?Nuevos tiempos en Cuba?
En las ¨²ltimas semanas los cubanos se vienen desayunando con buenas noticias que ata?en a su erem¨ªtica vida cotidiana. Desde la posibilidad de tener tel¨¦fonos m¨®viles y alojarse en los hoteles para turistas de su propio pa¨ªs, que ten¨ªan vedados, hasta las previsiones de que desaparezcan los miserables topes salariales actuales (en aras de la productividad) y que los m¨¢s afortunados puedan adquirir la propiedad sobre las casas que habitan en alquiler. O el anuncio sobre la abolici¨®n paulatina de las f¨¦rreas restricciones a los viajes al extranjero.
De la fruici¨®n con que han sido acogidas alguna de estas medidas dan idea las colas kilom¨¦tricas para contratar m¨®viles, pagando por su activaci¨®n 120 d¨®lares, aproximadamente el salario de medio a?o. Una vez m¨¢s, se hace buena la idea de que hay dinero bajo las piedras en los lugares donde no hay en qu¨¦ gastarlo.
Ra¨²l Castro prometi¨® en su toma de posesi¨®n como presidente, en febrero, que comenzar¨ªan a levantarse algunas de las prohibiciones que hacen invivible Cuba. Parece claro que estas primeras decisiones -que Washington calific¨® ayer de cosm¨¦ticas- no son las que transforman un r¨¦gimen dictatorial en otro de libertades. Pero confirman la idea de que, a diferencia de su hermano Fidel, est¨¢ dispuesto a permitir en la isla cierto grado de ilusi¨®n. La experiencia dice que los resquicios de libertad acaban agrand¨¢ndose, que no hay pueblo sometido que renuncie a ensanchar la grieta del aire fresco. Las t¨ªmidas reformas cubanas deben representar un inequ¨ªvoco clarinazo hacia la liquidaci¨®n de la eternizada dictadura.
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