La debilidad del obispo Bl¨¢zquez
Ofreci¨® di¨¢logo y unidad, y los prelados quieren energ¨ªa contra los laicistas
El obispo Ricardo Bl¨¢quez perdi¨® las elecciones el d¨ªa en que los socialistas, con Rodr¨ªguez Zapatero a la cabeza, lo se?alaron como el moderado de la Conferencia Episcopal, frente a los radicales y conservadores cardenales Rouco (Madrid), Garc¨ªa-Gasco (Valencia) y Ca?izares (primado de Toledo). Han sido s¨®lo dos votos de diferencia respecto al cardenal Rouco, pero suficientes para que el prelado Madrid se haga de nuevo con el control de la Conferencia Episcopal.
En realidad, Rouco no hab¨ªa perdido nunca ese control. Bl¨¢zquez renunci¨® a mandar en la CEE al d¨ªa siguiente de su elecci¨®n, porque la batalla pol¨ªtica de la mayor¨ªa del episcopado contra el Gobierno de Zapatero le desbord¨® pronto.
El obispo de Bilbao no es menos conservador que los cardenales, pero es de natural moderado y de modales suaves, y sobre todo dialogante. As¨ª fue ganando la simpat¨ªa de los nacionalistas vascos cuando lleg¨® a la principal di¨®cesis de esa comunidad, hace 10 a?os. Fue recibido despectivamente porque era castellano (de la provincia de ?vila) y no hablaba euskera Ese tal Bl¨¢zquez, dijo entonces Xavier Arzalluz. Poco a poco, Bl¨¢zquez se gan¨® no s¨®lo al Gobierno de Vitoria, sino a la inmensa mayor¨ªa de sus diocesanos. Ayer el PNV lament¨® su ca¨ªda y arremeti¨® contra Rouco.
La elecci¨®n de Bl¨¢zquez, hace tres a?os, fue una sorpresa. Hab¨ªa desarrollado una carrera eclesi¨¢stica brillante, y ten¨ªa a sus espaldas un prestigio teol¨®gico ganado como profesor en la Universidad Pontificia de Salamanca, donde ejerci¨® mando hasta llegar a ser su gran canciller. Pero, cuando accedi¨® a la presidencia de la CEE, muy pocos, fuera de la jerarqu¨ªa cat¨®lica, hab¨ªan reparado en esa relevancia. ?l mismo se mostr¨® extra?ado por la elecci¨®n el primer d¨ªa que, humilde en todos sus gestos, incluida la voz, compareci¨® ante los periodistas.
Tampoco Roma le ha ayudado en estos a?os. Mientras Bl¨¢zquez dialogaba con el Gobierno del PSOE, y alcanzaba acuerdos tan importantes como el incremento de un 34% en la asignaci¨®n presupuestaria que el Estado concede cada a?o a los prelados a trav¨¦s del IRPF de todos los contribuyentes ning¨²n Ejecutivo anterior hab¨ªa cedido tanto, Rouco y Roma corr¨ªan por el orbe cat¨®lico la especie de que Zapatero era un peligroso laicista y un mal ejemplo en Europa o Latinoam¨¦rica si cund¨ªa su manera de gobernar.
Esa letan¨ªa, reiterada hasta la saciedad por los cardenales Rouco, Garc¨ªa-Gasco y Ca?izares, motiv¨® que el papa Juan Pablo II, primero, y ahora Benedicto XVI, no hicieran lo que todos pronosticaron cuando Bl¨¢zquez fue elegido para liderar a los obispos espa?oles: hacerlo arzobispo de una archidi¨®cesis, o, como poco, distinguirle con el t¨ªtulo de arzobispo ab personam.
No ocurri¨®. Peor. Mientras Bl¨¢zquez segu¨ªa en Bilbao a la espera de noticias de Roma, su rival principal iba quit¨¢ndole apoyos con jubilaciones de sus partidarios, o nombrando obispos de su confianza incluso a su sobrino Carrasco Rouco. Lo hac¨ªa sin mayor esfuerzo desde su privilegiada condici¨®n de cardenal y como miembro destacado de la Pontificia Congregaci¨®n encargada del nombramiento de prelados para todo el mundo.
Pese a esos indicios, la elecci¨®n de ayer sorprendi¨® a muchos. Daban por buena la costumbre no escrita de que el presidente de los obispos es reelegido para un segundo mandato. La votaci¨®n indic¨® que muchos prelados (37) siguieron esa tradici¨®n. En otros pes¨® m¨¢s el criterio de que, si Zapatero es reelegido el pr¨®ximo domingo para una nueva legislatura, la Conferencia Episcopal tiene que estar mejor armada y pilotada que hasta ahora.
Bl¨¢zquez pidi¨® a los obispos el lunes afecto y unidad, en un discurso de apertura que no entr¨® en ninguno de los aspectos pol¨¦micos de su mandato. Debi¨® decepcionar a muchos de sus apoyos. La asamblea episcopal, en cambio, quiere unidad para hacer frente a otra legislatura laicista, resum¨ªa ayer uno de los prelados. El propio Bl¨¢zquez dio ejemplo aceptando ser el vicepresidente de Rouco. Por la unidad.
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