El triunfo del autor
La paternidad me absorbe la mayor parte de mi tiempo: tengo tres ni?os de ocho, seis y dos a?os", dice Juan Mayorga mientras su cuidadora ecuatoriana da de comer a Raquel, la benjamina. El piso de la madrile?a colonia Urquijo que comparte desde hace 14 a?os con Cot¨¦, su mujer, se les est¨¢ empezando a quedar peque?o. En su despacho cuadrado, min¨²sculo, ba?ado abundantemente por la luz de mediod¨ªa, los libros rebosan hasta el techo. "Hemos puesto el cartel de 'se vende', pero el sitio al que pensamos mudarnos para que los chicos tengan cada uno su cuarto no me gusta tanto como ¨¦ste". El autor teatral espa?ol de moda ha estrenado en Madrid en los ¨²ltimos cuatro meses El gordo y el flaco, La tortuga de Darwin, una versi¨®n de El rey Lear y La paz perpetua, f¨¢bula moral sobre la guerra sucia contra el terrorismo, dirigida por Jos¨¦ Luis G¨®mez. Ahora tiene en cartel Hamelin en Bucarest y en M¨¦xico y Animales nocturnos en Grecia, y tres obras a punto de estrenarse en Brasil, Portugal y Costa Rica. Jorge Lavelli planea montar en Par¨ªs El chico de la ¨²ltima fila, y Philippe Adrien, La tortuga de Darwin. Su trabajo corre como fuego por reguero de p¨®lvora, pero ¨¦l, por si acaso, no le quita el ojo al mechero.
"El teatro es el lugar id¨®neo para examinar el mundo con ojo cr¨ªtico y para imaginar utop¨ªas"
"El buen dramaturgo tiene que dar cuenta de la evoluci¨®n de un personaje en una sola r¨¦plica"
Mayorga, que cumpli¨® 43 a?os el pasado d¨ªa 6, ve en el teatro el para¨ªso perdido del escritor: "El escenario me permite contar historias, como el novelista, explorar la lengua como el poeta y desarrollar a placer mis preocupaciones filos¨®ficas, con el valor a?adido de que director e int¨¦rpretes desplazan todo eso a lugares imprevistos y el p¨²blico lo vive como una experiencia. El teatro es el lugar id¨®neo para examinar el mundo con ojo cr¨ªtico y para imaginar utop¨ªas".
Somos lo que hemos aprendido. Mayorga, doctor en Filosof¨ªa y ex profesor de Matem¨¢ticas ("me gan¨¦ la vida durante cinco a?os dando clases en un instituto, y mi mujer sigue trabajando en otro"), escribe como quien resuelve ecuaciones. "Las matem¨¢ticas son un lenguaje de precisi¨®n, y el lenguaje teatral ha de serlo: no debe tener ni un gramo de grasa", dice. "El buen matem¨¢tico es capaz de resumir un universo de objetos en una f¨®rmula; el buen dramaturgo tiene que dar cuenta de la evoluci¨®n de un personaje en una sola r¨¦plica. Respecto a la filosof¨ªa, parece el polo opuesto del teatro, pero los grandes autores son capaces de poner cuerpo a una idea y de hacer concreto lo abstracto. F¨ªjese en Ant¨ªgona. S¨®focles materializa el conflicto entre la ley de sangre y la ley del Estado en el dilema de su protagonista, que quiere enterrar a su hermano muerto contra viento y marea".
Las primeras obras de Mayorga, tejidas en torno a una idea fuerza, ten¨ªan algo de ensayo escenificado. Las posteriores han ido ganando en calidad dram¨¢tica. "Ojal¨¢ eso sea cierto. Yo busco la teatralidad en lugares donde no se encuentra al primer golpe de vista. Himmelweg, por ejemplo, comienza con una exposici¨®n de hechos que dura media hora. Eso no parece teatral en absoluto y, sin embargo, en los montajes de Alexander M?rk-Eidem y de Jorge Lavelli, dio lugar a dos de las mejores escenas que se hayan representado nunca de un texto m¨ªo. El dramaturgo debe sentirse pr¨®ximo al escenario, pero sin perder la distancia cr¨ªtica. Y el director de escena, a su vez, debe ser capaz de descubrir en el texto una teatralidad que su autor ni siquiera imagina".
Lo m¨¢s fascinante del Himmelweg que M?rk-Eidem mont¨® con el Teatro Nacional de Noruega es su proximidad. Fue un espect¨¢culo de t¨² a t¨². "El teatro estaba vac¨ªo, sin butacas. Unos doctores nos invitaban a descalzarnos, met¨ªan nuestros zapatos en casilleros y, mientras nos instal¨¢bamos entre sacos terreros, otro actor, situado entre nosotros, comenzaba a relatar con voz envolvente el informe del delegado de la Cruz Roja que inspeccion¨® el campo de extermino de Terezin y no vio nada. Para el p¨²blico noruego, esta representaci¨®n fue una experiencia aut¨¦ntica. Eso es lo mejor que te puede suceder en el teatro: que salgas como si te hubiera ocurrido algo".
Himmelweg es, con Hamelin, la obra del autor madrile?o que m¨¢s se ha puesto en escena fuera de Espa?a. "Est¨¢ inspirada en un personaje real, un delegado de la Cruz Roja que, despu¨¦s de recorrer Terezin y Auschwitz, emiti¨® sendos informes favorables sobre su funcionamiento. 'Ese personaje', pens¨¦, 'se parece a m¨ª y a mucha gente que me rodea, que queremos ayudar, pero acabamos siendo c¨®mplices de acciones crueles o injustas'. Himmelweg no habla de la malignidad de los nazis, sino de la invisibilidad del horror: para ver la verdad, hay que ser muy fuerte. Y en segundo lugar, trata de la manipulaci¨®n de las v¨ªctimas, utilizadas para reforzar el relato del vencedor. Son temas muy actuales ambos, me parece".
La paz perpetua es la tercera obra suya que el Centro Dram¨¢tico Nacional estrena en la sala grande del Teatro Mar¨ªa Guerrero. No hay otro autor espa?ol de su generaci¨®n que haya tenido esa suerte. "Estoy pasando una racha sorprendentemente feliz. Mientras en el teatro espa?ol no se habla m¨¢s que de zancadillas, yo tengo much¨ªsima gente a la que agradecer su ayuda y lo paciente que ha sido conmigo. Desde Guillermo Heras, que edit¨® y puso en escena mis primeras obras, hasta Sanchis Sinisterra, Helena Pimenta, Gerardo Vera, Jos¨¦ Carlos Plaza, Benet i Jornet, Sergi Belbel, ?lvaro del Amo... Rachas como ¨¦sta hay que aprovecharlas, pero si alguien piensa que no merezco lo que me est¨¢ pasando, probablemente yo ser¨¦ el primero en estar de acuerdo con ¨¦l. Estoy recibiendo m¨¢s de lo que he dado".
Pero quien ha popularizado verdaderamente el teatro de Mayorga, que hasta hace poco era conocido s¨®lo en c¨ªrculos peque?os, es Animalario, compa?¨ªa para la que escribi¨® Alejandro y Ana (con Juan Cavestany), ?ltimas palabras de Copito de Nieve y Hamelin. Esta ¨²ltima obra habla sobre la infancia desatendida y la pederastia sin que haya manera humana de encontrar una correspondencia aproximada entre la voz del autor y la de sus personajes. "A ra¨ªz de su estreno, muchos espectadores me enviaron correos electr¨®nicos o me dejaron cartas en el teatro dici¨¦ndome que hab¨ªan estado discutiendo sobre si lo mejor para el ni?o protagonista era que se quedara con su familia natural. Tambi¨¦n me preguntaban por mi posici¨®n al respecto, porque no entend¨ªan qu¨¦ es lo que yo hab¨ªa querido defender en esta pieza. Y mi posici¨®n es, precisamente, la de alguien que se siente confuso en extremo. Claro que un adulto jam¨¢s deber¨ªa aprovecharse sexualmente de un ni?o, pero la obra habla de que hay otras formas de violencia en la infancia que no suelen escandalizarnos. Que haya ni?os pobres, sin educaci¨®n ni cari?o, me parece un esc¨¢ndalo. Una sociedad con ni?os pobres es una sociedad maldita y corrupta".
El protagonista de ?ltimas palabras de Copito de Nieve es un mono, el de La tortuga de Darwin, el quelonio que da t¨ªtulo a la comedia, y los de La paz perpetua, cuatro canes, tres de ellos candidatos a ocupar una plaza en una unidad antiterrorista: un rottweiler, un pastor alem¨¢n y un perro manipulado gen¨¦ticamente para matar. "Desde antes de Esopo, en literatura los animales sirven para observar nuestras vidas con perspectiva y con extra?amiento", observa Juan Mayorga. El rottweiler es la viva encarnaci¨®n de un chico de barrio, criado en la calle; el perro de laboratorio, un equivalente del joven educado en colegios de ¨¦lite, y el pastor alem¨¢n, una versi¨®n canina del intelectual hecho a s¨ª mismo. S¨®lo este ¨²ltimo se plantea, con el autor, que se reconoce en ¨¦l, el dilema moral de la obra: '?Es l¨ªcito combatir el terrorismo con sus propias armas? ?No nos pone eso a la altura o por debajo de quienes nos amenazan?'.
La paz perpetua es una pieza hecha de encargo. "Cuando Gerardo Vera se puso al frente del Centro Dram¨¢tico Nacional, me propuso escribir sobre terrorismo. Estuve un a?o d¨¢ndole vueltas al asunto sin hallar camino. Me pareci¨® que yo no ten¨ªa derecho a abordar el tema desde la perspectiva de las v¨ªctimas. No pod¨ªa suplantarlas, y menos despu¨¦s del 11-M, donde perd¨ª a mi compa?ero de pupitre. Tampoco me ve¨ªa poni¨¦ndome en la piel del terrorista ni prest¨¢ndole argumentos. Y si adoptaba el punto de vista de un agente de seguridad del Estado, pens¨¦, acabar¨ªa haciendo una comedia policiaca. Total, que estaba bloqueado. Hasta el punto de que llegu¨¦ a tomarme en serio la sugerencia de mi amigo Enzo Cormann: 'Escribe sobre un dramaturgo al que encargan una obra sobre el terrorismo y acaba volvi¨¦ndose insoportable'. Afortunadamente, encontr¨¦ una noticia sobre perros israel¨ªes entrenados para detectar explosivos, que estaban fracasando en Irak porque no comprend¨ªan las ¨®rdenes en ingl¨¦s. Ah¨ª empec¨¦ a ver la luz".
El texto que reci¨¦n estrenado en el Mar¨ªa Guerrero presenta algunas variantes respecto al que su autor public¨® hace seis meses en la revista Primer Acto. En ¨¦ste, el final quedaba en el aire. En el que se ha llevado a escena hay un desenlace rotundo. "Me lo sugiri¨® Jos¨¦ Luis G¨®mez y lo acept¨¦, porque es m¨¢s teatral que el m¨ªo: ahora me parece un final necesario. G¨®mez dice que despertar¨¢ simpat¨ªa y compasi¨®n por los protagonistas". A Mayorga se le ve contento con el trabajo del director, y con el de Julio Cort¨¢zar, Jos¨¦ Luis Alcobendas, Israel Elejalde, Fernando Sansegundo y Susi S¨¢nchez, los int¨¦rpretes. "Se han convertido en canes b¨ªpedos, criaturas de pesadilla que amagan, repentinamente, un golpe, mientras est¨¢n hablando de Kant", dice, levant¨¢ndose del sof¨¢ para reproducir un gesto fugaz agresivo y brutal que ha visto hacer a los actores. "Son pura violencia, en estado latente. Matar¨ªan para quedar el primero en la prueba".
Le pregunto a Mayorga sobre si participa, como se public¨® en su d¨ªa, en un hipot¨¦tico comit¨¦ asesor del CDN: "No existe tal comit¨¦ ni puedo, por tanto, formar parte de ¨¦l, pero hay quien me lo reprocha: 'Est¨¢s programando tus propios textos', me dicen. ?ste es un malentendido que arrastro desde que, en la primera rueda de prensa del CDN, hace ya tres a?os y medio, Gerardo Vera dijo que quer¨ªa tenernos cerca a Sanchis Sinisterra, a Luis Garc¨ªa Montero y a m¨ª. Pero nunca supe a lo que se refer¨ªa. El caso es que los tres aparecimos en la prensa como miembros de un comit¨¦ que no existe y que algunos confunden con el comit¨¦ de lectura. Todav¨ªa hoy hay quien me dice: 'Os envi¨¦ una obra y no me hab¨¦is contestado".
De lo que s¨ª forma parte Mayorga es de El Astillero, laboratorio dramat¨²rgico fundado hace tres lustros por Jos¨¦ Ram¨®n Fern¨¢ndez, Luis Miguel Gonz¨¢lez Cruz, Ra¨²l Fern¨¢ndez Garrido y ¨¦l mismo. "El Astillero empez¨® siendo el lugar de encuentro de algunos autores que coincidimos en un taller de Marco Antonio de la Parra, en el que tambi¨¦n estaba Ang¨¦lica Lidell. Qued¨¢bamos para leer nuestros textos y para comentarlos. Luego, se nos uni¨® Guillermo Heras, que empez¨® a ponerlos en escena y a publicarlos. Y todav¨ªa sigue siendo para nosotros un espacio de agitaci¨®n, de encuentro y de migraci¨®n de ideas. Siento que les debo mucho tanto a El Astillero como a Guillermo".
Respecto a la salud de nuestra cartelera, Mayorga es bastante m¨¢s optimista que hace unos a?os. "Estamos viviendo un momento de orgullo, que deriva a veces en euforia. En mi opini¨®n, el espectador madrile?o y el barcelon¨¦s tiene acceso a una oferta interesante, de buena factura y diversa, debido en parte a que las ¨²ltimas generaciones de los diferentes oficios teatrales son, probablemente, las mejor preparadas de la historia. Lo que sigo echando en falta en Madrid es una presencia mayor de autor¨ªa aut¨®ctona: nuestros textos deber¨ªan subir a escena con m¨¢s frecuencia y en mejores condiciones, tal y como sucede en Barcelona. All¨ª han aprovechado mejor la coyuntura, con iniciativas como las de la sala Beckett o el proyecto T-6, del Teatre Nacional de Catalunya. Los catalanes pueden presumir de tener una de las mejores dramaturgias europeas porque al talento de un pu?ado de autores se ha sumado la apuesta de unos buenos gestores culturales".
La paz perpetua. Juan Mayorga. Director: Jos¨¦ Luis G¨®mez. Centro Dram¨¢tico Nacional. Teatro Mar¨ªa Guerrero. Madrid. Hasta el 8 de junio. http://cdn.mcu.es/ La tortuga de Darwin. Juan Mayorga. Director: Ernesto Caballero. En gira (desde hoy, teatro Arriaga de Bilbao hasta el 26 de diciembre en el teatro Jovellanos de Gij¨®n). www.conchabusto.com El Rey Lear. William Shakespeare. Versi¨®n de Juan Mayorga. Director: Gerardo Vera. En gira desde el 1 de mayo (Sevilla) al 29 de junio (Bilbao). http://cdn.mcu.es
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