Una nueva etapa pol¨ªtica
Los cubanos esperan el fin de muchas prohibiciones y reformas econ¨®micas
Dig¨¢moslo con una frase contundente: la segunda revoluci¨®n cubana ha comenzado. El abandono del poder formal por Fidel Castro despu¨¦s de 49 a?os al mando abre una nueva etapa pol¨ªtica, y su rasgo distintivo sin duda ser¨¢ el cambio. Al ritmo que se produzca, y sea cual sea. La primera gran reforma, precisamente, consiste en el adi¨®s de Fidel, y no es poca cosa. Cierto que durante los 19 meses de su convalecencia Castro no ha estado presente f¨ªsicamente, pero de alg¨²n modo segu¨ªa estando... Era necesaria una renuncia formal y definitiva de sus principales poderes y cargos para que el nuevo cron¨®metro pol¨ªtico empezara a correr, y eso es lo que ocurri¨® en la jornada de ayer.
El 31 de julio de 2006, cuando Castro dio a conocer al mundo su enfermedad y deleg¨® "provisionalmente" todos los poderes en su hermano Ra¨²l, jefe del Ej¨¦rcito y su sucesor constitucional, empezaron los preparativos de esta carrera de obst¨¢culos, seg¨²n analistas y diplom¨¢ticos. Durante un a?o nada se movi¨®, al menos en apariencia. No hubo reformas ni anuncios grandilocuentes, solamente algunas t¨ªmidas medidas de desahogo, y en eso lleg¨® el 26 de julio de 2007 y Ra¨²l Castro dijo que era necesario introducir cambios "estructurales y de concepto" en el modelo econ¨®mico de la isla.
El domingo se constituye el nuevo Parlamento y se eligen los cargos clave
En los meses siguientes Ra¨²l promovi¨® un debate nacional y pidi¨® a los cubanos que expresaran con total crudeza lo que no les gustaba y quer¨ªan cambiar. M¨¢s de un mill¨®n de opiniones se recogieron, algunas hirientes para la dirigencia, que podr¨ªan resumirse en tres reclamos: cambios, cambios y m¨¢s cambios. Pero pasaron los meses y nada.
En diciembre, durante la ¨²ltima reuni¨®n del Parlamento, Ra¨²l reiter¨® su compromiso con las reformas, pero dijo que no se pod¨ªa avanzar "tan r¨¢pido" como algunos quisieran. Habl¨® de la necesidad de "forjar consensos", y no pocos observadores interpretaron la frase como un reflejo de las tensiones en la superestructura, del dif¨ªcil equilibrio entre -llam¨¦moslo as¨ª- reformistas e inmovilistas. En la sociedad el cambio empez¨® a tomar cuerpo sin siquiera haber comenzado. Circularon -y circulan- listas oficiosas de reformas, y hasta ¨®rdenes de prioridades y momentos de introducci¨®n.
En la mayor¨ªa de esas listas figura la flexibilizaci¨®n de los tr¨¢mites migratorios, incluyendo la derogaci¨®n del permiso para salir del pa¨ªs; el levantamiento de prohibiciones, como las que impiden a los cubanos vender su coche particular y su vivienda o contratar una l¨ªnea de tel¨¦fono celular; y reformas en la agricultura, que podr¨ªan incluir cambios en la propiedad de la tierra y la extensi¨®n del mercado regido por la ley de la oferta y la demanda. Todo, dicen fuentes cercanas al poder, est¨¢ listo o pr¨¢cticamente decidido; pero el pistoletazo de salida a las reformas, las que fueren, no se dar¨ªa hasta el 24 de febrero, cuando se eligiera el nuevo consejo de Estado.
La renuncia de Fidel ha aclarado el horizonte pol¨ªtico. El domingo se constituir¨¢ el nuevo Parlamento y Ra¨²l Castro, de 76 a?os, o un dirigente m¨¢s joven, como Carlos Lage, de 57, ser¨¢ elegido presidente de los Consejos de Estado y de Ministros. Puede reformarse la Constituci¨®n, dividirse los poderes y crearse el cargo de primer ministro, o cualquier variante, pero en el fondo nada cambia en Cuba.
Ayer el cron¨®metro empez¨® a correr y Ra¨²l Castro, al frente del pelot¨®n, habr¨¢ de decidir. Por sus ojos rasgados a Ra¨²l se le conoce como El Chino, y este modelo pudiera ser una de las salidas para la revoluci¨®n cubana que estar¨ªa dispuesto a apoyar, dicen los que le conocen.
Los cubanos han pedido muy claramente una apertura econ¨®mica; y las consecuencias de no moverse las explicaba el domingo el diario Juventud Rebelde al entrevistar a la diputada alemana Dagmar Enkelmann. El entrevistador del diario oficial pregunta qu¨¦ errores determinaron la ca¨ªda de la ex Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana (RDA), y la legisladora responde: "Los problemas que exist¨ªan no se trataron a fondo, y la falta de participaci¨®n democr¨¢tica". Para bien o para mal, la segunda revoluci¨®n cubana est¨¢ en marcha.
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