El uniforme de las mujeres
Las mujeres, desde el comienzo de los tiempos, aquellos en los que dec¨ªan que "sal¨ªamos de la costilla de Ad¨¢n", siempre hemos llevado "uniforme"; este ha variado, pero ha tenido una caracter¨ªstica com¨²n: ser un uniforme para agradar o para servir a los hombres, y, si era posible, para ambas cosas a la vez. Lo grave es que todav¨ªa, en pleno siglo XXI, vivamos sujetas a esta "ley del agrado" no escrita, pero que es m¨¢s fuerte y obligatoria que cualquier otra.
El universo de la discriminaci¨®n contra las mujeres es tan variopinto, tan intenso y tan extenso, que resulta, en contra de lo que en ocasiones se cree, dif¨ªcil de abarcar. Ser conocedoras del discurso de la igualdad entre mujeres y hombres es una especialidad de la que pocas personas pueden ser consideradas expertas. Aparentemente casi todo el mundo sabe de ello y, sin embargo, pocas conocen de verdad el por qu¨¦ ocurre esto.
?C¨®mo es posible que a estas alturas haya mujeres trabajadoras, enfermeras, por ejemplo, -para m¨¢s escarnio-, que son obligadas por la empresa a llevar uniforme con falda corta, cofia y amplio escote? El objetivo, -lo dice el empresario-, no es otro que el de "agradar", y as¨ª lo especifica su contrato, y si no lo cumplen, se las sanciona.
Esto que ha pasado en una cl¨ªnica sanitaria de C¨¢diz, no es una an¨¦cdota, sino una categor¨ªa mucho m¨¢s habitual de lo que nos creemos; de lo que ha pasado en esta cl¨ªnica nos hemos enterado porque las enfermeras, que all¨ª trabajan, han tenido el valor de denunciarlo p¨²blicamente y, afortunadamente, los medios de comunicaci¨®n se han hecho eco de ello, y se ha producido un cierto estupor social. El que esto ocurra, es una buena se?al, pero, al mismo tiempo, es malo que estas cosas sigan pasando. No estamos ante un supuesto aislado. ?Cu¨¢ntas enfermeras, o similares, no est¨¢n obligadas, por razones de supervivencia de diversa naturaleza, a llevar uniforme?
Siempre se trata de la utilizaci¨®n de un uniforme, de trabajo o de calle, para "agradar" al var¨®n, -al otro-, y el problema est¨¢, ni m¨¢s ni menos, que en la voluntariedad, en la libertad, de las mujeres para poder vestir como realmente quieran, y no como se las obligue.
Nadie discute la exigencia de que su forma de vestir no les debe impedir ser eficaces en su trabajo, el problema est¨¢ cuando se supedita la eficacia a las formas de ejercicio del mismo, que es cuando aparece lo del "agrado". Lo importante no es que las enfermeras lo hagan bien o mal, si no que "agraden" a los pacientes, que son, en este caso, adem¨¢s los que pagan, y este "agrado" no tiene nada que ver con el buen hacer, sino con la apariencia sexual de las mujeres, porque eso hemos sido, y, todav¨ªa, seguimos siendo, "el oscuro objeto del deseo" masculino; la historia de la literatura, del arte y de la cultura nos representa o como madres dolientes -y la Virgen Mar¨ªa es el mayor de este estereotipo-, o como "suministradoras" del placer masculino, -tambi¨¦n habr¨ªa muchos ejemplos-, porque hist¨®ricamente se decidi¨® que no ten¨ªamos vida propia, sino subordinada a la de los hombres, y adem¨¢s reproduc¨ªamos la especie, y esto nos ha marcado tanto que a¨²n hoy sigue condicionando nuestra vida personal y profesional.
Y en esas estamos, tratando de sortear los obst¨¢culos que nos impiden, o, al menos, nos dificultan, ser aut¨®nomas e independientes: en el vestir, en la expresi¨®n..., todo es muy triste, y recu¨¦rdense, por ejemplo, las im¨¢genes de esas azafatas que en las carreras de coches o de motos, -ahora tan de moda-, presencian el triunfo, sin apenas ropa, mientras "las ba?an" con el cava que sobre ellas derraman los campeones, -masculinos, por supuesto-; nuestro "destino" es el agrado o el cuidado de los dem¨¢s, dependientes o independientes, porque a estos, a los "aut¨®nomos", a los que dirigen el mundo, es a los que m¨¢s tiempo de nuestras vidas les hemos dedicado.
Los uniformes de las enfermeras, de las azafatas, de todas las que sirven, y de las mujeres en general, solo tienen que ver con esto del "agrado". Nuestra funci¨®n ha sido reproducir, y ahora, que adem¨¢s queremos hacer otras cosas, nos recuerdan, con demasiada frecuencia, que no nos equivoquemos, que este no es nuestro papel, y las mujeres que se dedican al rol convencional, son "las triunfadoras" sociales, constituy¨¦ndose as¨ª en esos modelos de mujer que tambi¨¦n con "uniforme", -en este caso de guapas-, van por la vida; si estas incumplen su contrato, la sanci¨®n no es de 30 euros de multa, como el de las enfermeras de C¨¢diz, sino que tiene que ver con su repudio de "esposa modelo"; a mi estas me preocupan poco o nada; han decidido buscar "el triunfo" de esta manera y peor para ellas, las que me interesan son las que est¨¢n siendo obligadas por sus empresas, p¨²blicas o privadas, a llevar uniforme, con falda corta y escote, para "agradar" a una sociedad con unos valores culturales realmente inaceptables. Y, mientras, las mujeres siguen muriendo a manos de sus parejas, -sea cual sea el vinculo que a ellas les una-, pero son para ellos "culpables", porque han intentado acabar con el "uniforme" del agrado que como mujeres ten¨ªan que llevar siempre puesto.
Amparo Rubiales es consejera de Estado y abogada.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Opini¨®n
- Ley Igualdad
- Comunidades aut¨®nomas
- Cl¨ªnicas
- Discriminaci¨®n sexual
- Mujeres
- Discriminaci¨®n
- Personal sanitario
- Legislaci¨®n espa?ola
- Administraci¨®n auton¨®mica
- Hospitales
- Andaluc¨ªa
- Prejuicios
- Asistencia sanitaria
- Problemas sociales
- Espa?a
- Pol¨ªtica laboral
- Sanidad
- Trabajo
- Salud
- Administraci¨®n p¨²blica
- Legislaci¨®n
- Justicia
- Sociedad