Playas y tequila en la Riviera Maya
Once planes para disfrutar de Canc¨²n y sus alrededores
En El nadador, pel¨ªcula basada en un relato de John Cheever, el actor Burt Lancaster atravesaba todo un condado saltando de piscina en piscina. En la Zona Hotelera de Canc¨²n (M¨¦xico), cualquier turista puede hacer lo mismo: ir chapoteando de una con forma de almendra a otra con varias cascadas, para rematar en una enorme habitada por delfines. Todo ello a lo largo de una franja de tierra con forma de siete y 23 kil¨®metros de playa de arena blanqu¨ªsima donde ya casi no queda espacio para un hotel m¨¢s.
Si el cine ha servido para empezar este reportaje haciendo un s¨ªmil, podemos seguir con el juego: llegar en coche por primera vez a dicha Zona Hotelera (ZH) o Isla Canc¨²n tiene algo de psicotr¨®pico y delirante: de repente, seg¨²n descendemos por el bulevar Kukulc¨¢n, ante nuestros ojos se despliega, alineado a la izquierda y ocultando el mar, el mayor cat¨¢logo de hoteles pretenciosos y descomunales que imaginarse pueda. As¨ª, el reci¨¦n llegado se siente un poco Johnny Depp en Miedo y asco en Las Vegas: unos hoteles se parecen al Kremlin; otros son un gemelo de la Casa Blanca; otros, casi cl¨®nicos de las pir¨¢mides de Egipto...
Hay dos Cancunes: la Zona Hotelera, sucesi¨®n de centros comerciales, discotecas, bares y hoteles, y Ciudad Canc¨²n o el Centro, un pueblo con algo m¨¢s de sabor mexicano y buen lugar para asentarse si se quiere conocer la regi¨®n y algo de M¨¦xico
Hacer amigos en M¨¦rida es tan sencillo como beberse un tequilazo. Basta preguntar por una calle o una iglesia para que r¨¢pidamente el vecino se interese por el visitante y le obsequie con una animada charla
Me alojo en uno de ellos, formado por varios edificios (o fases, seg¨²n el indescifrable plano que me entregan en la megarrecepci¨®n), piscinas comunicantes, 14 bares y tantos jardines como Versalles... Es tan extenso que para llegar desde el vest¨ªbulo hasta mi habitaci¨®n empleo casi diez minutos. En el trayecto -me perd¨ª media docena de veces al comienzo- debo bordear una selva artificial sin monos, atravesar tres puentes, esquivar incontables tumbonas de pl¨¢stico, evitar a parejas que se embadurnan de crema bronceadora, pasar junto a un bar que despacha margaritas, subir dos plantas, recorrer un pasillo interminable y, por fin, aterrizar en la habitaci¨®n, jadeante.
Todo este despliegue se debe a la categor¨ªa "cinco estrellas" del orgulloso establecimiento: al registrarte, un sonriente mexicano te coge la mu?eca derecha y, sin tiempo de reacci¨®n, te convierte en esclavo del lujo ostentoso, cas¨¢ndote a una pulserita imposible de transferir que te da derecho a (casi) todo: bebidas, buf¨¦ y comidas copiosas en seis restaurantes (hay uno tailand¨¦s, otro mediterr¨¢neo, otro mexicano...), tumbonas, toallas, gimnasio, una discoteca, sala de fiestas...
No encaja entre los beneficios de la pulserita ni las llamadas telef¨®nicas, ni el acceso a Internet, ni las bebidas alcoh¨®licas en el minibar de la habitaci¨®n; pero bueno, hay barras -siempre abarrotadas- hasta dentro de las piscinas por toda esta especie de parque tem¨¢tico, de atracciones, zoo o lo que sea: porque aqu¨ª hay cebados peces de colores moviendo la colita bajo nen¨²fares, esculturas de seres cabezones (como los marcianos de Encuentros en la tercera fase) que parecen leer un libro, riachuelos artificiales, fiesta de la espuma (en la disco) los jueves por la noche y muchas pandillas juveniles norteamericanas, libres lejos de sus hogares, dando rienda suelta a sus incontrolables eclosiones hormonales.
Pero aunque estos portadores de la pulsera -ya sean reci¨¦n casados espa?oles o pandillas de Iowa, por ejemplo- tienen a su disposici¨®n, fuera del recinto hotelero, un mar de un turquesa escandalosamente hermoso, muchos prefieren echar el d¨ªa en el cerrado universo del hotel y dejar que las olas rujan al fondo, como hilo musical. Por eso, en plan La fuga de Logan, escapar del "planeta cinco estrellas" y recorrer las playas de Isla Canc¨²n supone m¨¢s tranquilidad y aventura: Juventud, Linda, Langosta, Chac-Mool, Marlin, Ballenas, San Miguelito... Casi todas ellas son privadas, pues corresponden al establecimiento aleda?o, as¨ª que los aut¨®ctonos y empleados hoteleros se agolpan en las p¨²blicas (como Delfines), as¨ª como a la sombra de los muros de los hoteles -muchos de propiedad espa?ola- en construcci¨®n.
Porque hay dos Cancunes: la Zona Hotelera, esa sucesi¨®n de centros comerciales, discotecas, bares y hoteles dise?ados para atraer al d¨®lar, y Ciudad Canc¨²n o el Centro, al norte de la ZH, un pueblo con algo m¨¢s de sabor mexicano, y buen lugar para asentarse si se quiere conocer la regi¨®n y algo de M¨¦xico. Y es que Canc¨²n es un para¨ªso cicl¨®peo creado en laboratorio, en los a?os setenta, a imagen y semejanza de Acapulco, y que, como en Eva al desnudo, ha conseguido eclipsar a su viejo modelo.
Porque ahora mismo Canc¨²n es el ¨¢rea vacacional m¨¢s grande del Caribe y el mayor reclamo tur¨ªstico de M¨¦xico, con 32.000 plazas hoteleras y un aeropuerto que no duerme (el 80 % de los vuelos que llegan al pa¨ªs tiene como destino Canc¨²n).
Seg¨²n datos recientes, Canc¨²n y la lim¨ªtrofe Riviera Maya reciben al a?o tres millones de visitantes. Con temperaturas m¨¢ximas de 36 grados (en verano) y m¨ªnimas de 18 grados entre octubre y marzo, el sol est¨¢ garantizado, seg¨²n las gu¨ªas, durante 253 d¨ªas. Adem¨¢s, la oferta de ocio, fiestas y shopping resulta abrumadora. A¨²n le falta, debido a su origen y juventud -la ciudad apenas tiene 37 a?os-, bagaje hist¨®rico y cultural. Tal vez se lo acaben aportando los trabajadores que llegan de todos los Estados del pa¨ªs en busca de empleo, o iniciativas como el Festival de Cine de Canc¨²n y la Riviera Maya, dirigido por el manchego Pedro Valiente.
Diez m¨¢s una experiencias
Canc¨²n es el epicentro de un universo dedicado al ocio tur¨ªstico que se expande por la Riviera Maya, en el Estado mexicano de Quintana Roo, que ocupa el lado m¨¢s occidental de la pen¨ªnsula de Yucat¨¢n, franqueada ¨¦sta por los mares Caribe y del golfo del M¨¦xico. Por su ubicaci¨®n, comunicaciones y oferta hotelera, Canc¨²n es un buen cuartel de operaciones desde donde explorar las maravillas naturales e hist¨®ricas que ofrece esta ¨¢rea. Aqu¨ª van s¨®lo unas propuestas, pero sirven de ejemplo si decide escapar de ese relajado y seguro mundo de hoteles cl¨®nicos.
1 Recorrer en bicicleta, moto o carrito de golf Isla Mujeres
Su nombre, cuenta la leyenda, se debe a que aqu¨ª dejaban los piratas a sus se?oras mientras surcaban los mares en busca de barcos que abordar. La historia oficial, por su parte, desmonta la legendaria explicaci¨®n anterior para achacar su nombre a las figuras de la diosa de la fertilidad encontradas por los espa?oles aqu¨ª en el siglo XVI. En todo caso, es un refugio del motorizado Canc¨²n, cuya ZH se ve amenazante a lo lejos desde la punta sur de sus apenas ocho kil¨®metros de larga, donde, sobre los acantilados calizos, se erige un surrealista museo escult¨®rico al aire libre. Se llega en ferry desde Puerto Ju¨¢rez y Punta Sam, al norte de la ZH. Sus arenas, especialmente la playa Norte, son familiares, calientes y tranquilas.
2 Dormir en una caba?a en Tulum
La autopista 307 comunica Canc¨²n con la Riviera Maya y conduce a las ruinas, a 131 kil¨®metros. ?stas aparecen en todas las gu¨ªas del mundo debido a su espectacular ubicaci¨®n. Una vez visitadas hay que dirigirse hacia Punta Allen, y se encontrar¨¢n varios establecimientos con caba?as junto al mar. Las m¨¢s genuinas no poseen corriente el¨¦ctrica, as¨ª que s¨®lo unos cirios iluminan sus noches, cuando la brisa marina se cuela entre el bamb¨² del techo. Aqu¨ª el tiempo se ralentiza, como los movimientos de las iguanas que se pasean tranquilamente por delante de la caba?a; el s¨ªndrome Robinson Crusoe posee al viajero, y a las 24 horas ¨¦ste se olvida del resto del mundo. El color del mar cambia de verde a turquesa, luego a azul. El sol, inclemente, no tiene piedad con las pieles europeas desparramadas sobre la arena.
3 Un plan natural
Hartarse de naturaleza recorriendo el lago Nichupt¨¦ y sus manglares (junto a la ZH); el aviario de la deshabitada Isla Contoy (al norte de Isla Mujeres), y explorando la reserva de la biosfera Sian Ka'an, al sur de Tulum, la m¨¢s grande de la pen¨ªnsula de Yucat¨¢n. Los reinos animal y vegetal, luciendo en todo su esplendor tropical. Para aventureros.
4 Bajar a un cenote
Hay grutas similares tambi¨¦n en Turqu¨ªa, Florida y Brasil, pero no igualan en belleza a las catedrales de estalactitas de la pen¨ªnsula de Yucat¨¢n. El agua en estos pozos est¨¢ fr¨ªa, hay algunos peces y hay que iluminarse con linternas. Es una experiencia alucinante. Entre los 3.000 que horadan el subsuelo calizo de la pen¨ªnsula de Yucat¨¢n destacan el Gran Cenote (en la carretera que une Cob¨¢ con Tulum), Dzitnup (cerca de Valladolid) y el Cenote Dos Ojos, con entrada a m¨¢s de 60 kil¨®metros de cuevas subterr¨¢neas.
5 Visitar las ruinas mayas de Uxmal, Cob¨¢ y Chich¨¦n Itz¨¢
Todas fascinantes, se recomienda hacerlo a primera hora, antes de que lleguen las hordas de turistas en autob¨²s. Sentirse explorador, rodeado de jungla e historia, es demasiado sencillo en cualquiera de ellas, que merecen por s¨ª solas un reportaje completo. Son, sin lugar a dudas, aut¨¦nticas maravillas del mundo.
6 Nadar con delfines
Dolphin Discovery, que posee varios complejos especializados en la zona, es una de las empresas que ofertan este servicio (por unos 150 d¨®lares la hora, en grupo de hasta unas diez personas), que har¨¢ las delicias de los ni?os. Siempre en compa?¨ªa de un instructor, permite hacerse fotos con estos fibrosos, d¨®ciles y suaves animales, incluso bailar con ellos, y que, empujando las palmas de los pies, hagan casi volar al ba?ista.
7 Beber un tequila en los clubes m¨¢s de moda
Y dejarse ver entre la gente guapa de Playa del Carmen. Su Quinta Avenida es la arteria vital nocturna, con sus tiendas siempre abiertas, restaurantes y cafeter¨ªas aleda?as. Dicen que es la ciudad que m¨¢s r¨¢pidamente crece de Am¨¦rica, pero a¨²n conserva encanto, pel¨ªcanos en la orilla del mar y mochileros buscando habitaci¨®n. De aqu¨ª parte el ferry para Cozumel.
8 Bucear en Cozumel, la isla m¨¢s grande de M¨¦xico
Poseedora, seg¨²n los especialistas, de algunos de los arrecifes m¨¢s hermosos del planeta, como Palancar. Para quienes prefieran el snorkel, hay lagos naturales conectados con el mar por t¨²neles y cuevas en el parque nacional Chankanaab. Quienes quieran ver las maravillas del fondo del mar sin mojarse un pelo, el submarino Atlantis baja hasta 30 metros (tel¨¦fono 987 8 72 56 71).
9 Un parque tem¨¢tico
Echar el d¨ªa, si les gusta la aventura organizada y sin contratiempos, en un parque tem¨¢tico de los muchos que abundan en la Riviera Maya; por ejemplo, los muy publicitados Xel-H¨¢ y Xcaret. Este ¨²ltimo, a seis kil¨®metros al sur de Playa del Carmen, est¨¢ levantado alrededor de una laguna, y ofrece piscina con tortugas, aviario y zoo, entre otras atracciones. Xcaret da prioridad a las culturas aut¨®ctonas, recreando cementerios, rituales y ecosistemas.
10 Hacer amigos en M¨¦rida
Es tan sencillo como beberse un tequilazo. Basta preguntar por una calle, una iglesia o un museo para que r¨¢pidamente el lugare?o se interese por el visitante y le obsequie con una animada charla. Sus calles son un hervidero que se anima los fines de semana, con terrazas, verbenas y mercados. Es una ciudad viva, con cultura y casas coloniales, muchas de ellas recicladas en hoteles encantadores y decadentes. La plaza Mayor, con la catedral del siglo XVI, y el paseo de Montejo, de clara inspiraci¨®n parisiense, con mansiones de relumbr¨®n, son de visita obligada.
11 Relajarse en el genuino Campeche
Es el lado oeste de la pen¨ªnsula de Yucat¨¢n, ya en el golfo de M¨¦xico. De puro estilo colonial espa?ol, oferta un atardecer espectacular desde su malec¨®n. Las murallas fueron erigidas para no sucumbir a los numerosos ataques piratas que sufri¨® entre 1560 y 1680. Disfruten en sus restaurantes los t¨ªpicos alimentos locales: arroz con pulpo, sopa de lima y pan de caz¨®n. Aqu¨ª entender¨¢n de d¨®nde viene el adjetivo campechano.
GU?A PR?CTICA
C¨®mo ir- Air Europa (www.aireuropa.com; 902 401 501) vuela a Canc¨²n desde Madrid sin escalas, desde 641 euros.- Iberia (www.iberia.com; 902 40 05 00), tambi¨¦n directo, desde 768.- Aerom¨¦xico (915 48 98 10; www.aeromexico.com), con escala en M¨¦xico DF, a partir de 929 euros.- Viajes Iberia (www.viajesiberia.com; 902 10 81 08) ofrece siete noches con todo incluido en el lujoso Gran Meli¨¢ Canc¨²n, con vuelos y traslados, desde 1.447 euros. - Halc¨®n Viajes (807 22 72 22; www.halconviajes.es) ofrece vuelos con Air Europa y siete noches en el hotel Oasis Playa de Canc¨²n (cinco estrellas), con traslados y todo incluido, desde 1.100 euros, en marzo. Reservando hasta el 1 de mayo se consiguen descuentos de hasta el 15% en el precio de los paquetes.- Marsans (www.marsans.es; 902 30 60 90) ofrece paquetes todo incluido, con vuelos, traslados y siete noches, desde 882 euros por persona.- M¨¢s viajes a Canc¨²n y la Riviera Maya, con Barcel¨® Viajes (902 20 04 00; www.barceloviajes.com) y Viajes El Corte Ingl¨¦s (902 40 04 54; www.viajeselcorteingles), y con Catai, Politours, Kuoni y Nobel (en agencias).
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