Primer aviso de Luis
El t¨¦cnico afirma que la airada reacci¨®n de Torres al ser sustituido tendr¨¢ consecuencias y el ariete dice que se enfad¨® consigo mismo
A Fernando Torres le tiene mosca Luis Aragon¨¦s y Luis Aragon¨¦s no hace nada por aliviar la picante desaz¨®n del jugador. El delantero del Liverpool y el t¨¦cnico acumulan suspicacias rec¨ªprocas desde 2001. Gota a gota, la tensi¨®n empez¨® a revelarse el a?o que el Atl¨¦tico ascendi¨® a Primera. Ayer, en el apacible valle de Neustift, donde todo parece insignificante a los pies del macizo de Stubai, el seleccionador espa?ol aliment¨® la inquietud del futbolista cuando avis¨® de que su reacci¨®n, visiblemente airada, al ser sustituido en el minuto 53 del partido contra Rusia ser¨ªa respondida con un golpe de autoridad. La advertencia fue tan breve como oscura: "Puedo asegurar que las cosas no se quedar¨¢n as¨ª".
Aragones con la Selecci¨®n |
Torres, una de las estrellas de Espa?a |
?Conoces todos los estadios de Austria y Suiza? |
Luis lanz¨® un peque?o dardo volandero a sabiendas de que su destinatario acusar¨ªa el recibo. Lo hizo provocado por el grupo de periodistas que acompa?an al equipo, que saben por experiencia que el seleccionador es vulnerable a ciertas tentaciones de la vanidad. Cada vez que le sugieren que su liderazgo se resquebraja, el hombre es incapaz de reprimirse. Con 69 a?os, salta a escena y se convierte en el protagonista. Necesita reafirmarse en p¨²blico, haya o no haya motivos para pensar en amenazas.
Hasta ayer no se sab¨ªa si el enfado de Torres era el s¨ªntoma de un problema. M¨¢s bien parec¨ªa un incidente rutinario. Desde ayer se puede sospechar que el conflicto existe. "?sas son cosas internas", dijo el t¨¦cnico cuando le preguntaron si hab¨ªa hablado con el jugador; "pero puedo asegurar que las cosas no se quedar¨¢n as¨ª. No se dejar¨¢n pasar".
"Vamos a ver", dijo Luis cuando le pidieron menos esoterismo y m¨¢s claridad; "comprendo y entiendo que el jugador se enfade. Estoy con Torres. Yo he sido jugador y me he enfadado. Pero la correcci¨®n... Yo, primero, como jugador, me debo enfadar conmigo mismo. Debo ser coherente. Lo importante es que los que no juegan se tienen que cabrear. Ahora, ese cabreo debe ser consigo mismo".
El seleccionador dej¨® claro que los gestos de Torres al ser sustituido por Cesc no le gustaron nada. El mensaje har¨¢ diana. Los goleadores son la especie m¨¢s sensible del f¨²tbol. Sus membranas perciben todas las se?ales que emite el peque?o universo que habitan.
A sus 24 a?os, Torres sabe que Luis, quiz¨¢ para motivarle, nunca le demostr¨® su plena confianza. Siempre anduvo subrayando en p¨²blico sus deficiencias t¨¦cnicas: que si golpeaba mal, que si controlaba peor... Torres tambi¨¦n apunta un dato que irrita a los goleadores: las sustituciones. De los 41 partidos que ha jugado con Luis en la selecci¨®n s¨®lo ha terminado 11. Y marc¨® en diez de esos 11. Torres cree que el dato demuestra dos cosas: primero, que siempre que han apostado por ¨¦l ha respondido; segundo, que necesita 90 minutos para producir. Est¨¢ convencido, como todos los delanteros, que los minutos son una muestra de confianza.
En el cuerpo t¨¦cnico de la selecci¨®n consideran que Torres se equivoca al ventilar su ego¨ªsmo. Dicen que esto podr¨ªa afectar a la unidad del grupo y recuerdan, salvando las distancias, el precedente fatal de Ra¨²l durante el Mundial de Alemania. Tambi¨¦n exhiben la estad¨ªstica de Villa. El contraste es llamativo: desde septiembre de 2006, cuando empez¨® la fase de clasificaci¨®n para la Eurocopa, Villa ha marcado 12 goles. Torres se ha quedado en dos durante el mismo periodo. La sequ¨ªa del delantero espa?ol con mayor prestigio internacional refleja un hecho. La selecci¨®n no ha proporcionado a Torres las condiciones que encuentra en el Liverpool, en el que ha marcado 33 goles en 44 partidos esta temporada. La cifra es relevante.
Tal vez demasiado para Luis, que siempre sospech¨® de los jugadores carism¨¢ticos. "Me enfad¨¦ al principio", dijo Torres sobre su sustituci¨®n tras el partido; "pero me enfad¨¦ conmigo mismo. Siempre se puede mejorar". No parec¨ªan las palabras de un resentido ni de un jugador deseoso de desafiar al entrenador. Todo resultaba corriente. Hasta ayer. A partir de ahora, la unidad de la selecci¨®n y su ¨¦xito en la Eurocopa depender¨¢n tambi¨¦n de la gesti¨®n que hagan de su orgullo el entrenador y el jugador. En sus manos est¨¢ salvar un obst¨¢culo que puede ser tan inocuo como definitivo.
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