C¨¢rcel para los homicidas del Trabuco

S¨®lo una locura transitoria, el odio personal o el af¨¢n de dinero f¨¢cil podr¨ªa justificar la muerte de un disparo en la cabeza de dos agricultores que aprovechaban el domingo para recoger aceituna. La madre de Miguel Gemar, detenido por la muerte de Juan y Francisco Cabello, dos hermanos de 45 y 50 a?os con fama de trabajadores en el paraje de Rajaestacas, de Villanueva del Trabuco, no se explicaba ayer c¨®mo su hijo ha acabado envuelto en este doble crimen por el que ha sido enviado a la c¨¢rcel junto a Jos¨¦ Cabello, el hermano peque?o de las v¨ªctimas. "A mi hijo lo han sobornado y le han puesto la cabeza loca", sentenciaba la mujer, mientras esperaba que la Guardia Civil trajera a su hijo a los juzgados de Archidona.

La juez Marta Alonso, titular del ¨²nico juzgado de Archidona (M¨¢laga) decret¨® prisi¨®n provisional sin fianza contra ambos por un delito gen¨¦rico contra la vida, se?alan fuentes judiciales. Una vez que avance la instrucci¨®n, la juez determinar¨¢ si el caso re¨²ne elementos para calificar sus muertes como un asesinato o un homicidio. Ambos detenidos est¨¢n adem¨¢s involucrados en un robo. El de la escopeta que supuestamente utilizaron para acabar con las vidas los hermanos Cabello el pasado domingo a mediod¨ªa.

Los dos detenidos fueron conducidos ayer por la ma?ana hasta los juzgados en coches separados. Horas despu¨¦s, sobre la una de la tarde, salieron de la sede judicial de la misma forma camino de la prisi¨®n de Alhaur¨ªn de la Torre. Jos¨¦ Cabello baj¨® del coche con aspecto un tanto ausente, todav¨ªa con el mono azul de faena con el que fue detenido. Miguel Gemar llevaba la ropa propia de un cazador. Los familiares de ambos aguardaban consternados a las puertas del juzgado de Archidona.

Seg¨²n fuentes cercanas a la investigaci¨®n, ambos han confesado su participaci¨®n en el crimen y al menos uno de ellos se ha mostrado arrepentido. Al parecer, Jos¨¦ Cabello, en la treintena, aunque aparenta bastantes mas, pasaba por apuros econ¨®micos y ofreci¨® a Miguel Gemar, vecino de la misma cortijada, unos 40.000 euros por acabar con la vida de sus hermanos mayores y as¨ª hacerse con sus propiedades.

En el pueblo ven a Gemar como un joven "un poco bravuc¨®n" que miraba por encima del hombro a los vecinos y que alguna vez habl¨® de convertirse en sicario, aunque nadie crey¨® que lo dijera en serio. El viernes, uno de los vecinos denunci¨® que le hab¨ªan robado de su furgoneta una escopeta de caza. Fue el propio Gemar quien condujo a los agentes al arma homicida.