El di¨¢logo oculto de ?frica y Am¨¦rica
Hace unos d¨ªas, regres¨¦ a los Cronistas de Indias por el camino de Madrid: una invitaci¨®n de Casa de Am¨¦rica a hablar sobre el tema. Una ruta riesgosa: soy mexicana, vivo en Nueva York y para llegar a la era de la Conquista deb¨ªa pasar por la fuente de las Cibeles. Me dej¨¦ llevar por los libros de los cronistas, la variedad de personajes y voces: oficiales y espont¨¢neos, indios, mestizos y europeos, soldados, advenedizos y buscadores de suerte; defensores de los indios y genocidas, ricos y pobres, muy educados y casi analfabetos.
Parecer¨ªa que hay de todo, los abusivos y los generosos, los locos y los mesurados, los orientados y los perdidos. Pero la verdad es que no hay realmente de todo lo que hubo en la Conquista. Falta, entre otros, un cruce de miradas: las del africano con las del indio. ?D¨®nde quedaron los conquistadores negros? Algunos escribieron peticiones al rey, pero no "cr¨®nicas" con las que podamos conocer su punto de vista. No conocemos por sus propias palabras un mundo imaginario y un ordenamiento racional cuya herencia entrevemos en otras artes (y en nuestras costumbres). Durante nuestra mesa en Casa de Am¨¦rica sonaba m¨²sica cubana en el sal¨®n vecino, como acotando lo que aqu¨ª digo.
Lo que no tenemos es la narraci¨®n, la elaboraci¨®n verbal que nos permita saber c¨®mo percibi¨® el mundo americano quien proven¨ªa de las grandes ciudades de Gao o Tembuct¨². No sabemos c¨®mo narrar¨ªan este encuentro los ciudadanos de aquellas que alg¨²n d¨ªa fueron el centro del mundo, ciudades reinos que reci¨¦n hab¨ªan perdido el poder y su gloria. Otros ombligos del cielo, como lo fue Tenochtitlan.
El c¨®digo racista no dio cabida a que un negro dejara constancia escrita en su Cr¨®nica de Indias del cruce de miradas Tembuct¨²-Tenochtitlan; Gao-Cuzco, ?frica-las Indias, las ciudades reino africanas-Cholula.
Desde el primer momento, los africanos participaron en las expediciones, fueron navegantes, lucharon con Cort¨¦s en M¨¦xico, con Ponce de Le¨®n en Puerto Rico, con Diego de Vel¨¢zquez en Cuba. Juan Garrido sembr¨® el primer grano de trigo en M¨¦xico, Francisco de Egu¨ªa transmiti¨® la viruela. Sebasti¨¢n Toral aprendi¨® maya y ayud¨® a Montejo en Yucat¨¢n. Pedro Fulupo en Costa Rica, Juan Bardales en Panam¨¢ y Honduras. Cieza de Le¨®n anota que un negro encontr¨® agua fresca, que unos indios andinos intentaron quitarle lo negro a otro de sus hombres lav¨¢ndolo, que un espa?ol enloquecido de enfermedad intent¨® asesinar a un negro, que en 1536, en el sitio de Manco Inca a Cuzco, los negros extinguieron el incendio del techo del palacio real. Francisco Pizarro conquist¨® el Per¨² con el apoyo de 40 hombres armados africanos, 19 de los cuales eran mujeres. Algunos de ellos fueron retribuidos con tierras e indios.
Africanos negros hubo en todos los rangos: esclavos, hombres de armas, pregoneros, porteros, verdugos, maestros de pesos y medidas, bufones, muleros, mineros, criados en servicio dom¨¦stico, sastres, zapateros, granjeros, campesinos. O piratas (como Diego Lucifer y el otro Diego, el mulato), o milicias pardas combatiendo a los piratas en Campeche. No faltaron los motines.
En esta pintura, Retrato de los Mulatos de Esmeraldas: don Francisco de la Robe y sus hijos Pedro y Domingo (1599), que est¨¢ en el Museo de Am¨¦rica de Madrid, estos personajes, con cuellos y pu?os europeos, en las cabezas joyas de oro local, elaboradas tal vez por artesanos tambi¨¦n locales, llevan en la mano lanzas que no estamos seguros si son locales o, como la manera de llevar las joyas, coinciden con el estilo africano y americano. Visten togas que no se asemejan al vestido europeo de la ¨¦poca, aunque las telas de ¨¦stas parece raso del m¨¢s fino, como sus capas. Llevan al pecho collares que pueden ser bicontinentales. Los estudiosos dicen que fueron esclavos huidos (cimarrones) y alzados, y que se les pint¨® para enviar constancia al poder espa?ol de que se hab¨ªan rendido sin violencia. Parecen haber sido reyes de otras tierras que consiguieron volver a serlo en estas latitudes por un tiempo y que no est¨¢n muy dispuestos a dejar de serlo.
Los lectores hemos ido conociendo a los Cronistas de Indias paulatinamente. De los best sellers de la ¨¦poca -como la primera carta de Col¨®n que en semanas alcanz¨® varias ediciones y traducciones, a Guevara, con 600 reimpresiones de sus libros durante el XVI y el XVII 600 veces- hasta algunos aparecidos bien entrado el siglo XX. El monumental trabajo de Fray Bernardino de Sahag¨²n qued¨® in¨¦dito hasta el M¨¦xico independiente, su Historia general de las cosas de la Nueva Espa?a se public¨® hasta 1823, el mismo a?o en que Barrazas intent¨® reconquistar M¨¦xico para los espa?oles -y en el que el presidente Guerrero firm¨® la segunda expulsi¨®n de los espa?oles-.
A¨²n no hemos le¨ªdo al cronista de Indias que comparar¨ªa y pondr¨ªa a dialogar al mundo horizontalmente. ?C¨®mo lo habr¨ªan visto? En el estado en el que est¨¢ hoy el fresco m¨®vil de los Cronistas de Indias, el africano no se sienta a la mesa con sus pares, es paje de servicio.
?Aparecer¨¢ alg¨²n d¨ªa la cr¨®nica de Indias del africano que naci¨® en Tembuct¨², el hijo de noble, vendido como esclavo por un traidor, viajero de ?frica, a Europa, al "Nuevo" mundo, proporcion¨¢ndonos una Mirada comparativa? Me temo que no, por motivos que no vienen a cuento numerar. Pero hay que intentar imaginarlo. -
Carmen Boullosa (M¨¦xico, 1954) ha publicado recientemente El vel¨¢zquez de Par¨ªs (Siruela, 2007) y El fantasma y el poeta (Sexto Piso, 2008). En junio aparecer¨¢ su novela La virgen y el viol¨ªn, que editar¨¢ Siruela.
Arte y violencia
ARGENTINA La violencia agazapada de la cotidianidad y la vida misma es desenmascarada por cinco artistas en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA). Esta Autopsia de lo invisible, t¨ªtulo de la muestra, corre por cuenta de los mexicanos Mario Garc¨ªa Torres (un di¨¢logo epistolar con el pintor italiano Alighiero e Boetti para mostrar las ¨²ltimas guerras), Teresa Margolles (colecci¨®n de materiales de las morgues y muertes de las calles), el colombiano Juan Manuel Echavarr¨ªa (huesos humanos cuyo entrelazamiento de lejos parecen flores para recordar el llamado periodo de "la violencia" y ahora del secuestro en su pa¨ªs), la guatemalteca Regina Jos¨¦ Galindo (homenaje a los muertos sin identificar del cementerio La Verbena) y el puertorrique?o Ignacio Lang (que utiliza recortes de la columna 'Extra?o pero verdadero', del diario New York Post, sobre sucesos de diferentes rincones del mundo. Un arte que denuncia sobre la violencia que se hace rutina.
M?XICO La revista el perro s¨®lo publica literatura: cuentos, poemas, cr¨®nicas, ensayos y piezas dram¨¢ticas, cuyas caracter¨ªsticas, adem¨¢s de la calidad de los textos, son la brevedad y que se trate de art¨ªculos in¨¦ditos. Ni tiene director ni se publican editoriales, ni entrevistas, ni art¨ªculos de opini¨®n, ni reportajes. Tampoco ilustraciones, porque, literal y metaf¨®ricamente, es una publicaci¨®n (revista.elperro@gmail.com) de puras letras desde la portada hasta la contraportada, y las ¨²nicas im¨¢genes que ofrece, fuera del logo del perro, son las que componen las palabras y los p¨¢rrafos. La revista se realiza en Pachuca Hidalgo, y es un espacio que se propone congregar a escritores hispanohablantes.
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