Literatura sin papel
Este es un atisbo al porvenir de pasado ma?ana. Como si Jorge Luis Borges tuviera raz¨®n y el futuro viniera al encuentro del presente.
Imperturbables ante la algarab¨ªa matinal, Luc¨ªa y Friedrich parecen estatuas vivas sobre la hierba de un parque de Atenas. Est¨¢n sentados espalda con espalda, con un ciberlibro abierto entre las manos cada uno. Es como sostener s¨®lo las portadas de un libro en el que van pasando p¨¢ginas virtuales. ?l lee una novela y ella corrige su exposici¨®n para defender a un cliente. De repente, ¨¦l dice que le apetece leer otra cosa y toca con el ¨ªndice uno de los iconos de la p¨¢gina izquierda, tras lo cual aparece un cat¨¢logo de novelas. Las mira, y toca la portada del ¨²ltimo t¨ªtulo de Fred Vargas, que al instante despliega sus primeras p¨¢ginas. Empieza a leer, pasa p¨¢gina y se sorprende de una palabra, la toca y de ella surge un r¨®tulo con su definici¨®n y referencias y enlaces relevantes. A su espalda, ella, con un bol¨ªgrafo en la mano, tacha y a?ade apuntes sobre el texto. Minutos despu¨¦s: "Ya est¨¢. Lo voy a enviar". As¨ª es que toca otro icono y desaparece el texto. Entonces gira el ciberlibro que se convierte en un ordenador port¨¢til. Escribe un e-mail, adjunta el texto corregido y lo env¨ªa a su bufete de abogados. Pone el ciberlibro de nuevo verticalmente y toca el icono de los peri¨®dicos para echarles una ojeada, hasta que pregunta: "?Nos vamos?". ?l responde cerrando su lectura. Se levantan y ¨¦l abre de nuevo el ciberlibro donde, ahora, aparece una gu¨ªa de viajes de Atenas. Buscan el parque donde est¨¢n y seleccionan una ruta visual con GPS, y pasean mientras siguen sus instrucciones y escuchan la informaci¨®n de los sitios de inter¨¦s por donde pasan hasta perderse por las calles atenienses...
Rosental Calmon Alves: "Es una gran ruptura de los modelos de creaci¨®n, promoci¨®n, venta y lectura donde no hay fronteras"
Jaime A. Rodr¨ªguez: "M¨¢s que la concepci¨®n de libro, lo que ha cambiado internet es la concepci¨®n de arte y expresi¨®n art¨ªstica"
Las editoriales se toman en serio la filosof¨ªa de "el lector es primero". Ya hay 1.200 millones de internautas en el mundo
Eso se ver¨ªa en un asomo a un tiempo borgeano que fluye hacia este presente que vive una transformaci¨®n derivada del ciberespacio. "Estamos en el comienzo de una revoluci¨®n de cambio comparable a la invenci¨®n de la imprenta de Gutenberg en 1440 y al largo proceso de la Revoluci¨®n Industrial hace 200 a?os", afirma Rosental Calmon Alves, catedr¨¢tico de la Universidad de Austin en Tejas, Estados Unidos, periodista brasile?o y uno de los expertos y pioneros de peri¨®dicos en internet. Una revoluci¨®n digital con una decisiva influencia en el mundo del libro porque, advierte Calmon Alves, se trata de una gran ruptura de los modelos de creaci¨®n, promoci¨®n, venta y lectura donde no hay fronteras y todo est¨¢ por ver y descubrir. ?Conquistar!
Un salto hacia el futuro que ya se ve en las b¨²squedas de un lenguaje m¨¢s acorde a las tecnolog¨ªas emergentes, en una literatura que explora nuevas formas de escribir y narrar, en la redefinici¨®n de la industria editorial, en las transformaciones del soporte del libro digital y en la evoluci¨®n de h¨¢bitos de los lectores.
Es el big bang del ciberlibro.
Porque aunque internet cumplir¨¢ en 2009 cuatro d¨¦cadas, ¨¦stos son los primeros y trascendentales destellos de los cambios que se avecinan en las pr¨¢cticas sociales, profesionales y culturales, dice Jos¨¦ Antonio Mill¨¢n, fil¨®logo, escritor, experto en la red y bloguero de El futuro del libro. Un proceso imparable de magia tecnol¨®gica con m¨¢s de 1.200 millones de usuarios de internet que lleva a los adultos a cambiar de chip para, poco a poco, adaptarse a una ¨¦poca que empieza a poblarse de generaciones que tienen en la red su espacio casi natural.
Como esa futurista pareja que pasea por Atenas con un ciberlibro en el cual converger¨ªan servicios hoy dispersos, como internet, telefon¨ªa, reproductor de m¨²sica o GPS. Una cosa los une: el ciberespacio e internet donde todo lo que ¨¦l contiene y de ¨¦l sale y hacia ¨¦l va gana fuerza y popularidad. As¨ª es que los predecesores de ese ciberlibro plat¨®nico, a punto de abandonar la caverna de las ideas, tienen nombres que se prestan tanto a un juego como a un trabalenguas: Bookeen Cybook, Kindle, Reader, Keitai Shousetsu, Starebook STK-101 o Hanlin ebook. Y otros cuantos prometidos para este a?o. Las empresas saben que parte de su ¨¦xito estar¨¢ en no traicionar al libro como artefacto casi perfecto en forma y contenido.
Siguen la ruta de la m¨²sica. Buscan ser el iPod de los libros. Por ahora.
"Estos avances no son una amenaza para el libro. Es una forma distinta de hacerlos. Una oportunidad de crecer que obliga a modificar el negocio", asegura Antonio Mar¨ªa ?vila, director ejecutivo de la Federaci¨®n de Gremios de Editores de Espa?a (FGEE). "La red ya es parte de la vida y debemos sacarle el mejor provecho para avanzar", reconoce ?ngeles Aguilera, directora de Comunicaci¨®n y Marketing de Santillana y una de las responsables del viaje de este grupo editorial al ciberespacio.
Es un periodo de transici¨®n donde la literatura roza la idea bab¨¦lica de su biblioteca ideal. Y m¨¢s all¨¢. No s¨®lo es el acceso casi infinito a los libros y a la informaci¨®n, sino tambi¨¦n a las posibilidades de su propia creaci¨®n como instrumento del saber, del arte y del entretenimiento. De tener claro que m¨¢s que conocer la informaci¨®n lo que importa es saber d¨®nde hacer clic para encontrarla, bajo la trinidad de creer, arriesgar e interactuar.
La reinvenci¨®n del escritor
Dos dimensiones paralelas y convergentes que se retroalimentan conviven hoy en el mundo del libro: lo tradicional y lo digital. "M¨¢s que la concepci¨®n de libro, lo que ha cambiado internet es la concepci¨®n de arte o de expresi¨®n art¨ªstica", aclara Jaime Alejandro Rodr¨ªguez, escritor de hipernovelas y profesor de literatura de la Universidad Javeriana de Colombia. Y recuerda que esto ha tra¨ªdo nuevos soportes para la expresi¨®n: "Los e-books (versiones digitales de libros), los hipertextos, los hipermedias, que posibilitan nuevas formas de expresi¨®n donde, por un lado, la palabra se hace relativa frente al poder de otros medios, frente al poder del multimedia, y por el otro, se entrega el poder al lector gracias a la ampliaci¨®n de la interactividad".
Una vez en el ciberespacio, la creaci¨®n literaria ha inaugurado dos eras: la del creador novato y la del lector interactivo. La primera tiene que ver con el hecho de que una de las ventajas de la democracia abierta de internet es que permite a cualquier persona exponer, o colgar, all¨ª sus ideas y trabajos. ?El resultado? Una fiebre de autor¨ªas amparadas en la protecci¨®n de la anonimia de la red. Es la parte m¨¢s popular de este big bang que incentiva la creaci¨®n literaria en m¨²ltiples versiones.
Es el cibered¨¦n de la literatura.
Y a ¨¦l acuden toda clase de autores. Desde los que ponen en la red su novela en e-book, como hizo Stephen King en el a?o 2000 con Riding Bullet, hasta aquellos que buscan la multiautor¨ªa con los cibernautas. Uno de los pioneros fue John Updike cuando en 1997 escribi¨® en la red el comienzo de Murder makes the magazine, que continuaron los internautas con la condici¨®n de que ¨¦l mismo escribir¨ªa el final un mes despu¨¦s. Una variante de la multiautor¨ªa es la del escritor que empieza a escribir en la red y los cibernautas le sugieren por d¨®nde y c¨®mo debe continuar. En Espa?a, uno de los primeros en explorar este campo fue Lorenzo Silva, cuando en 2001, y durante diez semanas, escribi¨® La isla del fin de la suerte. Una de las nuevas puertas la abri¨® Paulo Coelho cuando colg¨® en la red la cuarta parte de su novela La bruja de Portobelo, dos meses antes de su publicaci¨®n, abri¨® un blog y un foro con los lectores. Una iniciativa con la que un autor podr¨ªa cambiar la obra, seg¨²n los comentarios de los lectores.
Pero todo esto son recursos demasiado terrenales para las verdaderas posibilidades que ofrece la red al permitir adentrarse en el ADN de sus circuitos. Ah¨ª est¨¢n las novelas electr¨®nicas que utilizan el hipertexto, el v¨ªdeo y el audio. El colombiano Jaime Alejandro Rodr¨ªguez ha contribuido a despejar ese camino con su hipernovela Gabriela infinita, una obra metam¨®rfica que primero fue libro, luego hipertexto y finalmente hipermedia. Despu¨¦s conquist¨® nuevos predios ciberliterarios con Golpe de gracia, con la cual obtuvo el a?o pasado el I Premio UCM/Microsoft a Literatura en espa?ol del texto hipermedia. Una obra donde el lector interact¨²a en un juego literario multimedia (www.javeriana.edu.co/golpedegracia/).
M¨¢s populares son los formatos del blog y videoblog. Pen¨²ltimo hallazgo y legado de estas rutas divergentes forjada por los cibernautas. Apenas sobrepasa la d¨¦cada de su nacimiento y ya hay 27 millones de blogs, una insospechada cifra de seguidores-lectores y un incalculable n¨²mero de blognovelas y bloglibros para los que ya se ha creado un premio literario, si pasan al formato libro: el Blooker. La primera edici¨®n la inaugur¨® en 2007 el soldado estadounidense Colby Buzzell, que cont¨® online sus vivencias en la guerra de Irak desde una tienda de campa?a. La experiencia del blog fue recogida en el libro My war. Killing time in Irak (Mi guerra. Matando el tiempo en Irak). Un hecho que agita el debate sobre si los blogs son un nuevo g¨¦nero literario. En esta convivencia y ajuste de eras, las galeradas originales de los libros empiezan a ser reliquias. Los autores env¨ªan sus obras en formato digital o PDF a agentes y editores, que los leen en su ordenador o en un soporte de lectura digital port¨¢til. Una de ellas es la agente M¨®nica Mart¨ªn, que ha reconocido que algunos autores s¨®lo le entregan los manuscritos como un gesto simb¨®lico. Blanca Rosa Roca, de Roca Editorial, cree que los lectores digitales son "un buen medio para leer manuscritos, se pueden cargar muchos y se ahorra papel e impresi¨®n". Y cuenta que Hachette ya ha entregado a sus editores los Sony Reader. Adem¨¢s, las editoriales ya tienen en sus webs un apartado donde los escritores pueden enviar sus propuestas literarias.
La redefinici¨®n del mundo editorial
La industria editorial parece la m¨¢s dudosa frente a esta transformaci¨®n del libro. "La gente est¨¢ acostumbrada al libro de toda la vida", es una de las frases que m¨¢s se escucha. Una frase hecha que no tiene en cuenta a las nuevas generaciones, m¨¢s familiarizadas con tecnolog¨ªas emergentes.
"Los libros son m¨¢s que la literatura. El gran comercio est¨¢ en los ejemplares de texto o de profesionales", aclara Antonio Mar¨ªa ?vila. Recuerda que la literatura representa s¨®lo el 30% del mercado editorial y que el sector jur¨ªdico es uno de los pioneros en ediciones y ventas digitales, "porque sus profesionales necesitan estar al d¨ªa continuamente". Y da un dato: entre el 60% y el 70% de los t¨ªtulos que se venden en Espa?a de ese sector son e-books. Para que esta expansi¨®n llegue a otros g¨¦neros, asegura, primero hay que solucionar problemas como los derechos de autor o colocar c¨®digos de seguridad para evitar descargas ilegales. "Hoy por hoy la gente no los demanda".
Aunque la realidad empieza a mostrar otro panorama. El 80% de los lectores espa?oles tiene ordenador en casa y el 65% usa internet; y de ellos, el 19% descarga literatura, sobre todo los menores de 24 a?os y los mayores de 65, revela el informe de la FGEE.
Es el atajo hacia un futuro donde agentes y editores redefinen sus papeles. La venta de t¨ªtulos por internet crece en el mundo, y aunque en Espa?a s¨®lo representa el 1% del total de la facturaci¨®n, entre los usuarios de la red ya es del 11,1%. Librer¨ªas virtuales pioneras como Amazon.com, que en 1995 empez¨® a vender e-books, o editoriales como Random House y HarperCollins en 2002 y, m¨¢s recientemente, Google Books, que tienen la misma estrategia, han crecido. Un sistema que ha revitalizado el comercio del libro antiguo y est¨¢ acabando con el almacenamiento tradicional.
Una salida que han encontrado varias editoriales de todo el mundo es unirse en el proyecto ReadonTime para abordar el comercio del libro electr¨®nico sobre demanda (POD, Print on Demand). Los asociados depositan ah¨ª sus contenidos para que el t¨ªtulo solicitado llegue al cliente en un plazo m¨¢ximo de cinco d¨ªas, utilizando la planta de impresi¨®n m¨¢s pr¨®xima del comprador. Lo que, seg¨²n Jos¨¦ Antonio Mill¨¢n, suscita interrogantes como el papel de las librer¨ªas. "?Qu¨¦ cambiar¨ªa en un panorama con ReadonTime a pleno funcionamiento?", se pregunta, y ¨¦l mismo se responde: "Que parte de la irracionalidad de un sistema que mueve libros para no venderlos podr¨ªa desaparecer. Sobre todo cuando en Espa?a uno de cada tres ejemplares es devuelto a los editores". Por eso sugiere que las librer¨ªas se conviertan en punto de petici¨®n/recogida de libros impresos sobre demanda.
Desaf¨ªos y amenazas que no se quedan ah¨ª y siguen emboscando.
Hay nuevas editoriales que permiten a los autores editar y vender sus propios libros con m¨¢s ganancias. Una de las pioneras es Lulu.com, cuyo eslogan es: "El ingrediente secreto de Lulu.com es que damos al autor el 80% de los beneficios". O que facilitan la autoedici¨®n, www.ciberautores.com.
Toma fuerza la creaci¨®n de t¨ªtulos personalizados. El TasteBook, por ejemplo, es una web que ofrece a cada usuario la posibilidad de crear su propio libro de recetas, un primer paso para otra clase de temas.
Avanzan las m¨¢quinas de hacer libros como la Espresso, que puede imprimir dos ejemplares cada siete minutos, de hasta 500 p¨¢ginas y en varios idiomas.
Sin contar con la posibilidad de imprimir cada uno en casa una vez se solucionen asuntos jur¨ªdicos y c¨®digos de seguridad. El director de la FGEE aboga por una legislaci¨®n de escala mundial para asuntos como los derechos de autor.
Pero el principal temor para editores, distribuidores y libreros, aunque sea el mejor regalo para los lectores, es hallar el dispositivo de lectura digital ideal. Est¨¢ pr¨®ximo. Los formatos est¨¢n cambiando velozmente. De los primeros lectores de e-books como Rocket eBook y Softbook, hace diez a?os, se ha pasado al Sony Reader o al Kindle, de Amazon, que acaba de incorporar el audiolibro. Adem¨¢s, existen lectores digitales para ciegos a trav¨¦s de un conversor de voz. Y para este a?o se espera otro gran salto hacia el futuro con el Readius (de Polymer Vision), un h¨ªbrido de m¨®vil y lector e-book con una pantalla extensible y enrollable de papel electr¨®nico, o con el prototipo de Asus Eee, o el de HP, o el que preparan Iriver y Philips.
Pero "?por qu¨¦ los libros son el ¨²ltimo basti¨®n de lo anal¨®gico?", pregunt¨® en oto?o pasado Jeff Bezos, fundador de la librer¨ªa online Amazon.com, durante la presentaci¨®n de Kindle. Y de inmediato se respondi¨®: "Porque los libros son objetos muy sofisticados y sirven tan bien a su prop¨®sito que era dif¨ªcil superarlos". ?se es el reto. Por eso los actuales lectores electr¨®nicos y los prototipos por salir buscan emular al libro tradicional con efectos del papel y la tinta, y quiz¨¢ a?adirle audio e internet. Les quedan obst¨¢culos como el hecho de que los modelos comercializados a¨²n no son del todo abiertos; por ejemplo, el Kindle s¨®lo admite los 90.000 t¨ªtulos digitalizados de Amazon.
La evoluci¨®n cibern¨¦tica contin¨²a. "Es la ruptura de los modelos de producci¨®n y negocio. Creo que el libro como lo conocemos ser¨¢ un lujo", vaticina Rosental Calmo. "A lo mejor esto de internet s¨®lo es la punta del iceberg de la revoluci¨®n digital".
La era de los lectores
Los que s¨ª han cambiado de chip son los de marketing de las editoriales. Saben que la red es una gran plataforma de promoci¨®n y lanzamiento de libros y autores. De conquista de lectores. Tambi¨¦n saben que estar ah¨ª ya no tiene mucho m¨¦rito, lo dif¨ªcil es hacerse notar, saber d¨®nde hay que estar, cuenta ?ngeles Aguilera, de Santillana: "Dar facilidad para que te localicen, tener enlaces, y que te encuentren r¨¢pidamente en la red".
Del boca a boca se ha pasado al clic a clic.
Es la ruta donde se juega parte del futuro con singulares estrategias. Desde los tradicionales samplers, o fragmentos de cap¨ªtulos, que han saltado a la red a manera de primicia con semanas de antelaci¨®n a la llegada del libro a las librer¨ªas, hasta las webs donde los propios escritores hacen sus videonovelas o se presentan y comentan sus obras, como en www.conoceralautor.com. Todo ello apoyado por oficinas de prensa virtuales de las editoriales con toda la informaci¨®n de ¨¦stas, cat¨¢logos, m¨²ltiples enlaces, performances de autores, tr¨¢ilers de novelas, acciones para sondear la opini¨®n de los libros antes de sacarlos al mercado y los famosos blogs.
Casi todas las editoriales han reforzado sus p¨¢ginas web y creado minisites espec¨ªficas para libros como www.lasombradel viento.net, de Planeta; www.seelprimeroen
leerlo.com, de Random House Mondadori; o www.alfaguarainfantilyjuvenil.com/ crep¨²sculo, de Santillana, que da cuenta del fen¨®meno que ha representado Stephenie Meyer, con 1.700 v¨ªdeos en YouTube. Las comunidades de lectores, o grupos sociales, son fundamentales para Santos Palazzi, director general del ¨¢rea de Mass Market de Planeta: "Es donde los lectores opinan, promueven debates y relatan sus experiencias y proponen t¨ªtulos o autores a publicar"; cita como ejemplos las de www.scyla.com y www.mascercadeti.com. "No s¨®lo queremos dar informaci¨®n al lector sino recibir informaci¨®n de ¨¦l", asegura Carmen Ospina, responsable de Nuevos Proyectos de Marketing en RHM.
Interactuar es la clave en internet. Un espacio que, en palabras del brasile?o Rosental Calmo, "requiere poca inversi¨®n, mucha rentabilidad, pero gran dedicaci¨®n". Algunos escritores lo saben y ellos mismos toman las riendas de su destino. Es el caso de la valenciana Laura Gallego, que tiene una din¨¢mica p¨¢gina web personal con blog y foros donde mantiene un di¨¢logo constante con los seguidores de su exitosa trilog¨ªa fant¨¢stica Memorias de Idh¨²n.
Las estrategias online de las editoriales han encontrado un aliado en canales digitales como YouTube o MySpace, donde, por ejemplo, los tres grupos editoriales consultados cuelgan tr¨¢ilers y verdaderos cortometrajes de sus t¨ªtulos. Tambi¨¦n existen sellos creados exclusivamente para el ciberespacio. Uno de ellos es Manderley, de novela rom¨¢ntica, que adem¨¢s de su web tiene el foro www.pasionmanderley.com. Lo que se nota en internet, se?ala ?ngeles Aguilera, "es el target o tipo de p¨²blico: los mayores de 50 a?os lo usan para informarse, y los de 12 a 25, como medio de comunicaci¨®n". Y todos tienen como uno de sus ciberlugares preferidos a las wikis, esas web informativas donde cualquier persona puede crear, a?adir o editar informaci¨®n. Confirmaci¨®n de que los h¨¢bitos de adquirir conocimiento han cambiado.
Otra tendencia es la de que las giras promocionales de los escritores empiezan a reemplazarse por videoconferencias o videopresentaciones. Otra muestra del impacto y poder de la red es que antes del 27 de febrero, cuando se fall¨® el XI Premio de Novela Alfaguara, el nombre del ganador, el cubano Antonio Orlando Rodr¨ªguez, ten¨ªa muy pocas referencias en Google y Yahoo. Hoy, 17 d¨ªas despu¨¦s, esas referencias se acercan a las 300.000. Una confirmaci¨®n de que quien no est¨¢ en el ciberespacio es como si no existiera.
Todos reconocen que deben tomarse en serio la filosof¨ªa de "el lector es primero". El mismo lector que a su vez ha convertido el ciberespacio en un fest¨ªn del cuarto de hora warholiano, sin temor a la advertencia de Victor Hugo de que "la popularidad es la gloria en calderilla".
Pruebas de la naturaleza proteica de la red. Prueba de que ¨¦ste es el siglo del creador novato y del lector. ?l es quien manda m¨¢s que nunca gracias al poder que le concede el ciberespacio, mientras todos lo cortejan. Son la quinta parte de la humanidad, 1.200 millones de personas conectadas a internet. Son los baquianos que van espantando los miedos del futuro cibern¨¦tico y liderando la evoluci¨®n de una raza que empieza a mudar de terr¨ªcola a cibern¨ªcola.
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