Un secreto muy bien guardado
Los elegidos evitaron la filtraci¨®n de sus nombramientos. Chac¨®n, durante un mes
Ya no hay duda: Carme Chac¨®n sabe guardar un secreto. El fin de semana siguiente al triunfo electoral, Zapatero se reuni¨® con la ministra de Vivienda en funciones y le dio un notici¨®n: se dejar¨ªa de encargar de los pisos para convertirse en la primera ministra de Defensa de la historia de Espa?a. De ella pasar¨ªan a depender 130.000 militares y los esp¨ªas del Centro Nacional de Inteligencia. Eso s¨ª, Chac¨®n sali¨® del Palacio de la Moncloa con el inc¨®modo encargo de mantener la boca cerrada. Zapatero -que hasta ese momento s¨®lo hab¨ªa anunciado la continuidad en sus cargos a Solbes y a Fern¨¢ndez de la Vega- ten¨ªa la firme intenci¨®n de elaborar su Gobierno en silencio, sin filtraciones. Durante casi un mes, Chac¨®n se ha dedicado a ponerse al d¨ªa en los asuntos castrenses -estudiando los discursos parlamentarios de sus antecesores Bono y Alonso- y a presenciar c¨®mo sus compa?eros del banco azul se com¨ªan las u?as esperando la llamada de Zapatero.
Clos y Narbona no conocieron su cese hasta ¨²ltima hora del viernes
Magdalena ?lvarez se fue a celebrar el cargo a la Feria de Abril de Sevilla
Una llamada que, en algunos casos, tard¨® mucho en producirse. De hecho, Joan Clos y Cristina Narbona recibieron la noticia de que no seguir¨ªan en el Gobierno a ¨²ltima hora del viernes, de lo que se deduce que Zapatero -como la mayor¨ªa de los mortales- se hace el remol¨®n a la hora de dar calabazas. De cualquier manera, Clos ya deb¨ªa tener la mosca detr¨¢s de la oreja. Aparec¨ªa en todas las quinielas como cesante. El ministro catal¨¢n no supo o no pudo sobreponerse a su pecado original: su entrada en el Gobierno fue puramente accidental, una maniobra del PSC para forzarle a dejar la alcald¨ªa de Barcelona y facilitar as¨ª la renovaci¨®n. Clos apenas hizo campa?a electoral y no ha contado con ning¨²n apoyo en el PSC para continuar como ministro. En cualquier caso, Zapatero, que ayer elogi¨® a Narbona y tambi¨¦n -aunque de forma m¨¢s t¨ªmida- a Clos, anunci¨® que ambos tendr¨¢n una nueva tarea en el proyecto socialista, adem¨¢s de su trabajo como diputados. Tambi¨¦n ha recibido un nuevo encargo Jes¨²s Caldera, el otro ministro cateado.
El viernes al mediod¨ªa, segundos despu¨¦s de ser investido presidente y mientras recib¨ªa las felicitaciones de propios y extra?os, todo el mundo pudo ver por televisi¨®n c¨®mo Zapatero emplazaba a Caldera mediante un gesto con las manos, el mismo que en baloncesto significa pasos. Caldera -nadie sabe si a¨²n con esperanzas- acudi¨® a La Moncloa a las cinco y media de la tarde. Sali¨® una hora m¨¢s tarde, ya sin cartera.
Quien s¨ª logr¨® conservarla, para sorpresa de muchos, fue Magdalena ?lvarez. As¨ª que ayer se fue a celebrarlo a la Feria de Abril de Sevilla. La ministra de Fomento intent¨® dar esquinazo a los periodistas. Y a punto estuvo de conseguirlo. A las cinco de la tarde, se meti¨® en la caseta de una amiga, situada en la calle Bombita y cuatro horas despu¨¦s a¨²n no hab¨ªa salido. "En mi caso", declar¨® cuando por fin fue localizada, "no se produjo ninguna llamada. A m¨ª me lo dijo Zapatero personalmente", presumi¨®. La m¨²sica de sevillanas enmarcaba las palabras de la ministra. "He venido aqu¨ª para celebrar mi designaci¨®n con todos mis amigos". Dej¨® una copa de manzanilla en la mesa, fue a pintarse los labios y despu¨¦s, aunque a rega?adientes, sigui¨® atendiendo a los fot¨®grafos. Mientras, la gente de la caseta la abrazaba, le regalaba claveles y le hac¨ªa un poquito la pelota: "Estamos contigo, Magdalena". "?Que contentos nos hemos puesto, Magdalena!". Hasta hubo quien le dej¨® un beb¨¦ para fotografiarlo con ella, que sonre¨ªa entre nerviosa y agradecida.
-Dicen los rumores que su renovaci¨®n fue un tanto precipitada, de ¨²ltima hora...
-Puedo asegurar que no ha sido una decisi¨®n de ¨²ltima hora -respondi¨®, molesta.
Y, lo que son las cosas, uno de los nuevos ministros se enter¨® de que lo ser¨ªa cuando viajaba en el AVE que tantos quebraderos de cabeza le ha dado a ?lvarez. El pasado mi¨¦rcoles, Celestino Corbacho, alcalde de L'Hospitalet de Llobregat y presidente de la Diputaci¨®n de Barcelona, viajaba en el AVE hacia Madrid cuando son¨® su tel¨¦fono m¨®vil. Era Zapatero. El presidente le dijo que quer¨ªa verlo en La Moncloa. Zapatero tambi¨¦n se reuni¨® largamente durante la jornada del jueves con la nueva ministra de Igualdad, la gaditana Bibiana Aido, y con la de Ciencia e Innovaci¨®n, la donostiarra Cristina Garmendia.
El presidente tambi¨¦n hizo llamadas que dejaron un tanto perplejos a sus interlocutores. Por ejemplo, Mercedes Cabrera no se imaginaba que le tocar¨ªa gestionar un ministerio de Educaci¨®n al que le hab¨ªan amputado las universidades. Desde que fue planteada la posibilidad de crear un nuevo Ministerio de Ciencia e Innovaci¨®n, Cabrera defendi¨® que las universidades se quedaran en Educaci¨®n. Lo intent¨® hasta el final, pero fracas¨®. No obstante, ha terminado aceptando el reto con disciplina.
Otro de los que tardaron en recibir la llamada fueron C¨¦sar Antonio Molina y Mariano Fern¨¢ndez Bermejo, pero cuando Zapatero por fin les telefone¨® fue para dedicarles palabras de afecto. A C¨¦sar Antonio Molina, que a las seis de la ma?ana de ayer ya estaba dedicado a su labor de escritor, le dijo:
-?Qu¨¦ te voy a contar de lo que tiene que ser el ministerio de Cultura!
Con informaci¨®n de Anabel D¨ªez, Miquel Noguer, Lidia Jim¨¦nez y Susana P¨¦rez de Pablos.
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