La nueva cara de Portugal
Mis amigos portugueses hablan con orgullo de la transformaci¨®n de su pa¨ªs en las ¨²ltimas dos d¨¦cadas. No les falta raz¨®n. En el poco tiempo que llevo como corresponsal descubro cada d¨ªa rasgos de la nueva cara de este vecino nuestro, al que durante mucho tiempo hemos mirado de reojo. Me atrae la combinaci¨®n de los signos de modernidad con las esencias. El resultado, por ahora, es impecable.
Lisboa me parece la ciudad reconocible que recorr¨ª por primera vez hace 20 a?os. Hay im¨¢genes que apenas han mudado. Como los tranv¨ªas empin¨¢ndose por las calles de Estrela, S?o Bento o Lapa, y la vida de barrio con bares, restaurantes y colmados que han resistido estoicamente la avalancha uniformadora. No obstante, la ciudad ha soportado intervenciones de gran calado. Como la Expo 98, que recalific¨® una zona de cinco kil¨®metros en la ribera del estuario del Tajo.
Las obras p¨²blicas son estos d¨ªas motivo de una viva pol¨¦mica
El AVE entre Lisboa y Madrid cambiar¨¢ los h¨¢bitos de los viajeros
En las ¨²ltimas dos d¨¦cadas, uno de los cambios m¨¢s visibles ha sido la red viaria, conocida por su maltrecho estado. Los gobiernos de An¨ªbal Cavaco Silva (1985-1995), actual presidente de la Rep¨²blica, son recordados como parte de la era del hormig¨®n. Los cuantiosos fondos comunitarios permitieron la construcci¨®n de 2.000 kil¨®metros de autopistas que recorren el pa¨ªs de Norte a Sur.
Este pre¨¢mbulo viene a cuento para hablar de las obras p¨²blicas en Portugal, que estos d¨ªas son motivo de una viva pol¨¦mica. El debate es entre quienes defienden el ambicioso plan de infraestructuras del Gobierno socialista de Jos¨¦ S¨®crates y los que quieren poner el freno ante la gravedad de la crisis econ¨®mica. Manuela Ferreira Leite, nueva l¨ªder del Partido Social Dem¨®crata (PSD), principal fuerza pol¨ªtica de la oposici¨®n, ha criticado la "ola avasalladora" de inversiones del Gobierno -"su mayor error pol¨ªtico", ha dicho-, cuando el pa¨ªs vive, en su opini¨®n, una situaci¨®n de "emergencia social". L¨®gicamente, la controversia tiene varias aristas: modelo de financiaci¨®n, endeudamiento, creaci¨®n de empleo...
El plan de obras p¨²blicas para los pr¨®ximos 10 a?os supone una inversi¨®n cercana a 50.000 millones de euros en diversas ¨¢reas: transporte, autopistas, energ¨ªa, salud, turismo, etc¨¦tera. Los ¨²ltimos 12 meses se han convocado 28 licitaciones p¨²blicas por un monto de 9.200 millones de euros.
Pol¨ªticos, empresarios y economistas opinan diariamente sobre la conveniencia de tal o cual proyecto. Hay consenso en que la prioridad n¨²mero uno es la construcci¨®n de 10 nuevas presas hidr¨¢ulicas, uno de los ejes de la pol¨ªtica energ¨¦tica del Gobierno para reducir la dependencia del petr¨®leo. El tren de alta velocidad, proyecto emblem¨¢tico de la colaboraci¨®n hispano-portuguesa, recibe elogios y cr¨ªticas. Nadie pone en duda que la l¨ªnea Lisboa-Madrid, que incluye un tercer puente sobre el Tajo, acercar¨¢ ambas ciudades y cambiar¨¢ los h¨¢bitos de los viajeros, como lo est¨¢ haciendo el AVE entre Madrid y Barcelona. No puede decirse lo mismo del tramo Lisboa-Oporto, menos justificable desde el punto de vista econ¨®mico.
La construcci¨®n de un nuevo aeropuerto en Lisboa y la licitaci¨®n de 11 concesiones para nuevos tramos de autopista constituyen los otros pilares del plan de obras p¨²blicas. Seg¨²n el ministro M¨¢rio Lino, s¨®lo el 8% saldr¨¢ de las arcas del Estado, el resto ser¨¢n concesiones mixtas o con financiaci¨®n totalmente privada. Portugal se mueve y, a su ritmo, sigue cambiando la cara.
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