El escudo antimisiles da dividendos
Varsovia y Praga negocian con EE UU contratos tecnol¨®gicos y ayudas militares
El escudo antimisiles que Estados Unidos pretende instalar en Europa central, y que ha provocado cierta atm¨®sfera de guerra fr¨ªa, se convertir¨¢ en todo un negocio para los pa¨ªses que lo alberguen. Polonia, donde Washington planea instalar 10 misiles interceptores, exige a cambio ayudas multimillonarias para modernizar el Ej¨¦rcito. La Rep¨²blica Checa, que ha aceptado fijar en su territorio un radar, quiere que sus empresas opten a contratos en tecnolog¨ªa para el desarrollo del escudo por 740 millones de d¨®lares (500 millones de euros).
La mayor¨ªa de checos y polacos se oponen al proyecto, seg¨²n los sondeos
Tanto checos como polacos, que empezaron a negociar con la Casa Blanca hace un a?o, esperan suculentas contraprestaciones a cambio de alojar el escudo, en especial para poder ganar otra batalla: la de la opini¨®n p¨²blica. Seg¨²n las encuestas, m¨¢s de la mitad de los polacos y el 70% de los checos est¨¢n en contra. "Todo depender¨¢ de lo que se consiga", afirma Jacek Kucharczyk, del Instituto de Asuntos P¨²blicos de Varsovia. "Si el escudo conlleva grandes inversiones para el Ej¨¦rcito polaco, ser¨¢ obviamente beneficioso para el contribuyente, que no tendr¨¢ que pagar la factura", opina el analista.
Polonia est¨¢ siendo ambiciosa en las negociaciones. Las exigencias se centran en renovar sus defensas antia¨¦reas, que datan del comunismo, con un sistema de nueva generaci¨®n. Quieren hacerse con al menos dos Patriot estadounidenses de corto-medio alcance, capaces de destruir misiles y aviones. Cada uno de esos Patriot vale unos 250 millones de d¨®lares, pero si se a?ade munici¨®n, equipos y formaci¨®n de los empleados, la cifra puede ascender a 1.000 millones de d¨®lares.
Los detalles de la negociaci¨®n se desconocen. Seg¨²n el diario Gazeta Wyborcza, en su ¨²ltima oferta el primer ministro polaco, el liberal Donald Tusk, ha puesto sobre la mesa un acuerdo para modernizar el Ej¨¦rcito valorado como m¨ªnimo en unos 4.000 millones de d¨®lares, aunque la cifra puede multiplicarse. Todo este gasto militar ser¨ªa cofinanciado o ser¨ªa asumido del todo por Polonia, pero en condiciones favorables y en varios a?os. Pero no es la ¨²nica posibilidad. Los estadounidenses, que ven c¨®mo el nuevo Gobierno est¨¢ siendo m¨¢s duro que el anterior, guardan silencio. "La estrategia actual tiene m¨¢s sentido", opina Zbigniew Pisarski, de la Fundaci¨®n Casimir Pulaski. "Creo que se cerrar¨¢ un acuerdo antes de que haya un cambio en la presidencia de Estados Unidos", pronostica.
El Pent¨¢gono lo ha tenido m¨¢s f¨¢cil con la Rep¨²blica Checa, que alcanz¨® a principios de este mes un acuerdo para instalar un radar en el ¨¢rea militar de Brdy, una antigua base sovi¨¦tica situada a 85 kil¨®metros de Praga.
Mientras en los despachos de los pol¨ªticos se ultimaba el acuerdo, grandes contratistas estadounidenses como Boeing, Raytheon y Lockheed Martin, involucrados en el escudo, viajaban hace unas semanas a Praga. Su objetivo es crear un consorcio de investigaci¨®n con cient¨ªficos y empresas locales. Este convenio puede traducirse en contratos para los checos valorados en 740 millones de d¨®lares hasta 2013, seg¨²n la Agencia de Defensa Antimisiles estadounidense.
Se trata de una oportunidad para la industria checa, que entrar¨ªa en el selecto club de pa¨ªses que ya colaboran en el desarrollo tecnol¨®gico del proyecto (Jap¨®n, Italia, Australia, Reino Unido y Dinamarca). Est¨¢ previsto que la construcci¨®n del escudo en Europa central empiece en 2009 y est¨¦ completamente operativo en 2013. El presupuesto asciende a 2.565 millones de euros (contraprestaciones a Varsovia y Praga aparte, claro).
Pero la batalla para convencer a la opini¨®n p¨²blica ser¨¢ dura, sobre todo en la Rep¨²blica Checa, donde adem¨¢s la clase pol¨ªtica est¨¢ mucho m¨¢s divida respecto al escudo que en Polonia. "Lamentablemente, el debate se ha politizado, cuando la pol¨ªtica de seguridad deber¨ªa de quedar al margen de la pol¨ªtica nacional", afirma Tomas Weiss, del Instituto de Relaciones Internacionales de Praga. Pese a que el Gobierno checo ha lanzado campa?as de informaci¨®n y ha prometido incrementar las inversiones en la zona del escudo, en localidades como Spalene Porici o Rokycany, cercanas a las colinas de Brdy, a¨²n domina la desconfianza.
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