Lejos del para¨ªso
Hace a?os, trabaj¨¦ en un documental titulado Lejos del para¨ªso, dedicado a la di¨¢spora de los m¨²sicos cubanos. El para¨ªso, seg¨²n descripci¨®n de Crist¨®bal Col¨®n, nunca fue capaz de alimentar a todos los m¨²sicos isle?os, obligados a emigrar por razones m¨¢s econ¨®micas que pol¨ªticas, si es que se pueden separar esos condicionantes. Un fen¨®meno que ocurr¨ªa antes de Castro y que sigue hasta nuestros d¨ªas.
El documental no se lleg¨® a concluir, quiero pensar que por la melancol¨ªa, la frustraci¨®n que desprend¨ªan sus protagonistas. Desde entonces, el exilio musical ha crecido imparable: hay una comunidad de instrumentistas y cantantes cubanos en toda gran ciudad occidental. Pas¨® el espejismo de Buena Vista Social Club, que promet¨ªa redenci¨®n para aquellos veteranos -como Compay Segundo- ignorados en su tierra. Hubo reconocimiento internacional para algunos pero tambi¨¦n se sembr¨® amargura: se ofrec¨ªa una visi¨®n "retro" de Cuba, que ignoraba todo lo dem¨¢s que se coc¨ªa all¨ª.
En Cuba aparece la adoraci¨®n del 'american way of life'
All¨ª, en la segunda mitad de los noventa, fermentaba una b¨¢rbara m¨²sica conocida como "timba". Fue la banda sonora para unos a?os de desmadre, cuando los visitantes encontraban a una poblaci¨®n ansiosa de disfrutar, tras las angustias del Periodo Especial. Hasta que alguien decidi¨® transmitir un concierto de la Charanga Habanera desde el Malec¨®n. Lo que vieron los telespectadores cubanos era lo habitual en muchos locales nocturnos -desfachatez en las letras, lascivia en los bailes- pero escandaliz¨® al partido.
Se mand¨® parar, penalizando todas las variedades del "jineterismo". De paso, tambi¨¦n se asfixi¨® el circuito de actuaciones, donde se mezclaban for¨¢neos y nativos. Para los m¨²sicos, que cobraban en d¨®lares, result¨® fatal. La "timba" agoniz¨® y fue reemplazada por el reggaeton, m¨¢s barato y simpl¨®n. Hace poco, Juan Formell se quejaba de que no ve¨ªa "un relevo serio que asegure el futuro" de la m¨²sica bailable cubana. El l¨ªder de Los Van Van explicaba que no hab¨ªa demanda interna para las bandas y que ¨¦stas se ve¨ªan obligadas a pasar temporadas largas -"hasta dos a?os"- en el Caribe mexicano. Es decir, tocando para turistas.
Formell se refiere a la m¨²sica m¨¢s popular, as¨ª que cabe imaginar cu¨¢l es el panorama para los practicantes cubanos del rock, el rap, el jazz o la canci¨®n de autor. Gracias a las pol¨ªticas educativas del castrismo, la isla tiene un asombroso ej¨¦rcito de m¨²sicos polivalentes, a sumar a los autodidactas ("emp¨ªricos", los llaman all¨ª). Sin embargo, el r¨¦gimen no ha sido capaz de desarrollar las infraestructuras necesarias para que puedan funcionar, expresarse, crecer.
Los m¨²sicos encuadrados en las empresas estatales tienen garantizado un sueldo m¨ªnimo, pero eso no es suficiente para vivir honradamente ni, por supuesto, para adquirir instrumentos competitivos o adentrarse en las nuevas tecnolog¨ªas. Tampoco ayuda el grabar discos: Cuba debe ser el ¨²nico pa¨ªs del mundo que ha legalizado la pirater¨ªa, al establecer la figura del copiador de m¨²sica entre la n¨®mina de empleos por cuenta propia.
Lo que hace m¨¢s terrible la situaci¨®n es el alto concepto que muchos cubanos tienen de su m¨²sica. Est¨¢n convencidos de constituir la reserva r¨ªtmica del planeta y s¨®lo aceptan comparaciones con Brasil y Estados Unidos. Sin embargo, llevan casi cincuenta a?os aislados del mundo y han perdido muchos trenes. No se proh¨ªbe gratuitamente a los Beatles: una estatua de John Lennon en un parque habanero no compensa aquellos largos a?os en que se castig¨® la escucha de m¨²sica en ingl¨¦s.
Si el embargo estadounidense en materia cultural es una afrenta constante a los m¨²sicos cubanos, el embargo castrista ha generado reacciones enfermizas. Tambi¨¦n asombra toparse con cubanos que rechazan todo lo aut¨®ctono. La contaminaci¨®n ideol¨®gica, tan temida por Fidel, es palpable: rascando bajo la costra de ret¨®rica revolucionaria, aparece la adoraci¨®n del american way of life, incluidos sus subproductos musicales. ?C¨®mo ser¨¢ la m¨²sica cubana del futuro? Con escasas excepciones, me temo que sonar¨¢ vulgar, descastada, hortera. Como la de Miami.
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