Callejero mas¨®nico
Pudiera dar la impresi¨®n de que Madrid es una ciudad que rinde homenaje a la masoner¨ªa. M¨¢s de 50 v¨ªas urbanas llevan el nombre de masones ilustres, desde Goya a Mozart, pasando por Franklin, Arg¨¹elles, Manuel Becerra, Emilio Castelar, Cea Berm¨²dez, Blasco Ib¨¢?ez, Echegaray, Zurbano, Jovellanos, Gabriel y Gal¨¢n, G¨®mez de la Serna, Espronceda, Mesonero Romanos, Rub¨¦n Dar¨ªo, V¨ªctor Hugo, Ram¨®n y Cajal, Ortega y Gasset, Gregorio Mara?¨®n, Antonio Machado, Juan Gris, Narc¨ªs Monturiol, Isaac Peral, Prim, Sagasta, Samaniego, Mel¨¦ndez Vald¨¦s, Tom¨¢s Bret¨®n, Walt Disney, Salvador Allende... Cualquier instituci¨®n honorable y democr¨¢tica dar¨ªa lo que fuera por tener a esa gente entre sus socios.
El censo de estatuas tambi¨¦n incluye numerosas efigies de venerables maestros distribuidas por la capital. S¨®lo en el Retiro hay m¨¢s de una docena. Por m¨¢s que el franquismo identificaba a la masoner¨ªa con el demonio, el ?ngel Ca¨ªdo no era mas¨®n, como algunos pretenden.
No tienen calle en Madrid, pero se la merecen, otros masones que, junto con los anteriores, formar¨ªan un retablo barroco fascinante: Thomas Moro, Voltaire, Rousseau, Arthur Conan Doyle, Bach, Schubert, Goethe, Paganini, Duke Ellington, Louis Amstrong, Nat King Cole, Clark Gable, Oliver Hardy, Mario Moreno Cantinflas, ?Josephine Baker!, Peter Sellers, Glenn Ford... En fin, un banquete de talento.
Por lo que se ve, en la masoner¨ªa hay talantes para casi todos los gustos, al igual que ocurre con los jesuitas. Era mas¨®n Ram¨®n Franco Bahamonde, hermano de quien todos sabemos y h¨¦roe de la aviaci¨®n espa?ola. Si no tiene calle o estatua en Madrid es s¨®lo porque al general no le iba esa marcha para nada.
Don Baldomero Espartero, que tambi¨¦n era mas¨®n, no tiene calle ni siquiera costanilla, pero cabalga airoso frente al Retiro en un caballo singular. El noble bruto padece cierta disfunci¨®n genital llamada poliorquidia por los ur¨®logos. Consiste en poseer "test¨ªculos supernumerarios", es decir, m¨¢s de dos. Tama?a anormalidad es un portento y ha convertido al sol¨ªpedo en referencia necesaria cuando se habla de valent¨ªa. El caballo de Espartero est¨¢ que vota, hoy.
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