Entrenador por definici¨®n
Guardiola alcanza el banquillo del Camp Nou en un momento tan feliz para ¨¦l como confuso para el Bar?a
Valent¨ª Guardiola le ha montado un museo a su hijo en una de las habitaciones de la casa familiar de Santpedor con una serie de piezas de coleccionista. Algunas comunes y otras m¨¢s sentimentales. La ¨²ltima que reuni¨® las pasadas Navidades es una fotograf¨ªa ampliada de Antonio Espejo en la que se aprecia c¨®mo Pep Guardiola aplaude como recogepelotas del Camp Nou a Terry Venables mientras el t¨¦cnico ingl¨¦s es levantado a hombros por sus futbolistas la noche en que el Barcelona alcanz¨® la final de la Copa de Europa de Sevilla-86 despu¨¦s de ganar al Gotemburgo en los penaltis. M¨¢s que por amor de padre, Valent¨ª supo desde que Pep sali¨® de casa a los 13 a?os que no parar¨ªa hasta alcanzar el banquillo del Camp Nou porque siempre fue un entrenador por definici¨®n. Ocurre que Valent¨ª nunca imagin¨® que ser¨ªa justamente la misma temporada en que colg¨® la foto de Pep mirando a Venables. As¨ª de caprichosos son los gui?os del f¨²tbol, al fin y al cabo una cuesti¨®n de fe como tantas cosas en la vida.
Se tom¨® mal un comentario ir¨®nico de Begiristain durante las ¨²ltimas elecciones
No es un 'cruyffista' cualquiera. Asume un estilo por amor, no por adulaci¨®n
"Cuando est¨¦ hecho, ser¨¢s el primero en enterarte", le dijo a su padre ante los rumores
Le responsabilizaron de la derrota de Bassat y le tacharon de ingenuo
Trabaja como jugaba y viv¨ªa: expuesto a las cr¨ªticas, sabedor de sus limitaciones
Le acusaron de tener la peste, de ser v¨ªctima de un nacionalismo enfermizo
Joan Laporta anunci¨® el jueves que Guardiola, de 37 a?os, t¨¦cnico del filial, ser¨¢ el entrenador del Bar?a seguramente para las dos pr¨®ximas temporadas, que son las que le quedan de mandato al presidente. Valent¨ª se enter¨® un poco antes por boca de Pep. La condici¨®n de padre no le hab¨ªa servido hasta entonces para sonsacar a su hijo sobre las posibilidades de que se convirtiera en el t¨¦cnico azulgrana por m¨¢s que la prensa anunciara la buena nueva para la familia y que Pere Guardiola, hermano de Pep, le susurrara a su progenitor: "Prep¨¢rate porque te aguarda una noticia muy gorda". "El d¨ªa en que est¨¦ hecho ser¨¢s el primero en enterarte", respondi¨® Pep a Valent¨ª; "mientras tanto, piensa en el B". Valent¨ª se enter¨® del ascenso de su hijo s¨®lo unas horas antes de ser oficial y ayer, como es su costumbre, presenci¨® el Bar?a B-Sant Andreu en el Miniestadi antes del Bar?a-Mallorca del Camp Nou como si nada hubiera pasado el jueves.
Al lobby, como maliciosamente se conoce a la gente m¨¢s pr¨®xima a Guardiola, le aguardaba la misma respuesta que a Valent¨ª hasta la semana pasada. ?Es cierto que ser¨¢s el entrenador del Bar?a? El demandante balbuceaba mientras preguntaba a Pep porque ya sab¨ªa la respuesta. Nadie que sea ajeno al club sabr¨¢ de los asuntos del t¨¦cnico por su boca, y menos sus personas m¨¢s cercanas, de manera que son sus cr¨ªticos quienes llevan la voz cantante en los debates sobre el banquillo azulgrana. Los amigos le defienden frente a sus enemigos, y no necesariamente a partir de su obra, sino de su manera de ser. Alrededor de Guardiola, celoso de su intimidad, siempre ha habido mucha literatura porque el personaje abona el misterio.
Guardiola sospechaba desde finales del a?o pasado que era uno de los candidatos a sustituir a Frank Rijkaard siempre que Laporta prescindiera del t¨¦cnico holand¨¦s ante una segunda temporada sin t¨ªtulos, como al final ha sucedido. El director deportivo, Txiki Begiristain, y el vicepresidente deportivo, Marc Ingla, se han reunido desde entonces no menos de tres veces con Guardiola despu¨¦s de una toma de contacto con Jos¨¦ Mourinho. Tambi¨¦n el presidente se ha entrevistado obviamente con el entrenador catal¨¢n y se sabe que Johan Cruyff acudi¨® en su d¨ªa al Miniestadi para contrastar su faena con el filial y que el pasado lunes ten¨ªan pactada desde hace tiempo una conversaci¨®n.
Begiristain apost¨® por Guardiola desde que ambos resolvieron sus cuitas por un comentario del secretario t¨¦cnico que incomod¨® al futuro entrenador del Bar?a. Resulta que Evarist Murtra, responsable deportivo en la candidatura de Llu¨ªs Bassat a las elecciones de 2003, anunci¨® en la presentaci¨®n de Guardiola como futuro secretario t¨¦cnico que su contrato era tan ejemplar que era digno de figurar en el Museo del club. La afirmaci¨®n provoc¨® un comentario ir¨®nico de Begiristain y Guardiola se lo tom¨® a mal. Txiki vino a decir que ser¨ªa su acuerdo el que se expondr¨ªa despu¨¦s de que Laporta accediera a la presidencia.
Begiristain se mantuvo al margen de las elecciones, justo lo contrario que Guardiola, muy visible en la foto de campa?a. A Guardiola se le reproch¨® precisamente que no prometiera un s¨®lo fichaje como cebo frente al ¨¢lbum de cromos que exhibi¨® Laporta con Beckham a la cabeza. Hubo incluso quien le responsabiliz¨® de la derrota de Bassat mientras otros le tacharon de ingenuo por quemarse cuando se impon¨ªa aguardar el resultado de la votaci¨®n, como hizo Begiristain. Guardiola quer¨ªa tener el refrendo de los socios para el cargo y, una vez que no fue elegido, toc¨® a retirada del escenario azulgrana para continuar su carrera en Qatar y M¨¦xico, pleitear despu¨¦s con la justicia italiana hasta ser absuelto de la acusaci¨®n de dopaje con la que fue penalizado en el Brescia y sacarse finalmente el t¨ªtulo de entrenador en Espa?a (2006).
A Guardiola le apeteci¨® desde entonces coger un equipo. Descendido el filial, Begiristain preparaba una reestructuraci¨®n t¨¦cnica y hab¨ªa pensado en incorporar a Guardiola como coordinador de las categor¨ªas inferiores hasta que supo por boca de Murtra, uno de los directivos que se hab¨ªa incorporado a la junta de Laporta desde la candidatura de Bassat, que prefer¨ªa un trabajo de campo en el f¨²tbol base. Y Guardiola se sinti¨® especialmente dichoso cuando se convino que entrenar¨ªa el Bar?a B. Laporta le present¨® con una frase lapidaria: "Toda mi vida quise ser Guardiola". Herederos ambos de la cultura cruyffista, a Laporta le seduc¨ªa sobre todo la manera c¨®mo Guardiola hab¨ªa interpretado en la cancha el juego del dream team cuando los m¨¢s ortodoxos del f¨²tbol le ten¨ªan por un jugador muy limitado.
Nunca fue r¨¢pido, jam¨¢s tuvo regate ni tiro, tampoco desbordaba y hu¨ªa de las acciones divididas, y, sin embargo, el equipo jugaba a la velocidad de la luz cuando Guardiola tiraba la l¨ªnea de pase desde su puesto de 4. Tic-tac, tic-tac, pim-pam, pim-pam, fiuuu... Un remate cada tres minutos. Ten¨ªa el partido en la cabeza, visualizaba la jugada un segundo antes que el rival y m¨¢s que la extensi¨®n del entrenador era el entrenador en persona, circunstancia que aliment¨® la maledicencia por entender que su intervencionismo y gestualidad no s¨®lo eran excesivos, sino que compromet¨ªan al banquillo. Por defecto o por exceso, siempre fue protagonista. A los 19 a?os ya jugaba en el Bar?a; a los 30 compet¨ªa en Italia; a los 32 se presentaba para secretario t¨¦cnico, a los 36 entrenaba al Bar?a B y a los 37 dirigir¨¢ al Bar?a.
Guardiola siempre sali¨® ganador de los desaf¨ªos que sus propios valedores consideraban desproporcionados en el tiempo. Los t¨¦cnicos del filial pensaban que Cruyff comet¨ªa un infanticidio cuando le llam¨® para el Camp Nou despu¨¦s de que le negaran a Molby. Hubo mucha burla cuando sali¨® del estadio para jugar en el Juventus y recal¨® en el Brescia porque Lippi no pensaba lo mismo que Ancelotti. Y pocos saben que Mazzone, el t¨¦cnico del Brescia, le recibi¨® diciendo que no le necesitaba y acab¨® siendo el capit¨¢n. Aprendi¨® Guardiola qu¨¦ eran las jugadas epis¨®dicas cuando recal¨® en el Roma de Capello, convers¨® cada tarde con Pepe Mac¨ªas, extremo del Santos, sobre el Brasil de Pel¨¦ en Qatar, fue el ¨²nico que le quit¨® la palabra de la boca a Lillo en M¨¦xico y recuerda con gratitud a Clemente y Camacho en la selecci¨®n espa?ola.
Absorbi¨® como una esponja y proces¨® la ense?anza con su experiencia barcelonista para finalmente sentarse en el banquillo. Nacido en el Bar?a, se hab¨ªa convertido en un hombre de mundo. No es un cruyffista cualquiera, sino que asume un estilo por amor y no por adulaci¨®n, as¨ª que su obsesi¨®n es generar las mejores condiciones de juego para que se impongan las esencias del f¨²tbol. Le preocupa la t¨¢ctica, la medicina, la alimentaci¨®n, la preparaci¨®n..., y, evidentemente, las aplicar¨¢ porque le interesa especialmente el f¨²tbol y entiende que el oficio s¨®lo se dignifica con la dedicaci¨®n. A fin de cuentas, Guardiola entrena como jugaba y viv¨ªa, expuesto a la cr¨ªtica, sabedor de sus limitaciones, pero convencido tambi¨¦n de su verdad.
No comparece antes de los partidos, practica a puerta cerrada y en alg¨²n campo de Tercera Divisi¨®n le tienen por un exhibicionista. Nada nuevo. En su d¨ªa, cuando no jugaba por una lesi¨®n, le acusaron de tener la peste, de ser v¨ªctima de un nacionalismo enfermizo, de ramploner¨ªa por su alineamiento con Mart¨ª Pol y Lluis Llach. Ajeno al run-run y al qu¨¦ dir¨¢n, Guardiola camina feliz por la Ciudad Deportiva, hasta hace muy poco un escenario alejado, poco valorado, nada conocido, incluso repelente para los profesionales del f¨²tbol barcelonista. Hoy, en cambio, en la nueva f¨¢brica del Bar?a luce tanto el sol y se trabaja tan a gusto que muy bien puede ser el futuro campo de pr¨¢cticas de la plantilla azulgrana.
El entusiasmo de Guardiola es contagioso y la Ciudad Deportiva transmite salud, credibilidad, f¨²tbol al natural. En juego est¨¢ el ascenso del filial y a Guardiola no hay quien le distraiga, ni quienes le suponen v¨ªctima de lo que fue el banquillo (Rijkaard) o de lo que pudo ser (Mourinho), ni los que le anuncian como el nuevo mes¨ªas del Bar?a. ?Acaso a Rijkaard no le fue peor cuando m¨¢s experiencia tuvo? ?O es que Mourinho le garantiz¨® la Champions al Chelsea? La honradez y el talento le permiten callar para que hablen los dem¨¢s. La opera prima de Guardiola se rodar¨¢ en el escenario con el que sue?an consagrarse los mejores. Su carrera empieza donde los dem¨¢s entrenadores sue?an con acabarla, se?al inequ¨ªvoca de que una vez m¨¢s se ha salido con la suya.
As¨ª que cualquier d¨ªa de estos Guardiola llamar¨¢ a Orobitg, su agente, y, al igual que ya hizo cuando fue contratado para el filial, le dir¨¢: "Josep Mar¨ªa, ve y firma. No preguntes". Ninguno de los suyos le pregunta nada a Guardiola, sino que las cosas se imponen ahora con la misma naturalidad que cuando debut¨® como futbolista, estren¨® capitan¨ªa o decidi¨® complementar su formaci¨®n barcelonista en el extranjero.
Valent¨ª tiene prohibido encargar su foto del estreno en el banquillo hasta que un d¨ªa le saquen a hombros como a Venables. Quienes piensen que jam¨¢s habr¨¢ ocasi¨®n para tal retrato son personas de poca fe.
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