Cerezos
Desde tiempos muy remotos en Jap¨®n la floraci¨®n de los cerezos se celebra como un gran acontecimiento espiritual. Es la fiesta del hanami. Llegado el momento los medios de comunicaci¨®n la incluyen en el parte meteorol¨®gico como un fen¨®meno m¨¢s de la naturaleza y la se?alan por regiones con un puntero sobre el mapa. Oleadas de gente se concentran en el campo y en los parques para comer, bailar y amarse bajo estas flores ef¨ªmeras cuya belleza y brevedad constituye el s¨ªmbolo de los d¨ªas m¨¢s felices de una vida. Hasta hace poco en nuestro pa¨ªs los cerezos florec¨ªan a su aire al llegar la primavera. Algunos valles se cubr¨ªan de flores rosas y blancas, que sustitu¨ªan a la nieve cuando empezaba el deshielo y ¨¦ste era un suceso casi secreto, que s¨®lo conoc¨ªan los campesinos del lugar y degustaban las abejas. De un tiempo a esta parte, la floraci¨®n de los cerezos se ha convertido tambi¨¦n aqu¨ª en objeto de degustaci¨®n colectiva. Dentro de unos d¨ªas en las carreteras del valle del Jerte se va a producir un gran atasco de coches. El conductor despistado podr¨¢ pensar que se debe a un grave accidente que ha sucedido varios kil¨®metros m¨¢s adelante, pero llegado al punto crucial no ver¨¢ ambulancias, ni autom¨®viles aplastados ni cad¨¢veres en la cuneta tapados con pl¨¢sticos, sino un mill¨®n de cerezos que han florecido de forma explosiva y simult¨¢nea. Hasta hace poco ¨¦ste era un espect¨¢culo s¨®lo para iniciados en la espiritualidad oriental, la cual establece que para sanar no existe mejor milagro que el de la primavera. Sorprenderse vivo en medio de este esplendor en la soledad del valle, es lo m¨¢s parecido a la inmortalidad. Pero hoy esa experiencia ya es tur¨ªstica. Ir a ver flores es una nueva meta de peregrinaci¨®n. Este a?o, en medio de Semana Santa, florecer¨¢n los cerezos en los valles propicios y habr¨¢ que elegir entre presenciar el paso de v¨ªrgenes llorosas y cristos llagados de las procesiones o extasiarse ante este prodigio de la naturaleza. La primavera es tambi¨¦n una l¨ªnea de resistencia moral en el combate contra la iniquidad. El hecho de que un formidable atasco en la carretera se deba, no a la muerte, sino al breve milagro de los cerezos en flor, por un momento puede purificar a la sociedad de algunas de sus miserias.
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