El cliente siempre tiene raz¨®n
Las empresas de alimentaci¨®n han tenido hasta ahora dificultades para repercutir las alzas
La capacidad de las empresas para repercutir las alzas de sus inputs var¨ªa mucho. Por ejemplo, las empresas productoras de n¨ªquel y sus derivados gozan de la ventaja de poder trasladar sus costes. "Existe un procedimiento autom¨¢tico de repercusi¨®n", informa Fernando G¨®mez Pujana, de Tubos Reunidos, "seg¨²n sube o baja el n¨ªquel, que hemos aplicado sin problemas porque, adem¨¢s, la demanda era fuerte".
Al margen de sistemas de repercusi¨®n autom¨¢tica, demanda fuerte y compradores atomizados componen la f¨®rmula para repercutir precios. Es lo que ha pasado con el acero. "La demanda de acero -producido en Espa?a b¨¢sicamente a partir de chatarras- ha sido tan fuerte, que no ha habido problema para repercutir las alzas", explica Jos¨¦ Ignacio Bartolomeo, director general de Unesid. Las entregas crecieron durante el a?o 2007 en un 4,7%, todo un r¨¦cord.
La ternera, pagada a 3,48 euros, se vende al consumidor a 14,32. El margen entre origen y destino se ha elevado del 239% al 311%
"Los que venden cereales y oleaginosas, como Cargill, NobleGrain, Bunge o Louis Dreyfus, son un oligopolio", dice Jes¨²s Rivera, de Asaja
Motores de consumo
Igual de fuerte ha sido la demanda de cobre, dedicada a la construcci¨®n y obra p¨²blica -las telecos consumen poco-, lo que ha permitido a los fundidores incrementar sus precios. En general, tanto la construcci¨®n como el autom¨®vil han sido los principales motores de consumo de los metales. La construcci¨®n se lleva m¨¢s de la tercera parte del consumo de acero. "Pero esto no ocurre s¨®lo en el acero y en el cobre", dicen en Confemetal, "sino incluso en el aluminio, que se utiliza para ventanas o carpinter¨ªa". El bajo peso de la materia prima en el coste final es otro argumento. "El acero se puede subir", explica Bartolomeo, "porque es un producto muy barato, 0,6 euros el kilo. Su peso en valor en el coste final de un piso no llega al 1 por 1.000. Eso facilita los aumentos de precio cuando sube la materia prima". M¨¢s dif¨ªcil es repercutir los precios cuando el cliente es la industria del autom¨®vil, en posici¨®n de marcar las reglas.
En los alimentos, el traslado de las alzas se hace bien al principio de la cadena, pero malamente al final. Lo que es bueno para los productores, los comercializadores y consumidores. Y malo para los ganaderos y la industria. "Los que venden cereales y oleaginosas", comenta Jes¨²s Rivera, de Asaja, "como Cargill, NobleGrain, Bunge o Louis Dreyfus, son un oligopolio. Manejan los precios a su antojo. Adem¨¢s, tambi¨¦n fabrican piensos y marcan la pauta". Rivera explica que tanto las multinacionales como las empresas de piensos locales trasladan inmediatamente las elevaciones en las materias primas a sus productos.
"Ya la industria dedicada al consumo", prosigue Rivera, "tiene dificultades para hacer ese traslado de costes. Son miles de empresas, sujetas a otro oligopolio, el de las grandes superficies". Rub¨¦n Villanueva, de COAG, dice que la industria ha empezado, sin embargo, a repercutir algunos precios. Pero s¨®lo parcialmente. "Pese a que los precios del pienso suben desde hace m¨¢s de un a?o, s¨®lo en los ¨²ltimos meses hemos podido empezar a subir el porcino. Pero esto est¨¢ en v¨ªas de normalizarse". Es decir, va a subir. Y mucho.
Villanueva acusa a la industria y a la gran distribuci¨®n de aprovechar la tendencia al alza para subir, incluso cuando siguen pagando lo mismo a los productores. COAG ha elaborado un estudio seg¨²n el cual, mientras los precios de la ternera de primera han bajado en origen -un 0,7% entre 2004 y 2007-, han subido un 7% en destino. El producto, pagado a 3,48 euros, se vende al consumidor a 14,32. El margen entre origen y destino se ha elevado del 239% al 311%.
La escalada de la leche
Otro producto que se ha repercutido s¨®lo parcialmente ha sido la leche y sus derivados. Luis Calabozo, director general de Fenil, la federaci¨®n de industrias l¨¢cteas, apunta que "si bien los precios en origen subieron de 0,31 a 0,47 euros entre abril y octubre (un 52%), s¨®lo despu¨¦s, entre octubre y diciembre, han empezado a subir para los consumidores. Y s¨®lo un 31%". Debido a ello, Calabozo, para quien la culpa de estos retrasos se debe a la contenci¨®n efectuada por la gran distribuci¨®n, afirma que "los m¨¢rgenes se han reducido y 2007 ha sido un a?o m¨¢s bien malo".
Sin embargo, al contrario de los metales, que quiz¨¢ vuelvan a retroceder, si la econom¨ªa reduce su nivel de crecimiento, los alimentos caros han venido para quedarse. "Los alimentos son menos el¨¢sticos, y la posibilidad de incrementar la producci¨®n, m¨¢s r¨ªgida", advierte Rivera, de Asaja. "Esto es irreversible. A¨²n hay margen y, en mayor o menor medida, los precios seguir¨ªan escalando".
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