Mugabe pierde en casa
La oposici¨®n irrumpe con fuerza en las votaciones celebradas en la provincia natal del presidente
"Estamos hartos de Mugabe; necesitamos un cambio para sobrevivir", afirma Nathaniel en voz baja y sonriendo como si hubiera hecho una travesura. No es ning¨²n activista de la oposici¨®n y esto no es ning¨²n suburbio de Harare, donde Robert Mugabe y su partido, ZANU-PF, hace tiempo que han perdido el apoyo de la gente. Nathaniel habla en Zwimba del Sur, a 100 kil¨®metros de la capital de Zimbabue, donde naci¨® Robert Mugabe, de 84 a?os, el h¨¦roe de la independencia que despu¨¦s ha conducido a su pa¨ªs a la ruina.
El partido del Gobierno intent¨® atraerse el voto con el reparto de comida
"Aqu¨ª no hay futuro, s¨®lo sufrimiento", se queja el joven Murombedzi
Aqu¨ª la maquinaria oficialista controla hasta el ¨²ltimo rinc¨®n de la vida de la gente, las fotos del presidente est¨¢n en cada esquina, los polic¨ªas se pasean en grupo y la comida la distribuye el partido para atraer votos. Pero ha ganado la oposici¨®n.
El resultado en Zwimba del Sur no es oficial, como tampoco lo son los de tantos otros lugares, porque el recuento de las elecciones del s¨¢bado avanza a c¨¢mara lenta. Pero los diplom¨¢ticos occidentales han verificado la ins¨®lita victoria de la oposici¨®n en el coraz¨®n del r¨¦gimen. Tambi¨¦n la confirma una de las funcionarias que levant¨® acta en un colegio electoral.
Todo el mundo sabe aqu¨ª que el jerarca local del ZANU-PF ha perdido su esca?o si ¨¦ste depende realmente del voto popular. La gente camina, se cruza miradas, a veces sonr¨ªe y siempre calla, a la espera de que se proclamen oficialmente los resultados.
"Aqu¨ª no hay futuro de ning¨²n tipo, s¨®lo sufrimiento", explica Murombedzi, un joven que no quiere dar su nombre y que dice que ha votado, como todos sus amigos, al Movimiento por un Cambio Democr¨¢tico (MDC, en ingl¨¦s), la oposici¨®n mayoritaria y m¨¢s dura al r¨¦gimen de Mugabe. Habla dentro de un coche.
En Zwimba del Sur, una de las pocas formas de hablar sin miedo es as¨ª. La gente suele aguardar al lado de la carretera esperando que alguien les recoja porque el transporte p¨²blico es inexistente. Es entonces cuando pueden permitirse hablar.
Murombedzi est¨¢ al lado de Kutama, la llanura ¨¢rida y hoy muy despoblada donde Robert Mugabe naci¨® hace 84 a?os. Se parece m¨¢s a un pueblo que Kutama, donde las casas est¨¢n desperdigadas por aqu¨ª y por all¨¢, entre vegetaci¨®n rala y campos de ma¨ªz resecos.
Desde Harare se llega a trav¨¦s de una carretera sin ninguna indicaci¨®n, en la que cada cruce de caminos es una trampa si no conduce alg¨²n lugare?o. Pero cuando al fin se llega, aparece con toda la crudeza la cara m¨¢s profunda del r¨¦gimen: no hay vida sin el partido. Al menos, no la hab¨ªa hasta el pasado s¨¢bado.
Los carteles electorales de Mugabe y su ZANU-PF est¨¢n por todas partes y la sede del partido, que en realidad es mucho m¨¢s que esto. Al lado hay hangares. "El partido distribuy¨® muchas cosas antes de las elecciones, sobre todo comida y semillas", cuenta una maestra a punto de jubilarse. "Todo el material se guarda en la sede del partido y de la polic¨ªa; se supone que despu¨¦s de las elecciones nos iban a dar el resto", a?ade, insinuando una sonrisa ir¨®nica.
No hay en todo el pueblo un solo cartel del MDC, el partido que gan¨® en la circunscripci¨®n. Su candidato ni siquiera es de Zwimba, subraya la maestra. Y no obtuvo permisos de la polic¨ªa para realizar un solo acto electoral. Eso s¨ª, le dejaron presentarse, lo cual ya era un ¨¦xito teniendo en cuenta los precedentes. Pero ante la estupefacci¨®n general, le han votado en masa. Aunque el resultado oficial negara su victoria, el terremoto est¨¢ a la vista de todos.
En Kutama, al lado mismo de la escuela en que Mugabe estudi¨®, el presidente conserva una mansi¨®n de fin de semana. En el patio pululan una decena de agentes y unos jardineros que riegan el c¨¦sped. Al otro lado de la carretera hay cuatro comercios, muy mal surtidos: imposible encontrar agua. Un aparato de m¨²sica escupe hip-hop a muchos decibelios y alrededor se arremolinan adolescentes fumando, alguno con camiseta de ZANU-PF. Unas mujeres venden mandarinas. ?Est¨¢n contentas con Mugabe? "?S¨ª¨ª¨ª¨ª!", contestan al un¨ªsono.
?Y qu¨¦ ha hecho Mugabe por la provincia? Risas generalizadas. Nada m¨¢s.
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