El hombre-diana se llama Pedro Arriola
El soci¨®logo es blanco de las iras del sector aguirrista por su proximidad a Rajoy
Mariano Rajoy lleg¨® al debate de televisi¨®n con Zapatero anud¨¢ndose su corbata roja talism¨¢n y acompa?ado de un hombre delgado y con barbita que cargaba una maleta llena de informes y al que en el PP llaman desde hace a?os el Rasput¨ªn de G¨¦nova. En el descanso del debate, mientras los espectadores ve¨ªan anuncios, s¨®lo una persona por contendiente pod¨ªa acercarse para contarles c¨®mo hab¨ªan estado en la primera parte y darles los ¨²ltimos y decisivos consejos antes de que sonara la campana del segundo asalto.
Se le considera autor del "v¨¢yase, se?or Gonz¨¢lez" de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar
Algunos le culpan de la derrota del l¨ªder del PP en los debates en televisi¨®n
En el caso de Rajoy, quien lo hizo fue este hombre peque?o, odiado por muchos dirigentes populares, desconocido fuera de los c¨ªrculos de poder, que huye de la notoriedad como de la peste pero al que muchos en este partido atribuyen una influencia descomunal sobre el actual l¨ªder del PP. Se llama Pedro Arriola y es el soci¨®logo de cabecera de Rajoy, el consejero en la sombra, el que s¨®lo baja al plat¨® si la c¨¢mara enfoca hacia otro lado.
Un sector del convulso PP de estos d¨ªas, el mismo que apoya a Esperanza Aguirre, achaca a este especialista en exprimir encuestas y adivinar estados de opini¨®n, el nuevo rumbo impuesto por Rajoy en el partido. Y hasta han puesto nombre a la doctrina: "El arriolismo. Consiste en no hacer nada, en no criticar mucho, en mantener un perfil bajo para ver si Zapatero, con la crisis econ¨®mica como ¨²nico enemigo, se hunde solo", resume un dirigente del PP cercano al grupo de la presidenta de la Comunidad de Madrid.
"Son sus enemigos los que le hacen importante", replica una persona cercana a Arriola. "Su influencia es la misma que un oficial de Estado Mayor que, junto a otros, se?ala la estrategia a seguir en la batalla, pero que no ostenta mando en plaza. A veces le hacen caso y otras veces, no", a?ade esta misma persona. "Lo que pasa es que muchos, entre los que se encuentran algunos medios de comunicaci¨®n de la derecha, no soportan que la oreja del l¨ªder no les escuche s¨®lo a ellos, no soportan no tener el monopolio de la oreja".
Sin embargo, el c¨®ctel es explosivo: un hombre discreto, siempre oculto, difuminado, pero que durante casi 20 a?os ha gozado de acceso directo a la cabeza visible del PP, primero con Aznar y ahora con Rajoy.
Perro Arriola naci¨® en Sevilla en 1948, estudi¨® en la Universidad de M¨¢laga Ciencias Econ¨®micas y, posteriormente, ya en Madrid, Ciencias Pol¨ªticas. Pero siempre se ha considerado, exclusivamente, soci¨®logo. Est¨¢ casado con Celia Villalobos, ex alcaldesa de M¨¢laga, ex ministra de Sanidad y actual diputada del PP. En M¨¢laga, donde pasa los fines de semana y los veranos es, sobre todo, "el marido de la Villalobos". Durante mucho tiempo trabaj¨®, primero en M¨¢laga y luego en Madrid, de asesor de empresas a la hora de negociar convenios colectivos. Aprendi¨® el arte del tira y afloja, y el te doy y te niego, sentado en una mesa defendiendo siempre a la patronal.
En marzo de 1989, una cena que comparti¨® con Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar y Rodrigo Rato cambiar¨ªa su vida. Meses m¨¢s tarde, en septiembre, el ya presidente del PP le llam¨® para que se convirtiera en su asesor, en su soci¨®logo privado. Su misi¨®n consist¨ªa en interpretar las encuestas, las p¨²blicas y las encargadas por ¨¦l, en relacionar los datos de los sondeos y aventurar el pensamiento de la ciudadan¨ªa. Desde entonces, cada a?o, ha renovado el contrato ininterrumpidamente.
Se convirti¨® en amigo personal del entonces l¨ªder del Partido Popular, en uno de sus colaboradores m¨¢s cercanos, en integrante del equipo que le elaboraba los discursos. Se le atribuye el "v¨¢yase, se?or Gonz¨¢lez". Se volvi¨® un asesor de entera confianza de su jefe. De hecho, ya con el PP en el Gobierno, fue uno de los tres comisionados por el presidente Aznar para reunirse, el 19 de mayo de 1999, durante una tregua de ETA, con los etarras Mikel Albizu y Bel¨¦n Gonz¨¢lez Pe?alba en un hotel de Z¨²rich (Suiza).
"Aznar tuvo en cuenta, seguramente, su experiencia de a?os negociando convenios colectivos. A negociar en una mesa no se aprende en los libros", comenta una persona cercana al soci¨®logo.
Arriola es, seg¨²n quienes han tratado con ¨¦l, simp¨¢tico y buen conversador, y goza de una manejable capacidad de convicci¨®n. Es respetado por muchos de sus colegas soci¨®logos, que le atribuyen, fruto de su entrega casi en exclusiva a las encuestas pol¨ªticas, un conocimiento solvente de las tendencias de voto.
"Era muy exhaustivo, pero esto de los soci¨®logos es como los hombres del tiempo: dicen por qu¨¦ y d¨®nde ha llovido pero no siempre aciertan sobre d¨®nde y cu¨¢ndo va a llover", explica un pol¨ªtico del PP que trabaj¨® con Arriola. Otros que tambi¨¦n han trabajado con ¨¦l le definen como intrigante, amigo del secretismo y de tirar la piedra y esconder la mano. "Su oficio consiste, para bien o para mal, en aconsejar y ocultarse; lo que ¨¦l pueda contar no es interesante y lo que es interesante, no lo puede contar: debe el secreto a su cliente, como un m¨¦dico o un abogado", explica alguien cercano a ¨¦l.
Hubo episodios que aumentaron su fama oscura: en agosto de 2001, unos ladrones asaltaron su chal¨¦ en Madrid y le robaron dos ordenadores, dos equipos de m¨²sica y dos plumas estilogr¨¢ficas. Tanto Arriola como el ministerio del Interior se apresuraron a asegurar que el robo se debi¨® a ladrones corrientes y que entre los documentos sustra¨ªdos no hab¨ªa ning¨²n papel comprometedor. "Se dijo que estaba la lista de los posibles sucesores de Aznar, pero era una mentira interesada", asegura un partidario del soci¨®logo.
En septiembre de 2003, Rajoy hereda el cargo de Aznar y a su consejero electoral. Algunos dirigentes del PP critican cada vez m¨¢s el poder ininterrumpido que detenta Arriola -al que llaman Rasput¨ªn desde hace a?os-, que seg¨²n ellos ha aumentado debido al car¨¢cter flem¨¢tico del nuevo jefe: Aznar era amigo de cortar a sus consejeros con una frase contundente que repet¨ªa a menudo: "No sigas, porque no voy a cambiar de opini¨®n". Rajoy es considerado m¨¢s influible debido a su temperamento reposado, proclive a escuchar a todos antes de decidir.
A estos mismos dirigentes contrarios a Arriola les sacaba de quicio que asistiera a reuniones decisivas del partido. En una de estas, celebrada en Segovia, cuando Arriola achac¨® a algunos de estos dirigentes que generaban rechazo en un sector de la sociedad, Eduardo Zaplana, uno de los aludidos, salt¨®: "Mira, puedes venir con todas las encuestas que quieras, pero yo he ganado elecciones con mayor¨ªa absoluta en una comunidad no precisamente de derechas como la valenciana y t¨² nunca te has presentado a nada".
Los contrarios a Arriola le responsabilizan de parte de la derrota electoral, debido, entre otras cosas, a que fue el que prepar¨® con Rajoy los debates televisados, en los que gan¨® Rodr¨ªguez Zapatero. Y pronostican que la estrategia de moderaci¨®n que propugna Rajoy -inspirada en el soci¨®logo, seg¨²n ellos- no les traer¨¢ nada bueno. Algunos le culpan hasta por haber ideado a la famosa ni?a de la que habl¨® Rajoy al t¨¦rmino de sus intervenciones, cosa que Arriola niega.
Se sabe, eso s¨ª, en el ojo del hurac¨¢n de un partido cada vez m¨¢s desgarrado e imprevisible e intuye que a su labor de hombre en la sombra sin descubrir jam¨¢s las cartas se le suma ahora la de pim-pam-pum. Pero lo asume con la profesionalidad de quien cobra por eso.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.