"Los instrumentos musicales combaten la pobreza"
A pesar de las llamadas, las felicitaciones, del jolgorio que se arm¨® ayer en Venezuela por el Premio Pr¨ªncipe de Asturias, Jos¨¦ Antonio Abreu tuvo tiempo para detenerse y reflexionar. Incluso para hacer algo que a este hombre, armado siempre en su cabeza y sus proyectos de futuro, no le gusta hacer a menudo: mirar al pasado. Pero en las grandes ocasiones, toca. Y Abreu, ayer, no pudo evitar que le volviera a la cabeza una imagen. La que ¨¦l y 11 locos m¨¢s ten¨ªan en febrero de 1975 en un garaje de Caracas. El lugar donde comenz¨® todo: "Cont¨¢bamos con 25 atriles pero s¨®lo 11 creyeron el primer d¨ªa que era posible empezar con esto", comentaba ayer mismo por tel¨¦fono a este diario.
"Nuestras orquestas son una voz: el sonido de nuestra conciencia"
Ahora son 270.000 j¨®venes y ni?os los que forman parte del Sistema de Orquestas Infantiles y Juveniles de Venezuela, una iniciativa que ha cumplido cuatro d¨¦cadas y que ha roto esquemas y barreras en la educaci¨®n y en la interpretaci¨®n musical. Hasta el punto de que todo el mundo est¨¢ dispuesto a copiar sus m¨¦todos para salvar y potenciar la formaci¨®n en multitud de pa¨ªses. Su receta: arte e idealismo.
"El premio me ha aportado dos sensaciones, una gran emoci¨®n y un hondo y riguroso compromiso", dijo Abreu desde Caracas. "Este sistema, lo que pretende es forjar una identidad, crear conciencia. Nuestros n¨²cleos son escuelas de vida social donde damos los instrumentos necesarios que sirvan no s¨®lo para hacer m¨²sica, sino para combatir la pobreza".
Abreu est¨¢ convencido de que un ni?o con un viol¨ªn sabe que tiene un arma: "Un artefacto con el que aprende que la pobreza material se combate con riqueza espiritual", comenta. El discurso de este m¨²sico, que form¨® parte del Gobierno de Carlos Andr¨¦s P¨¦rez como ministro de Cultura, no se arredra porque ha comprobado sobre el terreno que hay utop¨ªas que se cumplen. "Nuestras orquestas son una voz. Son el sonido de nuestra conciencia y una esperanza para Iberoam¨¦rica. El arte que hacemos es gozo, placer, pero tambi¨¦n sabemos que imparte justicia porque garantiza a los m¨¢s pobres el derecho a una educaci¨®n musical que hasta ahora estaba en manos de otras clases".
Siempre crey¨® que el sue?o pod¨ªa funcionar: "Nuestro esfuerzo ha sido consciente, sostenido y constante. ?stos son los premios que recompensan un trabajo de a?os". Algunos los tildaron de herejes. Muchos cre¨ªan que meter a un ni?o sin apenas formaci¨®n a hacer m¨²sica sin m¨¢s en una orquesta no era nada ortodoxo y estaba llamado al fracaso. Abreu apostaba por lo colectivo frente a lo individual y su cambio dio resultado: "Desde el principio sab¨ªamos que nuestras bases acad¨¦micas eran las buenas". Al final, todos los m¨¦todos de ense?anza venezolanos han adoptado su forma de hacer las cosas y los pa¨ªses occidentales se acercan hoy a Venezuela a comprobar el milagro.
Su misi¨®n ha prendido. Ahora se ha empe?ado en contagiar su movimiento a otros pa¨ªses: "Mi sue?o es que toda Iberoam¨¦rica integre este proyecto, que nos hermanemos", dice. Va camino de ello. Est¨¢ a punto de poder escuchar una futura orquesta formada por j¨®venes de varios pa¨ªses de Europa (Espa?a y Portugal) y Am¨¦rica. Cuando Abreu sue?a lo hace en t¨¦rminos reales. Es imposible detenerle.
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