"Los plazos de la arquitectura no son los de la pol¨ªtica"

El arquitecto Peter Eisenman (Newark, 1932), autor de la pol¨¦mica Cidade da Cultura, visita Espa?a por segunda vez en un par de meses. Primero estuvo en Santiago, donde compareci¨® ante la comisi¨®n parlamentaria que investig¨® la gesti¨®n del proyecto, y esta vez en Madrid, donde dio una provocadora conferencia durante el 4? Congreso Europeo de Investigaci¨®n Arquitect¨®nica y Urbana. En los dos lugares defendi¨® lo mismo: que la Cidade pondr¨¢ a Galicia en el siglo XXI.
?Despu¨¦s de a?os de escritos ha resultado que la arquitectura ten¨ªa m¨¢s que ver con la pol¨ªtica que con el pensamiento?
Respuesta. La Cidade da Cultura se ha convertido en un proyecto claramente pol¨ªtico porque los plazos de la arquitectura no son los de la pol¨ªtica. Los edificios necesitan diez a?os y los pol¨ªticos se mueven de cuatro en cuatro.
"La izquierda busca el consenso, y el consenso arruina la arquitectura"
"Creo que Fraga ver¨¢ el proyecto terminado. En dos a?os estar¨¢ listo"
"Un edificio necesita 10 a?os y los pol¨ªticos se mueven de cuatro en cuatro"
P. ?Los problemas de la Cidade da Cultura han sido pol¨ªticos, no de aumento de presupuesto?
R. Cuando empec¨¦ dej¨¦ claro que el proyecto era para Galicia. Ni para el PP ni para el PSOE ni para el Bloque. Igual que el memorial en Berl¨ªn es para todos, jud¨ªos y no jud¨ªos. Pero es inevitable que la arquitectura se convierta en pol¨ªtica.
P. ?El proyecto era para Galicia o para Manuel Fraga?
R. Manuel Fraga tiene una personalidad extraordinaria. Durante sus 18 a?os en el poder ha actuado con una gran visi¨®n para modernizar Galicia: carreteras, aeropuertos, ha hecho de todo. Y tambi¨¦n quiso actualizar la cultura. No se puede vivir s¨®lo de peregrinaciones religiosas. La idea de un centro cultural no tiene nada que ver con el Valle de los Ca¨ªdos. Fraga quiso llevar la cultura a una regi¨®n sin una gran ¨®pera, sin una gran biblioteca, sin un gran museo.
P. ?Necesitaba Galicia un proyecto tan colosal?
R. Las culturas se alimentan de cultura. Y Galicia se beneficiar¨¢. La gente de fuera de Espa?a no hab¨ªa o¨ªdo hablar de Bilbao hasta que se construy¨® el Guggenheim. Lo mismo suceder¨¢ con Galicia. La Cidade da Cultura atraer¨¢ a muchos visitantes. Uno viene a Madrid a ver el Prado. En Galicia puede animar un nuevo tipo de peregrinaje. Creo que ser¨¢ un ¨¦xito.
P. ?Despu¨¦s de todo lo que ha pasado?
R. Sin duda. Es ya un ¨¦xito internacional. Todo el mundo la conoce y est¨¢ expectante. Ha sido expuesta en el MOMA y en dos Bienales de arquitectura. En el mundo arquitect¨®nico es importante. Tiene la importancia del Getty Center. Cuando los pol¨ªticos se calmen lo entender¨¢n.
P. ?En qu¨¦ fase se encuentra?
R. Vamos a terminar dos de los edificios m¨¢s importantes que se sumar¨¢n a los dos ya concluidos. Hemos terminado ahora el amueblamiento del museo de los ni?os. Lo hemos dise?ado todo nosotros, minuciosamente.
P. ?Por qu¨¦ se retras¨® la obra y se le apart¨® de ella?
R. Nunca se han parado las obras. Cambiamos el programa para que reflejara mejor la historia de Galicia, de su gente y su religi¨®n. A?adimos tambi¨¦n un museo de Arte Internacional para exposiciones temporales.
P. ?Fraga lo ver¨¢?
R. Creo que s¨ª. En dos a?os estar¨¢ listo.
P. Iba a ser su trabajo m¨¢s importante. ?Se ha convertido en un problema?
R. En absoluto. Adoro el proyecto incluida la lucha pol¨ªtica que hemos tenido que padecer. Ser arquitecto y pionero tiene esos riesgos. Pero tengo que decir que cada nuevo pol¨ªtico encargado ha tenido claro que deb¨ªa salvar mi arquitectura. Eso es maravilloso. Y habla muy bien de todos los pol¨ªticos.
P. Pero el presupuesto ?no se multiplic¨® por cuatro?
R. El tama?o del proyecto era, al principio, 50.000 metros cuadrados con una ¨®pera de 5.000. Ahora ocupa el triple de superficie y la ¨®pera seis veces m¨¢s. Por eso el presupuesto se ha multiplicado por tres. El coste es inferior a la ¨®pera de Calatrava en Valencia. Inferior a la ampliaci¨®n del Prado de Moneo. Nuestro proyecto es muy complejo. Tiene siete veces la superficie del de Moneo pero s¨®lo tres veces su presupuesto.
P. Es parad¨®jico que alguien subversivo como usted firme su gran proyecto para el establishment conservador.
R. Todav¨ªa creo que tengo una energ¨ªa radical, pero la mayor¨ªa de mis clientes han sido ultra conservadores.
P. El arquitecto fascista Giuseppe Terragni, a quien usted ha estudiado muy a fondo, termin¨® haciendo arquitectura radical para Mussolini.
R. Creo que los dirigentes conservadores corren riesgos arquitect¨®nicos mucho mayores que los progresistas. A la izquierda le preocupa el consenso. Y el consenso arruina la arquitectura. He trabajado para Helmut Kohl en Alemania. ?l dec¨ªa lo quiero as¨ª y daba un pu?etazo en la mesa. Los conservadores tienen menos miedo a adoptar arquitecturas radicales. Yo no podr¨ªa trabajar en Suecia. No me interesa plantar florecitas, sino construir una arquitectura radical. Y eso puedo hacerlo en Alemania, en Espa?a y hasta en EE UU. Aqu¨ª es posible ser radical. Ustedes sufrieron una Guerra Civil.
P. ?La radicalidad debe ser impuesta?
R. No. La radicalidad de la derecha o de la izquierda est¨¢ en la forma de ser de un pa¨ªs. El consenso no es radical. El conflicto genera energ¨ªa y lleva a actuar. Hace dos d¨ªas, en N¨¢poles, el rector de la universidad invit¨® a Ratzinger a hablar. Los estudiantes protestaron. Cerraron la universidad. Y el Papa no pudo ir. ?Era democr¨¢tico? Ese debate s¨®lo pod¨ªa darse en Italia. Ese pulso me interesa. La confrontaci¨®n produce arquitectura. Estamos en un momento como el de antes de la Revoluci¨®n Francesa.
P. ?Vivimos un rococ¨® moderno?
R. S¨ª. Y habr¨¢ una revoluci¨®n.
P. ?Augura una revoluci¨®n formal o religiosa?
R. No puedo predecir, pero estamos incubando una revoluci¨®n. Los estudiantes lo sienten y lo necesitan. La gente est¨¢ harta.
P. ?De qu¨¦ est¨¢n hartos? ?de los bucles, de los pliegues?
R. Los bucles tienen los d¨ªas contados. Todos estamos hartos de ellos. Creo que como forma y como discurso est¨¢n muertos.
P. ?Cree que para conseguir expresi¨®n se deben torturar los edificios?
R. En absoluto.
P. ?Pero s¨ª cree que "la mejor arquitectura debe incomodar en lugar de acomodar"?
R. Me interesa la provocaci¨®n por una cuesti¨®n muy sencilla: estoy en contra de la actitud pasiva. La pasividad nos va a devorar a todo. Cualquier cosa que pueda hacer para que mis estudiantes sean menos pasivos la har¨¦. Por eso digo cosas provocadoras. Y seguir¨¦ haci¨¦ndolo.
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