La presi¨®n del grupo para fumar
Un Black Devil huele a chocolate. Y, s¨®lo con la primera calada, deja en los labios un agradable regusto a cacao. Pero un Black Devil es un cigarrillo de los de verdad, de los que contienen alquitr¨¢n, nicotina y mon¨®xido de carbono. Y "puede matar", como se lee en la elegante cajetilla de esta marca que tiene como logo a un diablo sonriente.
"La publicidad de tabaco en los medios de comunicaci¨®n se ha reducido mucho, pero ahora es m¨¢s subliminal. Ahora se cuida m¨¢s la forma de los paquetes, que parecen m¨¢s una caja de bombones", asegura Jos¨¦ Santos, m¨¦dico y orientador escolar. "Es la venta del glamour", a?ade Sonia Gonz¨¢lez, psiquiatra de la unidad de tabaquismo de la Consejer¨ªa de Salud. Santos y Gonz¨¢lez forman parte del equipo que se encarga de impartir cursos y talleres para lograr que los menores de los institutos cordobeses se deshabit¨²en del tabaco.
El curso pasado se puso en marcha en tres centros de C¨®rdoba un proyecto piloto para abordar este problema. Este a?o la iniciativa se ha extendido a toda la regi¨®n bajo el nombre de A no fumar ?Me apunto! Salud estima que los potenciales usuarios del programa pueden ser 62.457 alumnos y 3.838 profesores de 376 centros.
Se trata de un programa de prevenci¨®n del tabaquismo en el que participan las consejer¨ªas de Educaci¨®n, Salud e Igualdad y Bienestar Social. Est¨¢ dirigido a todos los alumnos de Educaci¨®n Secundaria. Tambi¨¦n se pueden apuntar los profesores y los padres y madres de los chicos. Auxiliadora Caban¨¢s, m¨¦dica de familia del centro de salud del Pol¨ªgono Guadalquivir de C¨®rdoba, es otra de las encargadas de este proyecto, en el que actualmente est¨¢n inscritos alrededor de 50 centros de la provincia. En cada instituto se imparten charlas sobre los riesgos del tabaco a una media de 300 alumnos.
En esa primera fase, el personal de los propios centros puede impartir las conferencias dentro del horario lectivo. "Despu¨¦s de las charlas se pregunta a los alumnos si est¨¢n interesados en dejar el tabaco y se organizan los talleres de tratamiento", apunta Caban¨¢s. El a?o pasado organizaron siete y "casi el 100%" de los que se apuntaron fueron chicas. "Notamos una falta de motivaci¨®n y un tercio dej¨® el tratamiento r¨¢pidamente", afirma. En casi todas las asistentes el patr¨®n se repet¨ªa una y otra vez. Comenzaban a fumar por la "presi¨®n de grupo" y les resultaba dif¨ªcil dejarlo al notar la "sensaci¨®n de p¨¦rdida de pertenencia". "El grupo casi las obligaba a darle caladas al cigarro", indica Caban¨¢s.
"Es una situaci¨®n curiosa, los adultos que fuman se sienten perseguidos y pueden dar el paso para dejarlo, pero en los j¨®venes la presi¨®n social funciona al rev¨¦s", detalla esta facultativa. Santos, adem¨¢s, culpa del problema del tabaquismo entre los j¨®venes a los mensajes contradictorios: "Les decimos que no fumen pero estamos fumando".
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