Los que no esperaron a la ley
Cuatro casos han conmocionado en los ¨²ltimos a?os a la opini¨®n p¨²blica, pero ninguno logr¨® cambios legales
A finales de los noventa la larga lucha por una muerte digna del tetrapl¨¦jico Ram¨®n Sampedro abri¨® con fuerza el debate sobre la eutanasia. Otros casos han conmocionado desde entonces a la opini¨®n p¨²blica sin que ninguno de ellos haya logrado cambios legales por ahora.
- Ram¨®n Sampedro. Uno de los casos de eutanasia m¨¢s famosos del mundo. La historia de sus ¨²ltimos a?os llevada al cine recibi¨® un oscar. Sampedro, postrado en una cama desde su juventud, estaba inm¨®vil por completo. No pod¨ªa suicidarse. Pidi¨® ayuda para ello al Estado en innumerables ocasiones. Finalmente, una amiga le ayud¨® a morir administr¨¢ndole cianuro. Su muerte, dise?ada al detalle en la clandestinidad, result¨® finalmente una agon¨ªa.
- Jorge Le¨®n. Muri¨® a los 53 a?os en 2006. Alguien desconect¨® el respirador que le manten¨ªa vivo. S¨®lo pod¨ªa mover los labios despu¨¦s de un accidente dom¨¦stico. Manten¨ªa abierto un diario en Internet donde solicitaba ayuda para morir. Escribi¨® en su blog: "Eutanasia significa buena muerte. Nada m¨¢s y nada menos. Una muerte acorde a nuestra condici¨®n de seres racionales libres, due?os de decidir las condiciones en las que morir". Le¨®n hab¨ªa manifestado en una carta a EL PA?S la necesidad de regular "cuanto antes" el derecho a la eutanasia.
- Madeleine Z. Ten¨ªa 69 a?os y sufr¨ªa una grave enfermedad progresivamente paralizante. Se quit¨® la vida en su casa de Alicante tomando un helado con el que hab¨ªa mezclado varios mediamentos. Quer¨ªa "dejar de no vivir", como ella explicaba. La acompa?aron dos voluntarios del grupo por el derecho a una muerte digna en el que militaba. Ten¨ªa la voluntad firme, inequ¨ªvoca y mantenida en el tiempo de poner fin a su vida.
- Inmaculada Echeverr¨ªa. En medio de las protestas de la Iglesia, la muerte de Inmaculada Echevarr¨ªa, de 51 a?os, se convirti¨® en otro espect¨¢culo medi¨¢tico. Viv¨ªa atada a un respirador en un centro sanitario granadino y simplemnte ped¨ªa que se le desconectara, algo perfectamente legal: no se considera eutanasia sino la renuncia a un tratamiento. La Junta de Andaluc¨ªa cumpli¨® su voluntad, pero para ello hubo de ser trasladada a un hospital p¨²blico, porque el centro regentado por religiosos donde vivi¨® los ¨²ltimos a?os no pudo hacerlo. La jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica lo impidi¨®. Inmaculada tuvo que "luchar para ser libre". Deseaba morir desde hac¨ªa 27 a?os, cuando tuvo que entregar a su hijo en adopci¨®n. Fue sedada antes de morir.
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