Gelman arremete contra el olvido
El poeta argentino recuerda la dictadura de su pa¨ªs en el discurso del Cervantes
Don Quijote regres¨® ayer para ayudar a los flacos y menesterosos. Lo trajo Juan Gelman que, desde las primeras l¨ªneas de su discurso, fue se?alando lo que hay en "estos tiempos mezquinos, estos tiempos de penuria, como dec¨ªa H?lderlin". Y enseguida dio la primera sacudida: "Cada tres segundos y medio un ni?o menor de cinco a?os muere de enfermedades curables, de hambre, de pobreza". Se estaba preguntando para qu¨¦ los poetas, como hab¨ªa hecho su colega alem¨¢n siglos atr¨¢s, cuando pasan estas cosas. Y se respondi¨® que ah¨ª est¨¢ la poes¨ªa: "De pie contra la muerte".
Largo y delgado, p¨¢lido, con una elegancia que parece venirle de haber exprimido la vida a fondo, Gelman abri¨® el estuche de sus gafas, se las puso y empez¨® a hablar con su acento de Argentina y una voz serena y grave. No tard¨® en recordar su exilio y la compa?¨ªa que encontr¨® en santa Teresa y san Juan de la Cruz para sentir "la presencia ausente de lo amado" (¨¦se su pa¨ªs lejano ya). Y vino la segunda sacudida: las 30.000 personas que desaparecieron en la dictadura argentina, esa que lo dej¨® fuera, peregrino del mundo. No estuvo de m¨¢s que explicara los cuatro conceptos que encierra la palabra desaparecido: secuestro, tortura, muerte y deshacerse de los restos.
"Dicen que no hay que remover el pasado. Est¨¢n equivocados"
Juan Gelman y todos los ganadores del Premio Cervantes |
?l mismo, Juan Gelman, fue uno de esos flacos y menesterosos a los que ayud¨® el Quijote. Le abri¨®, ah¨ª en el exilio, cuando nada sab¨ªa de tantos de los que iban cayendo v¨ªctimas del horror, "manantiales de consuelo". La dictadura acab¨® con su hijo, acab¨® con su nuera, y le perdieron a la nieta que ¨¦sta hab¨ªa concebido antes de que la mataran. Gelman la busc¨® hasta encontrarla -seguramente con desesperaci¨®n-. Mientras tanto, la voz del poeta se mantuvo siempre firme contra la muerte.
Fue en 1956 cuando apareci¨® su primer libro, Viol¨ªn y otras cuestiones, y hace poco que se ha publicado Mundar (Visor). Entre uno y otro hay muchos, muchos versos y muy distintos (tan distintos que hasta sus propios poemas los escribieron tambi¨¦n heter¨®nimos como John Wendell, Yamanokuchi Ando y Sydney West) y est¨¢ su prosa de periodista, y de lector, que va contando del ruido del mundo y de sus dichas y tristezas. Ayer hablaron en Alcal¨¢ el hombre y el poeta, como pasa con Don Quijote, que tambi¨¦n es Alonso Quijano. El poeta que se planta contra la muerte y el hombre al que tanta muerte tuvo muchas veces que quebrarlo.
As¨ª que habl¨® de la modernidad de la obra de Cervantes, donde est¨¢ todo lo que Foucault encontraba en Raymond Roussel para definir la novela moderna: "el espacio, el vac¨ªo, la muerte, la transgresi¨®n, la distancia, el delirio, el doble, la locura, el simulacro, la fractura del sujeto". Y se refiri¨® a la grandeza del Quijote como novela de amor. Pero era como si el caballero andante lo empujara para devolverlo al mundo y lo obligara a fijarse en cosas en las que ¨¦l mismo hab¨ªa reparado, como la invenci¨®n de la muerte a distancia ("llega una desbandada bala", dec¨ªa Don Quijote): "Cada vez m¨¢s segura para el que mata, cada vez m¨¢s terrible para el que muere", a?adi¨® Gelman, y volvi¨® a sacudir a cuantos lo o¨ªan acord¨¢ndose de esos "200.000 civiles de Hiroshima que el coronel Paul Tobbets aniquil¨® desde la altura apretando un simple bot¨®n". El poeta argentino apunt¨® entonces hacia Irak, donde han ca¨ªdo ya centenares de miles.
Cuando Juan Gelman vino hace dos a?os a recibir el Premio Reina Sof¨ªa celebr¨® que Espa?a se hubiera apartado de esas terribles aventuras b¨¦licas. Ayer lo que celebr¨® fue que estuviera "empe?ada en rescatar su memoria hist¨®rica, ¨²nico camino para construir una conciencia c¨ªvica s¨®lida que abra las puertas al futuro". Con su acento argentino y su voz serena y grave, ah¨ª volvi¨® a sacudir fuerte. No estaba tratando ya de la dictadura militar argentina, que queda lejos, sino de la dictadura militar franquista. Y cont¨® de Ant¨ªgona, esa inmensa mujer que levant¨® la tierra con sus manos para enterrar a su hermano "contra la antojadiza voluntad de un hombre".
"Hay quienes vilipendian este esfuerzo de memoria", observ¨® el premio Cervantes de 2007. "Dicen que no hay que remover el pasado, que no hay que tener ojos en la nuca, que hay que mirar hacia adelante y no encarnizarse en reabrir viejas heridas. Est¨¢n perfectamente equivocados. Las heridas a¨²n no est¨¢n cerradas. Laten en el subsuelo de la sociedad como un c¨¢ncer sin sosiego. Su ¨²nico tratamiento es la verdad. Y luego, la justicia. S¨®lo as¨ª es posible el olvido verdadero". Luego coment¨®: "Y sospecho que no pocos de quienes preconizan la destituci¨®n del pasado en general, en realidad quieren la destituci¨®n de su pasado en particular".
Sigui¨® todav¨ªa un rato, luego se quit¨® las gafas. La ovaci¨®n fue larga. Antes de terminar hab¨ªa recordado a Marina Tsvetaeva, la gran poeta rusa a la que aniquil¨® el estalinismo. Ella hab¨ªa dicho que el poeta no vive para escribir: "Escribe para vivir".
La gran novela del amor imposible
Hab¨ªan colgado del cielo unas cuantas nubes algodonosas, de esas que se van estirando y se rompen conforme sopla el viento. El d¨ªa era luminoso, pero no hac¨ªa calor. Buen tiempo para meterse en el Paraninfo de la Universidad de Alcal¨¢ de Henares, y seguir ese ritual que a?o tras a?o se repite cada 23 de abril. Los Reyes, el presidente de Gobierno, el ministro de Cultura, la presidenta de la Comunidad de Madrid, el rector de esa Universidad, el director del Libro, autoridades diversas, personalidades, escritores, amigos, p¨²blico en general y, esta vez, Juan Gelman. Ciudadano argentino que vive en M¨¦xico, nacido en Buenos Aires en 1930, poeta de registros distintos, periodista, hijo de jud¨ªos ucranios, un tipo que milit¨® en pol¨ªtica, un hombre al que la dictadura argentina impuso en 1976 el exilio. Parafraseando a Cervantes ayer dijo, "sin iron¨ªa", que su discurso iba a carecer de invenci¨®n y que ser¨ªa "menguado de estilo, pobre de conceptos, falto de toda erudici¨®n y doctrina". Estuvo lleno de vida y supo contagiar su amor por el Quijote, esa gran novela de amor. "Del amor imposible". Lo explic¨® as¨ª: "En el amor se da lo que no se tiene y se recibe lo que no se da y ah¨ª est¨¢ la presencia del ser amado nunca visto, el amor a un mundo m¨¢s humano nunca visto y torpemente entrevisto, el amor a una mujer que no es y a una justicia para todos que no es".
Babelia
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