Justicia po¨¦tica para la obra incomprendida de Garc¨ªa Baena
El autor cordob¨¦s, fundador de 'C¨¢ntico', gana el Reina Sof¨ªa a sus 84 a?os
La justicia, ya se sabe, tambi¨¦n puede ser po¨¦tica. Y ayer lo fue por partida doble. Primero, porque se fall¨® la 17? edici¨®n del Premio Reina Sof¨ªa de Poes¨ªa Iberoamericana, el galard¨®n m¨¢s importante del g¨¦nero a toda una carrera literaria, dotado con 42.100 euros. Segundo, porque el premiado fue Pablo Garc¨ªa Baena. El poeta cordob¨¦s, de 84 a?os, recib¨ªa as¨ª el reconocimiento a una obra marcada por un esteticismo vitalista no siempre bien comprendido y que se inici¨® en 1946 con el libro Rumor oculto. Un a?o m¨¢s tarde apareci¨® en C¨®rdoba el primer n¨²mero de C¨¢ntico, una revista que tomaba su nombre de un grupo de poetas entre los que se encontraban Juan Bernier, Ricardo Molina y el propio Garc¨ªa Baena. En su ¨®rbita crecer¨ªa tambi¨¦n la poes¨ªa de autores como Julio Aumente o Vicente N¨²?ez.
La poes¨ªa social de la posguerra no comprendi¨® su hedonismo cl¨¢sico
El Reina Sof¨ªa ha sido para muchos un paso previo al Premio Cervantes
C¨¢ntico es hoy un nombre m¨ªtico de la poes¨ªa espa?ola del siglo XX, pero no siempre fue as¨ª. El hedonismo cl¨¢sico, decadente y er¨®tico del grupo no encontr¨® eco en la posguerra. Ni el oficialismo franquista ni la poes¨ªa social dominante dejaron demasiado hueco a unos poetas empe?ados en cantar la belleza como categor¨ªa moral. No por casualidad fueron los primeros en reivindicar, tras la Guerra Civil, la figura de otro exquisito irreductible, Luis Cernuda, exiliado en M¨¦xico.
La noticia del premio sorprendi¨® ayer a Pablo Garc¨ªa Baena en su casa de C¨®rdoba, la ciudad a la que volvi¨® hace cuatro a?os despu¨¦s de vivir casi 40 en M¨¢laga dedicado a la venta de antig¨¹edades. La noticia, adem¨¢s, coincide con la aparici¨®n estos d¨ªas de una nueva edici¨®n, en Visor, de su poes¨ªa completa. Ese volumen re¨²ne una decena larga de t¨ªtulos -no demasiados para 60 a?os de escritura- entre los que se encuentran algunos ya cl¨¢sicos como Antiguo muchacho (1950), Antes que el tiempo acabe (1978), Fieles guirnaldas fugitivas (1990) o Los Campos El¨ªseos (2006). Los 16 a?os que transcurrieron entre los dos ¨²ltimos libros dan una idea de la pulcra lentitud de un poeta que, recordaba ayer, siempre ha tenido presente el consejo que le dio Vicente Aleixandre: "Escribe tu poes¨ªa cuando te nazca".
El estruendo infatigable del tel¨¦fono, que le mantuvo "aterrado" toda la tarde, se sobrepuso a los primeros pensamientos al conocer el fallo del jurado. "Fueron algo f¨²nebres, la verdad", admiti¨®. "Pens¨¦ en mi familia. Y en los amigos de C¨¢ntico ya muertos. Ellos merec¨ªan algo que s¨®lo me ha llegado a m¨ª". Efectivamente, s¨®lo Garc¨ªa Baena ha vivido para ver c¨®mo, tras el inh¨®spito silencio de la posguerra, la generaci¨®n de los j¨®venes del 68, la de nov¨ªsimos como Guillermo Carnero, Pere Gimferrer, Luis Antonio de Villena o Jaime Siles, reconoci¨® su independencia est¨¦tica, moral y pol¨ªtica y devolvi¨® a la historia de la literatura la obra del grupo cordob¨¦s, con Baena a la cabeza, que en 1984 recibi¨® el Premio Pr¨ªncipe de Asturias de las Letras. Y ayer, el Reina Sof¨ªa, considerado oficiosamente como un paso previo al Cervantes. No en vano, los ¨²ltimos poetas que obtuvieron el premio mayor de las letras hisp¨¢nicas obtuvieron antes el convocado por la Universidad de Salamanca y Patrimonio Nacional. Fue el caso de Gonzalo Rojas, Jos¨¦ Hierro, ?lvaro Mutis, Antonio Gamoneda y Juan Gelman.
Garc¨ªa Baena, que reconoce tener "alguna cosa nueva escrita" que terminar¨¢ en un futuro libro, afirma que los premios "compensan, claro, pero lo que de verdad compensa son los amigos que nunca dejaron de creer en lo que hac¨ªas". Por lo dem¨¢s, sostiene que lo importante no es el poeta, sino la poes¨ªa, ese oficio sin beneficio al que alguna vez ¨¦l mismo ha definido como una mezcla de precisi¨®n y misterio: "A los poetas les conviene la soledad, y tienen que acostumbrarse a las subidas y bajadas. La presencia de la poes¨ªa en la sociedad es como las l¨ªneas del coraz¨®n en los gr¨¢ficos de los hospitales. Si precipitas las cosas, te avinagras". Lo dice, adem¨¢s, alguien consciente de que la poes¨ªa vive en un segundo plano respecto a otros g¨¦neros literarios. ?l es, con todo, optimista. Sigue leyendo con una curiosidad poco habitual en los autores consagrados de su edad a los poetas j¨®venes, que lo consideran, a su vez, toda una referencia. Para ¨¦l, todos, nuevos o viejos, buscan lo mismo: tratar de hacer algo que perdure.
M¨¢s all¨¢ del esteticismo que le reconocen los manuales, la obra de Pablo Garc¨ªa Baena ha sabido buscar la belleza all¨ª donde se encontrara. Uno de sus poemas m¨¢s famosos se llama Viernes Santo. En sus versos el homoerotismo desbocado convive con las im¨¢genes religiosas de la pasi¨®n de Cristo. De fondo, una canci¨®n del cantante brasile?o Roberto Carlos. "No caiga sobre m¨ª la sangre de este justo, / pues s¨®lo quise amarte", termina. Creyente y pagano, fugaz y eterno, se public¨® hace 30 a?os. Cualquier poeta nuevo lo habr¨ªa firmado.
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