Irlanda tumba el Tratado de Lisboa
Una diferencia de apenas 110.000 votos decide la suerte del proyecto europeo - Los partidarios del 'no' dicen querer una UE m¨¢s democr¨¢tica y transparente
Los irlandeses metieron ayer a Europa en un callej¨®n sin salida. El veredicto de un pa¨ªs cuya poblaci¨®n apenas representa el 1% de los 500 millones de europeos hunde a la Uni¨®n en una crisis de confianza sin precedentes y bloquea toda la reforma institucional prevista en el Tratado de Lisboa, heredera del proyecto constitucional frustrado en Holanda y Francia hace tres a?os.
El 53,4% de los irlandeses vot¨® no en el refer¨¦ndum sobre el tratado. La participaci¨®n fue del 53,1%, mayor que la esperada. A pesar de que todo el establishment pol¨ªtico irland¨¦s defend¨ªa el s¨ª a Europa y a que el peso de los valedores del no era escaso en teor¨ªa, los argumentos de rechazo al texto fueron asumidos por m¨¢s de 860.000 votantes, muchos m¨¢s de los registrados en 2001, cuando Irlanda tambi¨¦n rechaz¨® en refer¨¦ndum el vigente Tratado de Niza. El temor a perder peso en Bruselas y a ver disminuida su autonom¨ªa fiscal se impuso para frenar el avance que para el proyecto europeo supone el nuevo tratado. El no irland¨¦s desbarata los grandes planes de Nicolas Sarkozy para la presidencia francesa de la UE, que comienza el pr¨®ximo 1 de julio.
El primer ministro Brian Cowen no ve una "salida r¨¢pida" a la situaci¨®n
Tras el rechazo franc¨¦s y holand¨¦s al proyecto de Constituci¨®n, que ir¨®nicamente fue aprobada un a?o antes bajo la presidencia de Dubl¨ªn, Irlanda inflige un golpe mortal a su sustituto, y deja a Europa arrodillada otra vez ante la tremenda dificultad de poner de acuerdo a 27 pa¨ªses y 500 millones de ciudadanos. "El Tratado de Lisboa ha muerto", sentenciaban algunos l¨ªderes de los partidos de la oposici¨®n, incluidos aquellos que hab¨ªan pedido el s¨ª. El Gobierno trataba de eludir la palabra "muerte", en el primero de los malabarismos pol¨ªticos que ser¨¢n necesarios en la nueva e incierta etapa europea que empezaba ayer en Dubl¨ªn.
El Tratado de Lisboa necesita el s¨ª de los 27 pa¨ªses miembros para entrar en vigor. Todo el establishment irland¨¦s se hab¨ªa esmerado para que as¨ª fuera, para que el accidentado camino del documento por la isla celta acabara como la inolvidable jornada de Leopold Bloom en el Ulises de Joyce, tambi¨¦n en un d¨ªa de junio: con un s¨ª. S¨ª que quiso con todas sus fuerzas el reci¨¦n estrenado primer ministro irland¨¦s, Brian Cowen, que se jug¨® el tipo en una campa?a espinosa. S¨ª por el que aportaron su grano de arena pr¨¢cticamente todos los partidos del arco parlamentario -salvo el Sinn F¨¦in-, la patronal y varios sindicatos. Y al que trataron de echar una mano las instituciones europeas, que apartaron de la mesa de trabajo todo asunto inc¨®modo para Irlanda en los ¨²ltimos meses. No fue suficiente.
El David del no pudo con el Goliat de Bruselas en una campa?a embarrada por la complejidad del tratado en cuesti¨®n. Los partidarios del no parecieron m¨¢s cercanos a la gente, m¨¢s concretos en sus mensajes. Los favorables al s¨ª perecieron engullidos en los pliegues de un texto que no fue pensado para ser le¨ªdo y juzgado por la ciudadan¨ªa.
Antes de que los resultados definitivos fueran confirmados, ya se especulaba sobre las consecuencias del no. Cowen asegur¨® que no ve¨ªa salidas "r¨¢pidas y f¨¢ciles" a la situaci¨®n y que su Gobierno no se apresurar¨ªa a tomar medidas. "Hace falta reflexi¨®n y di¨¢logo con los dem¨¢s pa¨ªses", dijo el primer ministro. Mientras hablaba, muchos pensaban en el segundo refer¨¦ndum convocado sobre el Tratado de Niza, rechazado en la primera consulta en 2001. Las capitales europeas reaccionaban en cadena.
Pero esta vez ese recorrido parece impracticable. Los irlandeses dieron a la vez la espalda al Tratado de Lisboa, a la nueva Uni¨®n y a los argumentos de los pol¨ªticos nacionales con una participaci¨®n muy superior al m¨ªsero 35% de 2001. ?C¨®mo justificar otro voto? ?Ser¨ªa suficiente un protocolo adicional especial para Irlanda?
Las preguntas quedaban en el aire junto con la preocupaci¨®n de los irlandeses de demostrar ante una at¨®nita Europa que el suyo no es un voto anti-UE. Nadie en Irlanda niega la importancia del papel de Europa en el despegue econ¨®mico local. En 1973, a?o de ingreso de Irlanda en la Comunidad, la renta por habitante en la rep¨²blica equival¨ªa al 62% de la media europea. Hoy es el 140%, gracias a las ingentes ayudas percibidas desde Bruselas -con un saldo neto de 55.000 millones de euros hasta ahora- y a su pertenencia al mercado ¨²nico.
La gratitud y el reconocimiento por la ayuda recibida, sin embargo, no impidieron a la mayor¨ªa de los irlandeses manifestar su rechazo -o desinter¨¦s- por la nueva Uni¨®n proyectada en Lisboa. Muchos, sin duda, votaron no so?ando con una UE nueva y mejor, con credenciales democr¨¢ticas m¨¢s acentuadas. Pero fueron probablemente m¨¢s los que lo hicieron, o se abstuvieron, con la idea de que es mejor quedarse con lo que hay, con la UE actual.
"No es un voto antieuropeo", reincidi¨® Dec¨ªan Ganley, uno de los l¨ªderes del no. "S¨®lo queremos una Europa m¨¢s democr¨¢tica y m¨¢s transparente. Rechazamos este proyecto, al igual que lo hicieron franceses y holandeses, no la UE".
Ganley, un empresario, fue el gran agitador de las cr¨ªticas de orden econ¨®mico. Su mensaje ferment¨® tambi¨¦n a causa del repentino enfriamiento de la econom¨ªa, con un frenazo en el crecimiento, aumento de paro e inflaci¨®n bastante pronunciados en los ¨²ltimos meses. Un cuadro en el que ciertas alarmas cundieron.
En ese marco, y poniendo todo en perspectiva, los 110.000 votos de diferencia entre el s¨ª y el no dan mucho que pensar. Tan s¨®lo 110.000 votos, sobre casi 500 millones de ciudadanos europeos, decidieron ayer el destino del proyecto com¨²n de 27 naciones.
M¨¢s cabeza que coraz¨®n
Las calles de Dubl¨ªn no reflejaban ayer el terremoto pol¨ªtico que tuvo su epicentro en la capital irlandesa. De manera muy coherente con el desarrollo de la campa?a, caracterizada por una escasa respuesta popular y actos llenos s¨®lo de periodistas, el resultado del refer¨¦ndum no desat¨® grandes pasiones.
Por mucho que se reconozca el af¨¢n proselitista de algunos activistas del no, el rechazo al Tratado tuvo sus ra¨ªces m¨¢s en temores que en idealismos. M¨¢s en el c¨¢lculo que en la pasi¨®n. En la voluntad de no perder el control sobre varias carteras sensibles. En esto, parece ser un no diferente, por ejemplo, al pronunciado por los franceses en 2005. As¨ª, ayer, m¨¢s all¨¢ del notable ajetreo de periodistas de medio mundo en los alrededores del castillo de Dubl¨ªn, sede central del recuento, la ciudad viv¨ªa con normalidad su en¨¦sima jornada laborable.
Esa negativa racional a una UE con m¨¢s competencias y con menos influencia irlandesa tuvo un poder de arrastre superior al esperado. La participaci¨®n super¨® el 50%, una tasa m¨¢s alta que la vaticinada por muchos analistas. Y el no fue la opci¨®n para 862.000 personas, una cantidad inigualada en pasados referendos. Pero fue la cabeza m¨¢s que el coraz¨®n lo que impuls¨® ese flujo. Un movimiento fr¨ªo, seg¨²n suger¨ªan las calles de Dubl¨ªn en el d¨ªa del recuento. Quiz¨¢, un reflejo m¨¢s del cambio marcado por el repentino bienestar en una sociedad conocida hist¨®rica y literariamente por su calor y vehemencia.
Razones del 'no'
- Menos poder pol¨ªtico. Los partidarios del no argumentan que, si se aprobase el Tratado de Lisboa, los pa¨ªses peque?os perder¨ªan peso en el Consejo de la UE -donde est¨¢n representados los 27 Estados- porque muchas decisiones que hoy se toman por unanimidad lo ser¨ªan por mayor¨ªa cualificada. Adem¨¢s, el Tratado prev¨¦ que la Comisi¨®n la formen de forma rotatoria comisarios de dos tercios de los pa¨ªses en vez de uno por pa¨ªs. Irlanda, como el resto, no tendr¨ªa garantizado siempre un comisario.
- P¨¦rdida de privilegios fiscales. En Irlanda el impuesto de sociedades es del 12,5% frente a la media del 24,5% que rige en los 26 pa¨ªses restantes de la UE. Los partidarios del no aseguran que Irlanda podr¨ªa perder ese derecho que atrae a cientos de empresas extranjeras.
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