Rusia se liga a Europa
El dinero no es la ¨²nica receta: Hiddink ha mejorado las arcaicas estructuras
Veinte a?os despu¨¦s de que Van Basten voleara a la URSS en la final de la Eurocopa de 1988, de la atomizaci¨®n sovi¨¦tica ha resurgido Rusia, cuya impactante actuaci¨®n en este campeonato puede tener mucho calado. Por potencial humano, tradici¨®n deportiva y una inagotable energ¨ªa financiera, no cabe mirar con desd¨¦n el ¨¦xito del equipo de Hiddink, que no parece accidental. Nada que ver con el ¨¦xtasis pasajero de Corea del Sur o Grecia. A la vista de la excitaci¨®n popular que se ha expandido por todo el pa¨ªs, el fen¨®meno de Rusia ha sido permeable en una sociedad fascinada por lo occidental. El esplendor de su equipo en este torneo le ha servido de puente para ligarse a Europa, y no s¨®lo porque el f¨²tbol te subraya en el mapa, sino tambi¨¦n en t¨¦rminos afectivos. Un viaducto de ida y vuelta porque los rublos cada vez incentivan m¨¢s y pocos se niegan a la aventura, ya sean atletas europeos, baloncestistas norteamericanos o futbolistas brasile?os y argentinos. Tampoco la UEFA se ha resistido a sus encantos: concedi¨® a Mosc¨² la ¨²ltima final de la Liga de Campeones y a su vecina Ucrania (junto a Polonia) la pr¨®xima Eurocopa.
El fen¨®meno ha sido permeable en una sociedad fascinada por lo occidental
Bajo los cimientos de esta selecci¨®n ya florecen clubes amenazantes para el viejo orden del f¨²tbol europeo, caso del CSKA de Mosc¨², que tambi¨¦n domina con pu?o de hierro el basket, y el Z¨¦nit de San Petersburgo, ganadores de la Copa de la UEFA en 2005 y 2008 respectivamente. No es casual que 22 de los 23 convocados por Hiddink jueguen en la Liga rusa -Saenko, del N¨²remberg, es la excepci¨®n-. Una se?al de fertilidad que alimenta el fervor local, un gancho para las nuevas generaciones. Desde Occidente, de forma deliberada, algunos jerarcas se empe?an en difundir sus recelos contra esta Rusia que les inquieta y a la que conviene dejar fuera del tinglado convencional. Una visi¨®n demasiado mezquina.
M¨¢s all¨¢ de la procedencia de los capitales, tan cuestionables como otros muchos, se sospecha de las inversiones de magnates como Roman Abram¨®vich, que tambi¨¦n act¨²a de medici de la selecci¨®n rusa, o de los patrocinios de Gazprom, como si fueran meros intrusos en el ed¨¦n de Silvio Berlusconi, las l¨ªneas a¨¦reas de los Emiratos ?rabes o los nuevos magnates estadounidenses que sobrevuelan esa Premier que hoy cautiva en todo el universo. La especulaci¨®n no tiene patria. Abram¨®vich, la gran veta del Chelsea, decidi¨® hace un lustro alinearse con la City a trav¨¦s del f¨²tbol. No olvid¨®, sin embargo, una deuda nacionalista con su pa¨ªs, donde paga buena parte del salario de Hiddink, ha invertido unos 40 millones de euros en la financiaci¨®n de una moderna sede de entrenamiento para la selecci¨®n y otros 200 en la construcci¨®n de un estadio nacional. Por algo, seg¨²n Forbes, tiene la quinta fortuna de Europa, con unos 15.700 millones. Si Abram¨®vich ha llevado al Chelsea a la cima, Gazprom ha conseguido que el Z¨¦nit acabara en noviembre pasado con 15 a?os de hegemon¨ªa de los equipos moscovitas en la Liga rusa. Meses despu¨¦s elimin¨® al Villarreal y arras¨® al Bayern M¨²nich en la Copa de la UEFA.
El dinero no es la ¨²nica receta para la resurrecci¨®n rusa. La mesi¨¢nica figura de Hiddink le ha mejorado sus arcaicas estructuras. El holand¨¦s no s¨®lo ha liberado al futbolista ruso, sometido durante d¨¦cadas a la militarizaci¨®n de sus t¨¦cnicos, la tabla rasa y la convivencia bunkerizada. Hoy se acunan mejor las canteras, se alumbran nuevas escuelas y se reforman estadios del pleistoceno. Con la ventilaci¨®n de Hiddink y el infinito sost¨¦n financiero, Rusia ha vuelto. Y no es una secuela de aquella URSS que intimidaba en los sesenta con Yashin y Chislenko, m¨¢s tarde con Blokhin y luego con Zavarov, Belanov, Rats y Demianenko. Ha cambiado el tel¨®n y hoy, tras superar una larga traves¨ªa, ya no es un equipo sometido a todo tipo de prevenciones y con numerosas barreras. Algo se mueve en Rusia, que, sin siglas y geogr¨¢ficamente afeitada por los avatares pol¨ªticos, se ha cobrado su deuda con Van Basten y ma?ana tendr¨¢ la oportunidad de liquidar la que mantiene desde 1964 con Espa?a. De nuevo, 44 a?os despu¨¦s, los dos equipos en plenitud. Gracias a Dios, sin el No-Do.
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