨²cleos diseminados" (de menos de 10 viviendas), un tercio del total de espa?oles en esta situaci¨®n.
Repartidores y sindicatos no necesitan el estudio de Correos para temerse lo peor. Seg¨²n Xos¨¦ Blanco, secretario nacional de Correos en la CIG, la medida afectar¨¢ a "casi todo el rural" y dejar¨¢ sin trabajo a unos 400 carteros de pueblo, de los 1.200 que ejercen en el pa¨ªs, mientras que la empresa insiste en que no eliminar¨¢ ning¨²n empleo.
Con el sindicalista coincide Rafael Iglesias, que distribuye la correspondencia en Lal¨ªn (Pontevedra) recorriendo en su furgoneta 70 kil¨®metros al d¨ªa. Este funcionario calcula que la mitad de las aldeas a las que sirve dejar¨¢n de recibir las cartas en las casas. Est¨¢ convencido de que el decreto de Fomento conllevar¨¢ un recorte de plantilla entre el personal laboral de Correos, integrado por la mitad de los 4.400 repartidores de Galicia. El mayor impacto lo sufrir¨¢n las provincias de Ourense y Lugo.
El cartero de Lal¨ªn cree que la norma fue redactada en los despachos del Ministerio de Fomento pensando en las urbanizaciones de Levante, esas residencias, destino de vacaciones, que est¨¢n vac¨ªas la mayor parte del a?o. En Galicia, a?ade, esta "reconversi¨®n" del servicio postal se convertir¨¢ en un "ataque a un hecho diferencial".
La oficina a la que va a trabajar cada d¨ªa Rafael Iglesias es una malla de caminos "en estado lamentable", atascos provocados por reba?os de vacas y casas precedidas de un laberinto. "Nuestro reparto no es como el de Andaluc¨ªa, de cortijo a cortijo", ironiza. En Lugo y Ourense algunos de sus compa?eros llegan a recorrer 200 kil¨®metros diarios para introducir las misivas en los buzones de todos y cada uno de los vecinos de su ¨¢rea. Y como los callejeros del campo no est¨¢n escritos, al cartero no le queda otra que memorizar los nombres y apodos de los parroquianos.
La CIG, que ya ha remitido escritos a los ayuntamientos inform¨¢ndoles de los planes de Correos, sostiene que la supresi¨®n del reparto puerta a puerta es "discriminatorio" para los habitantes de las ¨¢reas rurales y que los buzones comunitarios atentan contra la ley de protecci¨®n de datos porque ponen al alcance de cualquiera los datos personales de los ciudadanos. Correos replica que el dise?o de estos casilleros "garantiza totalmente la intimidad" porque cada dep¨®sito se identificar¨¢ con un n¨²mero y el nombre y direcci¨®n del vecino aparecer¨¢ en un compartimento al que s¨®lo tendr¨¢ acceso el cartero.
El personal de Correos prepara movilizaciones para intentar convencer a Fomento de que la aplicaci¨®n del decreto en Galicia dejar¨¢ a¨²n m¨¢s desatendida a la envejecida poblaci¨®n del rural. Mientras, el cartero de Lal¨ªn se pregunta qu¨¦ pasar¨¢ con do?a Josefa, una anciana de Pardesoa-Maceira que a sus 90 a?os y con la vista agotada precisa ayuda para leer la correspondencia que llega cada d¨ªa a su aislada casa: "No me deja marchar hasta que no le digo cu¨¢nto le van a subir la pensi¨®n".
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