'Goyas' y Prozac para la depresi¨®n
La 22? edici¨®n de los premios corona un a?o dif¨ªcil para el cine espa?ol
Es pronto para ciertas predicciones y agoreros pero no para establecer, como juicio innegable, que el efecto Orfanato no ser¨¢ suficiente agua de Lourdes para las heridas del cine espa?ol.
Es innegable que el rostro desencajado de Bel¨¦n Rueda y el terror rural y familiar perpetrado por Juan Antonio Bayona han hecho ya historia merced al bot¨ªn de cerca de 25 millones de euros recaudados y 4.350.000 espectadores conquistados (la pel¨ªcula m¨¢s vista del a?o en Espa?a por delante de la franquicia Piratas del Caribe, pero sobre todo la segunda cinta m¨¢s vista en la historia del cine espa?ol, s¨®lo por detr¨¢s de Los otros de Alejandro Amen¨¢bar y por delante de La gran aventura de Mortadelo y Filem¨®n y de Torrente 2).
El 'efecto Orfanato' no basta para aliviar una mala temporada
Especial Premios Goya |
Pero un caballo no hace un reino, como una pel¨ªcula por s¨ª sola no justifica un ejercicio anual. Y el ejercicio 2007 del cine espa?ol ha excedido, d¨ªgase con dolor pero d¨ªgase, las fronteras entre lo decepcionante y lo temible.
No es cierta la especie esparcida por algunos de que los directores de cine y los guionistas de este pa¨ªs se limiten a manejar en sus c¨¢maras y en sus teclados dos o tres temas recurrentes y manidos. Tampoco es defendible la postura ya cansina y un puntito majadera de quienes insisten e insisten en retratar a los cineastas made in Spain -directores, productores, guionistas, actores, t¨¦cnicos... el sector, en suma- s¨®lo como furibundos activistas de la muy extrema izquierda m¨¢s dedicados a despotricar contra la derecha que a hacer pel¨ªculas.
Vale, pero despu¨¦s de decir todo eso, hay que constatar la mayor: el espectador espa?ol sigue pasando del cine aut¨®ctono como de una hipoteca a destiempo, pasando cantidad. Cantidad que se cifra, exactamente en un 13,3%. Porque ¨¦se es exactamente el porcentaje de los espa?oles que el a?o pasado, a la hora de entrar en una sala de cine, decidieron optar por una pel¨ªcula espa?ola. La famosa cuota de mercado, que se llama. Fr¨ªa pero inc¨®moda estad¨ªstica que, a?o tras a?o desde hace ya algunos, se mueve entre el 12% y el 16% obligando a constatar a nuestros gestores culturales que el hist¨®ricamente anhelado guarismo del 20% se antoja cada d¨ªa m¨¢s quim¨¦rico. Los deseos son libres. Luego hay que poder cumplirlos.
2007 no tuvo un Almod¨®var, ni un Amen¨¢bar, ni un ?lex de la Iglesia (su reci¨¦n parido reto?o, Los cr¨ªmenes de Oxford, computar¨¢n ya para la cuota de 2008) ni ning¨²n gladiador de la taquilla del estilo G¨®mez Pereira. Tuvo un Bayona y hay que decir que eso, en parte, le salv¨®.
As¨ª que por muchas vueltas que se le d¨¦, la gala de los Goya de pasado ma?ana aterrizar¨¢ en el Palacio de Congresos del madrile?o Campo de las Naciones (lugar funcional y c¨®modo, lugar m¨¢s inh¨®spito que las estepas siberianas en d¨ªa festivo) en medio de un ambiente de duda tendente a depresi¨®n. Ya se ver¨¢ si el todav¨ªa hipot¨¦tico aunque previsible triunfo de El orfanato como mejor pel¨ªcula (pero mucho cuidado con la extraordinaria La soledad de Jaime Rosales) o el combate Bel¨¦n Rueda-Blanca Portillo-Maribel Verd¨² por el Goya a la mejor actriz (tendr¨ªa verdadera gracia que, tras ganar Portillo en el Festival de San Sebasti¨¢n, ahora se llevara el Goya la Verd¨², su compa?era de reparto en la pel¨ªcula de Gracia Querejeta Siete mesas de billar franc¨¦s, que tambi¨¦n opta al Goya mayor) servir¨¢n o no de Prozac contra la depre.
Y por cierto: entre las muchas cosas que cada a?o cuesta entender de la selecci¨®n de candidaturas goyescas, est¨¢ la ausencia de las actrices de esa pel¨ªcula, especialmente Petra Mart¨ªnez y Sonia Almarcha.
Pero la depre no se refiere s¨®lo al momento plano y como somnoliento de la producci¨®n nacional, carente en 2007 de grandes nombres, grandes ideas y grandes resultados, salvando las excepciones. Los s¨ªntomas de des¨¢nimo cunden y crecen no tanto por la crisis pasajera en la gran f¨¢brica de sue?os -crisis siempre posible, y de hecho, recurrente- sino por la sencilla raz¨®n de que no ya el cine espa?ol, sino el CINE a secas anda rondando peligrosamente las barandillas del precipicio.
Hay que recordar que 2007 vio un descenso brutal de cerca de 20 millones de entradas en la asistencia a salas de cine (en el Ministerio de Cultura aseguran que, cuando se tengan los datos anuales definitivos a finales de febrero, ese recorte ser¨¢ mucho menor, pero por ahora es la cifra que vale). ?ste no es un mal end¨¦mico de las salas oscuras espa?olas, sino que en los tres o cuatro ¨²ltimos a?os viene afectando al ¨¢mbito mundial. El DVD, las descargas de pel¨ªculas en Internet y la pirater¨ªa del top manta son algunos de los culpables de un cambio en los h¨¢bitos de consumo cultural -y por ende, cinematogr¨¢fico- cuyas verdaderas dimensiones est¨¢n a¨²n por ver.
Lo dicho, como el turr¨®n por Navidad y las dichosas facturas a primeros de mes, vuelven los Goya como cada a?o por estas fechas. Y lo hacen con ecos de guionistas estadounidenses en huelga, cortometrajistas espa?oles ligeramente cabreados por el relativo ninguneo al que se les someter¨¢ en la gala del domingo y pel¨ªculas europeas ninguneadas del todo.
Todo sea por acortar los salvajes horarios nocturnos de anta?o (recu¨¦rdese que la ceremonia de los deseados cabezones lleg¨® a terminar una vez a las dos y pico de la ma?ana), pero est¨¢ claro que la decisi¨®n de suprimir el Goya a la Mejor Pel¨ªcula Europea -manteniendo, en cambio, el premio a la mejor cinta hispanoamericana- tiene soliviantado a m¨¢s uno y a m¨¢s de dos...
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