"Es muy dif¨ªcil que respeten a los peque?os en un mundo de gigantes"
Chiquita fue una liliputiense (26 pulgadas de estatura: 66 cent¨ªmetros) que naci¨® en Matanzas en 1869 y que triunf¨® en los teatros de variedades de Estados Unidos a partir de finales de la d¨¦cada de los noventa del siglo XIX. Antonio Orlando Rodr¨ªguez (Ciego de ?vila, Cuba, 1956) ha recorrido su vida para convertirla en ficci¨®n: su novela Chiquita gan¨® el X Premio de Novela Alfaguara en febrero. Ma?ana recoge el galard¨®n en Madrid.
Pregunta. Tuvo que ser dif¨ªcil entrar en el mundo, que tiene que ser muy diferente, de una mujer de esa estatura.
Respuesta. Las primeras 50 p¨¢ginas no me sirvieron de mucho. Estaban escritas desde un narrador omnisciente que lo sab¨ªa todo de la vida de la artista. Me di cuenta de que no reflejaba su extrema complejidad, que era necesario acercarse desde varios puntos de vista. Al final, el que narra es un escribiente que va corrigiendo lo que le dicta Chiquita. Ya hay dos voces, que discuten y discrepan y que no ocultan sus fricciones.
P. Y est¨¢ su voz, la del escritor. ?C¨®mo hizo para conocer a esta mujer?
R. No soy de esos escritores racionales y t¨¦cnicos que saben ad¨®nde van en cuanto se sientan a escribir. Yo no tengo ning¨²n plan, me gu¨ªa la intuici¨®n. Y lo que me importa es lo que voy descubriendo. Trabaj¨¦ como detective. S¨®lo ten¨ªa noticias de las acciones de Chiquita y desde ah¨ª tuve que entender su psicolog¨ªa, su personalidad. Me inspiraron mucho las fotograf¨ªas, sus poses: mirada retadora, languidez sensual... Utilic¨¦ incluso recursos muy poco ortodoxos...
P. ?Confesables?
R. Bueno, encargu¨¦ a dos personas distintas que me interpretaran la carta astral de aquella mujer. Me ayudaron a confirmar que no iba descaminado.
P. ?C¨®mo ha tratado la infancia? ?Son reales los hermanos, los primos...?
R. Lo de los hermanos es cierto. Lo dem¨¢s, ficci¨®n.
P. Puede parecer fr¨¢gil, pero el escribiente al que le dicta su vida dice de Chiquita que es fantasiosa, obstinada y put¨ªsima.
R. Si el personaje no hubiera tenido un componente de perversi¨®n mal¨¦vola hubiera resultado demasiado ins¨ªpido. Cuanto hace, adem¨¢s, lo hace para sobrevivir. Es una mujer pragm¨¢tica y sus circunstancias explican su conducta. La entiendo, no siempre la justifico. Es muy dif¨ªcil que a los peque?os los respeten en un mundo de gigantes.
P. ?Es ¨¦sa una propuesta de lectura del libro?
R. Para nada. Pero es verdad que es una lectura latente. Yo creo que el arte tiene que ser entretenido. Lo dem¨¢s, si viene, vendr¨¢ despu¨¦s.
P. Hay mucho en Chiquita de querencia por lo esot¨¦rico.
R. Disfruto mucho cuando los esp¨ªritus se meten en el mundo de los humanos. Y de las situaciones que se salen de lo normal. Las historias de las cofrad¨ªas secretas de los enanos me gustar¨ªa que se leyeran en clave par¨®dica.
P. La guerra de la independencia cubana es el tel¨®n de fondo de una parte de la novela. ?Qu¨¦ destaca de ese proceso?
R. Que fue una guerra muy cruel. Fueron crueles las tropas espa?olas, pero tambi¨¦n fueron muy destructivos los rebeldes. Cuba se hab¨ªa convertido en la perla de la Corona, la metr¨®poli no quer¨ªa perderla. Fue una independencia tard¨ªa respecto a las dem¨¢s. Y at¨ªpica. Estados Unidos vigil¨® el proceso entre 1898 y 1902. Para muchos, incluso algunos l¨ªderes independentistas, fue algo positivo, por chocante que resulte.
P. Chiquita apoya a los independentistas. Sus actuaciones terminaban con gritos de libertad para Cuba.
R. Lo que ocurr¨ªa en ese tri¨¢ngulo, el que forman Cuba, Estados Unidos y Espa?a, fue fascinante. Sorprende la pasi¨®n con que los estadounidenses se implicaron a favor de Cuba. Era un pa¨ªs joven, hab¨ªan llegado tarde al reparto de las colonias, hab¨ªa all¨ª una gran efervescencia.
P. Ahora hay de nuevo ruido en su pa¨ªs. ?Cree que Ra¨²l Castro ser¨¢ el hombre de la transici¨®n?
R. Lleva mucho tiempo defendiendo un r¨¦gimen que masacra los derechos humanos. No creo que sea la persona adecuada para la transici¨®n a la democracia.
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