Crisis y prioridades
Hace una d¨¦cada se produjo una crisis en el sistema financiero de un gran n¨²mero de pa¨ªses emergentes. Empez¨® por el Sureste Asi¨¢tico. China la eludi¨® y, aunque se considerara que sus medidas hab¨ªan sido poco ortodoxas, su aceptaci¨®n fue entusiasta en Davos. El contagio pas¨® a Rusia y a Turqu¨ªa y desde all¨ª salt¨® el Atl¨¢ntico golpeando primero a Brasil, m¨¢s tarde a Argentina y a otros de manera dram¨¢tica.
Se dec¨ªa que los pa¨ªses centrales estaban al abrigo de esta crisis financiera, pero mi percepci¨®n de las implicaciones del fen¨®meno de la globalizaci¨®n me llevaba a decir que era inevitable que se terminaran contaminando los mercados financieros de estos pa¨ªses.
En la primavera de 2000 -un a?o y medio antes de los terribles atentados a las Torres Gemelas y al Pent¨¢gono-, los mercados financieros del mundo desarrollado se desplomaron, mostrando la interdependencia que marca el signo de la nueva era, tanto en el sistema financiero internacional como en la econom¨ªa global. A nosotros como pa¨ªs tambi¨¦n nos lleg¨®. El ajuste frente a aquella crisis fue m¨¢s r¨¢pido de lo previsto, en el conjunto del sistema.
Lo urgente es el frenazo econ¨®mico, no la financiaci¨®n de las autonom¨ªas
La principal ventaja de Espa?a es el ahorro p¨²blico de los ¨²ltimos a?ost
Ahora, la crisis financiera internacional ha empezado por los pa¨ªses m¨¢s desarrollados con una dimensi¨®n y calado que a¨²n no podemos evaluar. En particular por Estados Unidos y Reino Unido. Ha repercutido en el resto de Europa en grados diferentes e inevitablemente ha tocado a nuestro pa¨ªs.
De nuevo, pero en direcci¨®n contraria, se oye decir que los pa¨ªses emergentes, en particular los m¨¢s exitosos, no est¨¢n comprometidos por esta crisis de los centrales. Incluso se est¨¢n desviando operaciones hacia sus mercados de valores en magnitudes considerables. Y de nuevo, como hace diez a?os, tiendo a creer que la interdependencia, y por tanto el contagio, es una caracter¨ªstica inseparable de la globalizaci¨®n de la econom¨ªa y del sistema financiero en el mundo. Por eso, los efectos de esta sacudida no se van a quedar en los mercados centrales sino que se van a extender al resto.
Empezamos a constatar consecuencias globales en aspectos diversos de la situaci¨®n econ¨®mica. Por ejemplo, las limitaciones o prohibiciones a la exportaci¨®n de alimentos para enfrentar el encarecimiento de los precios son perfectamente comprensibles, pero, me temo que salvo el efecto coyuntural o aparente, agravar¨¢n la carrera de los precios, provocar¨¢n operaciones especulativas y de acumulaci¨®n.
En el trasfondo de la nuevarealidad mundial, se est¨¢ produciendo una transferencia enorme de ahorro desde los pa¨ªses altamente desarrollados y con gran h¨¢bito de consumo, a los pa¨ªses productores de materias primas -energ¨¦ticas y otras- y a los emergentes como China, que est¨¢n ahorrando y acumulando capital. As¨ª, la destrucci¨®n de ahorro en esta crisis financiera y los compromisos agobiantes de pago frente al futuro de grandes zonas desarrolladas tiene una imagen especular en los excedentes de capital de los pa¨ªses petroleros o de los fuertemente ahorradores con altas tasas de crecimiento.
Realidades nuevas que es dif¨ªcil prever c¨®mo se van a manejar y cu¨¢les ser¨¢n sus resultados en las relaciones de fuerza mundiales, pero que es inevitable que tengamos en cuenta porque nos afectan directamente como pa¨ªs, c¨®mo afectan al ¨¢rea de la Uni¨®n Europea en la que nos insertamos.
Como en toda crisis de estas caracter¨ªsticas, en la que dominan los elementos ex¨®genos e inciertos, tenemos que analizar las repercusiones presentes y las por venir que puedan preverse, y reaccionar minimizando los efectos negativos y aprovechando las ventajas relativas de que podamos disponer.
La principal ventaja relativa de que disponemos como pa¨ªs, a diferencia de nuestros vecinos, es el ahorro p¨²blico obtenido en una buena gesti¨®n de la bonanza de los ¨²ltimos a?os. Pero tambi¨¦n es cierto que el impacto de la desaceleraci¨®n en la actividad relacionada con el cemento y el ladrillo es mayor para nosotros que para otros.
Seguramente nos puede ayudar la situaci¨®n comparativamente mejor del sector financiero, m¨¢s all¨¢ del aumento de la morosidad que estamos viendo, porque han sido m¨¢s prudentes que otros y los controles han funcionado m¨¢s. Pero tambi¨¦n se nos plantear¨¢ el reto de cambiar nuestro modelo de crecimiento, incorporando valor para mejorar nuestra competitividad en la econom¨ªa global.
El Gobierno apunta en la direcci¨®n de priorizar en las inversiones en infraestructuras, en la vivienda protegida, en la rehabilitaci¨®n en centros urbanos, entre otras. Parece lo correcto para Espa?a, porque la prioridad de las prioridades cuando se tiene margen para actuar antic¨ªclicamente es incidir en inversi¨®n generadora de actividad y recuperadora del empleo que se est¨¢ destruyendo.
Sin embargo, el debate abierto en materia de financiaci¨®n de las Comunidades Aut¨®nomas puede ir a contracorriente de las anteriores prioridades en esta coyuntura de crisis. Inexorablemente, la nueva financiaci¨®n producir¨¢ incrementos de gasto en sectores que lo necesitan de los servicios esenciales transferidos, pero que est¨¢n desvinculados de los efectos de la desaceleraci¨®n de la econom¨ªa y del empleo que necesitamos recuperar.
Es cierto que la negociaci¨®n estaba prevista desde antes de conocerse la crisis financiera internacional y sus efectos, pero los diferentes actores pol¨ªticos, econ¨®micos y sociales no pueden dejar de considerar la situaci¨®n actual para redefinir sus objetivos ante la marcha de la econom¨ªa.
En estas circunstancias, cabr¨ªa esperar que los responsables auton¨®micos, junto con los del gobierno central, los agentes econ¨®micos y sociales y los responsables pol¨ªticos, centren la atenci¨®n en la recuperaci¨®n de la actividad para frenar la ca¨ªda del empleo. Inversi¨®n m¨¢s que gasto corriente hasta que veamos un nuevo horizonte en nuestra econom¨ªa.
Tanto si me coloco en el papel de los responsables de la pol¨ªtica econ¨®mica del gobierno central como en sus hom¨®logos de las comunidades aut¨®nomas, de cualquier signo pol¨ªtico, el m¨¢ximo esfuerzo negociador lo dedicar¨ªa a esta pol¨ªtica antic¨ªclica que atender¨¢ m¨¢s claramente a las necesidades inmediatas de los ciudadanos y dejar¨ªa para un momento posterior -y m¨¢s favorable- la negociaci¨®n de un nuevo sistema de financiaci¨®n auton¨®mica.
Como ambos frentes no pueden ser atendidos a la vez de manera razonable para que sea satisfactorio el resultado, es mejor escalonarlos y centrarse en lo fundamental. Conozco la din¨¢mica propia del mundo de la pol¨ªtica y s¨¦ que se puede contra argumentar diciendo que son excusas e incumplimientos sobre acuerdos previstos, pero en el fondo la ¨²nica manera de afrontar la realidad es mirar de frente las necesidades de los ciudadanos, antes que las nuestras.
Felipe Gonz¨¢lez es ex presidente del Gobierno espa?ol.
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