Ni rastro del 68 en el arranque
Fernando Meirelles abre el festival con la perturbadora 'Blindness' - Lo nuevo de Clint Eastwood, Woody Allen y Spielberg, platos fuertes de la muestra
Cuentan los libros de historia y los ancianos del lugar que hace 40 a?os no s¨®lo ard¨ªa Par¨ªs con aquella bronca incendiaria e imprevista que hizo temblar al Estado, sino que tambi¨¦n invadi¨® el sofisticado Festival de Cannes, el templo supremo del cine e inigualable escaparate del personal aut¨¦nticamente famoso o escandalosamente rico. La violenta guerrilla cin¨¦fila pretend¨ªa boicotear un festival que, seg¨²n ellos, tambi¨¦n formaba parte del nauseabundo sistema y del tambaleante estado de las cosas. Hasta el momento no percibo en Cannes ninguna conmemoraci¨®n de aquellos lejanos d¨ªas de furia e iconoclastia, pero s¨ª el renovado y deslumbrante desfile de gente muy guapa y estilosa que parece no sentir ning¨²n arrobo especial al sentirse devorada por las miradas del boquiabierto personal.
No se percibe en el lujoso Cannes el eco de aquellos d¨ªas de furia e iconoclastia
Acuden a la cita hu¨¦spedes habituales como Egoyan y Wenders
Meirelles adapta con atm¨®sfera el libro de Saramago 'Ensayo sobre la ceguera'
Tambi¨¦n me han alojado este a?o en un hotel lujoso y con pedigr¨ª, cuya salida est¨¢ poblada a todas horas por inasequibles filas de mirones esperando con ansia la entrada de famosos y de estrellas, sensaci¨®n que puede llegar a efectos org¨¢smicos en este paciente p¨²blico si sus ¨ªdolos les saludan y les firman un aut¨®grafo. Y uno se siente como el patito feo cada vez que hace su aparici¨®n por aqu¨ª, al constatar la desilusi¨®n de esa gente al comprobar que yo no soy una personalidad conocida, que s¨®lo es uno que siempre pasa por ah¨ª.
Hay una justificada expectaci¨®n ante los sabrosos platos que nos puede ofrecer en esta edici¨®n un festival que dispone del privilegio para elegir lo mejor de la cosecha, un lugar en el que las cinematograf¨ªas m¨¢s potentes y las m¨¢s ex¨®ticas, los autores consagrados y los desconocidos con pretensiones est¨¢n anhelando ver seleccionada su pel¨ªcula. Se percibe ilusi¨®n ante las ¨²ltimas criaturas que han parido mitos como Clint Eastwood, Woody Allen, Steven Spielberg y Steven Soderbergh. Entre las 23 pel¨ªculas que compiten en la trascendente secci¨®n oficial, el cine franc¨¦s se ha reservado la comprensible tajada del le¨®n. Y est¨¢n los inevitables chinos, aunque afortunadamente esta vez no han abusado en n¨²mero. Y varias muestras del cine italiano, al que se le presupone en ruina total desde hace mucho tiempo. Y hu¨¦spedes habituales y prestigiosos de Cannes como Wenders y Egoyan. Y revitalizado cine argentino. Y pel¨ªculas israel¨ªes, brasile?as, h¨²ngaras y turcas. Y se?ores inquietantes del cine independiente norteamericano.
Y por supuesto, como siempre, ni la m¨¢s leve pista del incomprendido, saludable, heterodoxo y atractivo cine espa?ol que proclaman sus autores. Recurrir a que los grandes festivales le tienen ojeriza al despreciado cine espa?ol ya resulta un poco cansino. A lo peor es que los organizadores no encuentran jam¨¢s nada que les fascine, excluyendo a sus amados Almod¨®var y Amen¨¢bar. Pero lo que resulta lamentablemente transparente es que el cine espa?ol no cruza fronteras, que todo queda en casita.
La secci¨®n oficial se ha inaugurado con Blindness, firmada por el brasile?o Fernando Meirelles, un director que antes nos hab¨ªa aterrado en Ciudad de Dios con su certidumbre de que la vida del lumpen no vale nada en las favelas de Brasil y tambi¨¦n con una adaptaci¨®n tan digna como emotiva de las denuncias sobre el Tercer Mundo de John Le Carr¨¦ en El jardinero fiel. En esta ocasi¨®n, Meirelles adapta la novela de Jos¨¦ Saramago Ensayo sobre la ceguera. Como no la he le¨ªdo, me libro de eso tan socorrido como fatigoso de establecer comparaciones.
El recibimiento a Blindness ha sido menos que tibio, tirando a glacial. Y no se lo merece. Fernando Meirelles describe con suspense y angustia la repentina e incomprensible ceguera que le asalta a un grupo mestizo de gente en una ciudad indeterminada, la reclusi¨®n como apestados que les impone el ej¨¦rcito, su batalla por la supervivencia en esta situaci¨®n progresivamente desesperada. El arranque es desasosegante y s¨®lido, huele a ciencia-ficci¨®n de la buena, que contagia el estupor, la impotencia y el miedo de esas personas que han dejado de ver la realidad y ya s¨®lo perciben una blancura luminosa. El desarrollo de su tragedia es inevitablemente aleg¨®rico, metaf¨®rico, simbolista, con mensaje, demasiado previsible. La reclusi¨®n de los que se mueven a ciegas, el abandono que sufren estos contagiados, la represi¨®n que les aplican los militares, convierten este hospital en una selva, en la explotaci¨®n, la tortura y la violaci¨®n de los fuertes sobre los d¨¦biles, en la transposici¨®n de los modelos de conducta y las relaciones de poder y de dominio que rigen el mundo exterior. Existen demasiadas pretensiones filos¨®ficas y cr¨ªticas en esta parte de la f¨¢bula, pero no es en absoluto despreciable. La veo con perturbaci¨®n y esa inquietud se mantiene en mi recuerdo. Es una pel¨ªcula extra?a, enfermiza, con atm¨®sfera, con algo atractivo.
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