La situaci¨®n no es id¨ªlica
Lo ha dicho a la BBC el anterior jefe de Gobierno de Espa?a: "La situaci¨®n en Irak no es id¨ªlica". A los cinco a?os de la invasi¨®n norteamericana del pa¨ªs del F¨¦rtil Creciente, copiosas razones corroboran esa opini¨®n. En los ¨²ltimos meses, una operaci¨®n de Washington, conocida como el surge -irrupci¨®n- hac¨ªa que disminuyera el n¨²mero de muertos civiles iraqu¨ªes, y, de manera notable, el de bajas norteamericanas, pese a lo cual a mediados de marzo ya eran 4.000 los soldados muertos, junto a unos 650.000 iraqu¨ªes, cifra esta ¨²ltima compilada por la Universidad Johns Hopkins. Ese surge permit¨ªa, sin embargo, afirmar a la Casa Blanca que se iba ganando la guerra.
Un estudio de Harvard publicado en oto?o pasado calculaba que la contienda estaba costando unos 720 millones de d¨®lares diarios (455 millones de euros), m¨¢s de 5.200 euros por segundo; a fin de 2007 el gasto acumulado ya era de m¨¢s de 700.000 millones de d¨®lares, y, extrapolando, a fin de marzo, deb¨ªa rondar el medio bill¨®n de euros (bill¨®n, no el billion anglosaj¨®n). Por entonces, la Comisi¨®n de Integridad P¨²blica de Irak, organismo independiente, atestiguaba que del Ministerio de Defensa iraqu¨ª se hab¨ªan esfumado 7.000 millones de d¨®lares, y en el de Energ¨ªa, unos 4.000 millones, de los que parte hab¨ªan llegado a los insurgentes. Ya dec¨ªa Nuri al Said, primer ministro de la monarqu¨ªa de Bagdad, cuya familia real fue pasada por las armas junto con el propio gobernante en 1958, que "el ¨¢rabe no se vende, s¨®lo se alquila". Al mismo tiempo, una serie de contratistas bien conocidos del partido republicano, el del presidente Bush, hac¨ªan el negocio de su vida con el man¨¢ p¨²blico. Eso en lo tocante a los dineros.
El que domine Basora, un mar de crudo, estar¨¢ en condiciones de dictar t¨¦rminos al resto del pa¨ªs
El historiador brit¨¢nico Charles Tripp, una de las m¨¢ximas autoridades sobre el pa¨ªs (History of Irak, 2000, CUP), escrib¨ªa en diciembre pasado que el resultado principal de la guerra hab¨ªa sido liquidar el r¨¦gimen de Sadam Husein, a cambio de "instalar 50 Sadams"; es decir, situaciones locales de poder con sus propias milicias, tribunales, cobro de impuestos o peajes, y centros de detenci¨®n. La hip¨®tesis de trabajo de los invasores, seg¨²n Tripp, hab¨ªa sido la de la mancha de aceite; o la creaci¨®n y sostenimiento de numerosos puntos de apoyo, feudos presuntamente leales al gobiernillo de Bagdad y al mando estadounidense, que, como ret¨ªculas, deb¨ªan ir llenando el espacio pol¨ªtico hasta estrangular a la insurrecci¨®n, las taifas nacionales y religiosas, y el terrorismo de Al Qaeda. Pero contra eso iban muy directamente los acontecimientos de la semana pasada, donde se libr¨® en torno a Basora, que el contingente brit¨¢nico abandon¨® en diciembre, una primera gran batalla por el control de lo que un d¨ªa quede de Irak. Eso en lo tocante a la pol¨ªtica.
Las milicias de M¨²qtada al S¨¢der, que hab¨ªan acordado una tregua con el ocupante en agosto de 2007, lo que contribuy¨® al ¨¦xito del surge, se enfrentaron durante seis d¨ªas a las tropas del Gobierno de Nuri al Maliki, que hab¨ªa lanzado una operaci¨®n de reconquista del territorio. Los dos, Al S¨¢der y Maliki, son chi¨ªes, pero el primer ministro del partido Dawa se apoya en las fuerzas del Consejo Supremo Isl¨¢mico Iraqu¨ª, que dirige Abdel Aziz al Hakim. El Consejo, pese a su estrecha relaci¨®n con Teher¨¢n, est¨¢ de acuerdo con la permanencia indefinida de las tropas extranjeras, porque sin ellas es muy dudoso que el Gobierno, de mayor¨ªa chi¨ª, pueda sostenerse, mientras que Al S¨¢der querr¨ªa un calendario preciso y temprano para la retirada norteamericana.
Y el que domine la zona de Basora, un mar de crudo, estar¨¢ en condiciones de dictar t¨¦rminos al resto del pa¨ªs, especialmente si se mantiene la debil¨ªsima institucionalizaci¨®n presente con la divisi¨®n de hecho en dos compartimientos estancos: el norte kurdo, tambi¨¦n rico en petr¨®leo, y el centro y sur, donde los chi¨ªes doblan en n¨²mero a los sun¨ªes, y quieren acaparar la gobernaci¨®n. Los combates cesaron el domingo a instancias de Al S¨¢der, pero ese enfrentamiento intra-chi¨ª, guerra civil dentro de la guerra civil, parece m¨¢s un anticipo que una conclusi¨®n. Y eso por lo que toca a lo militar.
A cinco a?os de concluida, a primeros de abril, la fase convencional del conflicto, el balance es el de una guerra ruinosa, una barbaridad de muertes, un mal collage de satrap¨ªas corruptas, y el fantasma de una soluci¨®n violenta generalizada entre los propios iraqu¨ªes. La situaci¨®n, ciertamente, no tiene nada de id¨ªlica.
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