El involuntario favor de la Academia al cortometraje
"Nunca se habl¨® tanto de nosotros", dicen los candidatos
Su intenci¨®n no iba por ah¨ª y, adem¨¢s, no se esperaba la reacci¨®n de un colectivo tan disperso como el de los cortometrajistas. Cuando, a finales del verano pasado, la junta directiva de la Academia de Cine tom¨® la decisi¨®n, sin consultar con nadie, de echar a los cortos de la gala de los Goya y ofrecerles el caramelo de una cena s¨®lo para ellos, no se pod¨ªa imaginar la indignaci¨®n que se avecinaba. Los cortometrajistas rechazaron ese dulce envenenado y se alzaron en armas contra la propuesta de la Academia, sorprendida ante una reacci¨®n tan beligerante.
Los cortometrajistas, con el decidido apoyo de otros sectores de la industria, no estaban dispuestos a consentir ese desprecio. Recogieron firmas y amenazaron incluso con un boicot. Tras varias reuniones con Enrique Urbizu, vicepresidente; Ana Arrieta, directora, y Emilio Pina, miembro de la junta directiva y responsable de la gala, encargados de la negociaci¨®n por parte de la instituci¨®n, los cortometrajistas ganaron el pulso. La Academia ech¨® marcha atr¨¢s y se olvid¨® de esa gran cena y decidi¨® readmitir de nuevo a los cortos en la gala de los Goya.
"Nuestro ¨²nico beneficio es llamar la atenci¨®n de alg¨²n productor"
"Ha quedado muy clara una cosa: que el que no llora no mama"
Ahora todo est¨¢ olvidado y en lo ¨²nico que piensan los candidatos en las tres categor¨ªas de los cortometrajes -ficci¨®n, documental y animaci¨®n- es en la gala del pr¨®ximo domingo. "La Academia nos ha hecho un favor. Nunca se ha hablado tanto del corto y nos han valorado tanto", asegura Enrique Gato, vallisoletano de 30 a?os, nominado a mejor corto de animaci¨®n con Tadeo Jones y el s¨®tano maldito. "Yo estoy muy satisfecho, pero a la vez sorprendido porque en la primera reuni¨®n que mantuvimos con la Academia nos dijeron que era imposible echar marcha atr¨¢s, que, a lo mejor, para el a?o que viene se pod¨ªa arreglar. Lo que ha quedado claro es que el p¨²blico respeta y apoya al corto m¨¢s que la propia Academia", recuerda Javier San Rom¨¢n (?vila, 1968) que con Proverbio chino es candidato en la categor¨ªa de ficci¨®n. "Lo mejor de toda esta pol¨¦mica es que se han demostrado dos cosas: que rectificar es de sabios y que el que no llora no mama", a?ade.
Lucina Gil es una sevillana de 40 a?os que se implic¨® de lleno en las negociaciones y conversaciones con la Academia. Ha perdido dos kilos desde entonces. "Nunca nos hab¨ªamos visto en una de esas. Ha sido todo dif¨ªcil pero interesante y el resultado final nos ha dejado plenamente satisfechos. Por una parte, hemos estrechado relaciones con la Academia, independientemente de nuestra asistencia a la gala, nos hemos conocido entre nosotros y, adem¨¢s, se ha creado una comisi¨®n para estudiar a fondo el problema de los cortometrajistas", afirma Lucina Gil, candidata a mejor corto documental por El hombre feliz.
No ocultan sus nervios, pero tampoco su ilusi¨®n. "A m¨ª me han mandado las entradas y me han dicho que ya me contar¨¢n el protocolo", dice San Rom¨¢n a sus colegas. "Lo que m¨¢s me aterra son los grandes tacones que me voy a poner", a?ade a su lado Gil. S¨®lo Enrique Gato conoce la experiencia de sentarse en el gran auditorio -fue candidato en 2004 con Tadeo Jones- de la gala esperando o¨ªr su nombre.
Un nombre que no les servir¨¢ para llenar de nuevo las salas de cine, beneficio exclusivo de los largometrajes ya estrenados, sino como carta de presentaci¨®n. "Nuestro ¨²nico beneficio del premio es llamar la atenci¨®n de alg¨²n productor para poder realizar un largo", sentencia San Rom¨¢n. Sus dos compa?eros asienten. Manda la necesidad.
Babelia
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