Efectos sin causas
"La religi¨®n es una creaci¨®n del ser humano". Cabe coincidir con el punto de partida de Christopher Hitchens -que se define adem¨¢s de como ateo como "humanista secular"- en este libro ameno aunque no exento de trivialidad. Incluso se le puede acompa?ar en la nada novedosa afirmaci¨®n de que la religi¨®n ha matado, y mata. Aunque m¨¢s correcto ser¨ªa decir que mucho se ha matado en nombre de la religi¨®n.
Hitchens no parte de una definici¨®n v¨¢lida de religi¨®n, aunque quiz¨¢s s¨ª de su origen vanidoso. Incluye a Buda entre los dioses, lo que muchos budistas considerar¨ªan un disparate. Incluso cabe cuestionar si el budismo es una religi¨®n, que en todo caso ser¨ªa una religi¨®n sin dios. Y califica el sinto¨ªsmo de "pseudo religi¨®n". Lo que nos lleva a otra cr¨ªtica de partida: el autor confunde dios y religi¨®n, y no separa suficientemente la idea de dios de la idea de una vida despu¨¦s de la muerte. Ni las religiones de sus instituciones. Al menos Richard Dawkins, en El espejismo de Dios, (m¨¢s interesante al venir de un cient¨ªfico), descarta desde un principio al "dios de Einstein", alejado de toda concepci¨®n supranatural y m¨ªstica. Aunque la teor¨ªa cient¨ªfica no necesite de la suposici¨®n de que existe un dios (o varios) el ate¨ªsmo de Hitchens acaba resultando demasiado primario.
Dios no es bueno: alegato contra la religi¨®n
Christopher Hitchens
Traducci¨®n de Ricardo Garc¨ªa P¨¦rez
Debate. Barcelona, 2008
384 p¨¢ginas. 22 euros
Su objetivo con este libro no parece situarse entre los grandes del debate teol¨®gico o ateo, sino hacer una cr¨ªtica directa de la religi¨®n -sobre todo de las tres monote¨ªstas del libro: el juda¨ªsmo, el cristianismo y el islam- para un p¨²blico esencialmente norteamericano, donde, por ejemplo, el debate sobre el creacionismo, o su fase superior, el llamado "dise?o inteligente", que como ¨¦l mismo recuerda no llega siquiera a ser una teor¨ªa, frente a la de la evoluci¨®n. Afirma que "se puede vivir una vida ¨¦tica sin religi¨®n", lo que parece verdad, pero no resulta evidente para muchos, aunque las neurociencias, que toca de pasada, est¨¢n haciendo aportaciones muy interesantes al respecto.
Si la religi¨®n es un invento humano, cabr¨ªa esperar una explicaci¨®n, al menos sociol¨®gica e hist¨®rica, de por qu¨¦ ha tenido tanto ¨¦xito, de por qu¨¦ ha importado y vuelve a importar tanto. Puede que Hitchens viera este regreso de la religi¨®n mucho antes del 11 de septiembre de 2001, entre otras cosas por su relaci¨®n personal con Salman Rushdie, el autor condenado por una fetua del ayatol¨¢ Jomeini tras la publicaci¨®n de sus Versos sat¨¢nicos. Y por otros muchos s¨ªntomas que recoge. Pues es un libro lleno de vivencias personales, aunque no llega al nivel de los de V. S. Naipaul en sus viajes por pa¨ªses isl¨¢micos. Pero no acaba de explicar.De un autor como ¨¦l cab¨ªa esperar una explicaci¨®n, sin duda compleja, de por qu¨¦ hay un regreso de la religi¨®n, o al menos de dios. De hecho, tiene inter¨¦s pensar por qu¨¦ ha tenido tanto ¨¦xito en Estados Unidos y en el Reino Unido el libro de Hitchens, y c¨®mo refleja un renovado inter¨¦s por el ate¨ªsmo.
?ste es un libro sobre efectos, no sobre causas de las religiones. Y entre estos efectos, el eje central es que "la religi¨®n lo emponzo?a todo". Los ejemplos que da sobre la violencia que desata la religi¨®n, "la crueldad inspirada por la religi¨®n", son verdaderos, pero quiz¨¢s le falta una mayor profundidad hist¨®rica, pues todo esto no es nuevo. Cuando considera que "por lo que s¨¦, hoy en d¨ªa no hay ning¨²n pa¨ªs en el mundo en el que se practique todav¨ªa la esclavitud sin que la justificaci¨®n proceda del Cor¨¢n", se olvida de Hait¨ª y otros lugares. O cuando se?ala que el cristianismo est¨¢ "demasiado reprimido como para prometer sexo en el para¨ªso", se olvida del muy terrenal Cantar de los cantares.
La afirmaci¨®n de que "parte de estas tempestades de odio, de fanatismo y de sed de sangre han pasado ya" no responde, desgraciadamente, a la realidad, aunque algo hayamos ganado respecto a un pasado no tan lejano. "La religi¨®n dijo sus ¨²ltimas palabras inteligibles, nobles o inspiradoras hace mucho tiempo", se?ala. Hitchens en su cr¨ªtica a las religiones se aferra demasiado a la textualidad de los textos religiosos, casi como un antifundamentalista fundamentalista. Aunque haya gente que crea a pies juntillas lo que dicen algunas escrituras, Hitchens olvida la fuerza del mito, muy presente, bajo nuevas o viejas guisas en nuestros tiempos, y que son parte de la realidad.
"Todo funciona sin esa suposici¨®n" que ser¨ªa dios. "Se puede creer en un agente divino si se desea, pero da exactamente igual, y entre los astr¨®nomos y f¨ªsicos la fe se ha convertido en algo privado y bastante com¨²n". Bien. Pero en una gran parte del resto de la humanidad, la religi¨®n sigue muy fuerte, y pese a que lo m¨¢s privado sean las reflexiones de cada cual frente a la muerte y mucho m¨¢s p¨²blico, social, que privado.
La traducci¨®n es correcta aunque incide en algunos errores. Los evangelicals no se deben traducir por evangelistas sino por evang¨¦licos. Los reborn christians tampoco por los "vueltos a nacer", sino por los renacidos.
Hacia el final argumenta c¨®mo terminan las religiones. Y claro, como toda obra del hombre, terminan. Aunque sorprende la capacidad de resistencia de algunas, desde el juda¨ªsmo al cristianismo y el islam, entre las monote¨ªstas, pasando por el hinduismo y otras. Pero si lo que buscaba Hitchens era provocar, en parte lo ha conseguido. -
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