El bautismo de Larraz¨¢bal
El barcelon¨¦s aprende en su debut a sufrir la dureza de un 'grande'
Su primer grande ha sido para Pablo Larraz¨¢bal como un cursillo acelerado del golf de ¨¦lite. Ha jugado medio cojo por un resbal¨®n en la ducha, sufri¨® para pasar el corte hasta la ¨²ltima tarjeta, comparti¨® ronda con gente de alto rango (Adam Scott, Zach Johnson, Michael Campbell y Paul Casey) y descubri¨® que en los greens de Birkdale puedes echar a perder todo lo ganado desde el tee y la calle. Desquiciado por el viento, el barcelon¨¦s emborron¨® ayer con nueve golpes sobre el par su tarjeta para acabar con +21. "Aun as¨ª, no lo he hecho tan mal. Podr¨ªa haber sido peor. He aprendido que, si juegas regular, esto se puede convertir en un infierno. El viento ha acabado conmigo y en los segundos nueve hoyos hasta perd¨ª la motivaci¨®n y la paciencia", explic¨®.
El espa?ol ha disfrutado de su primera semana de fama en un major. Hijo de Gustavo Larraz¨¢bal, golfista del equipo nacional de Venezuela, y de Elena Corominas, campeona de Espa?a, y hermano de Alejandro, ganador del Open Brit¨¢nico amateur en 2002, Pablo tuvo claro su futuro. Con 25 a?os, gan¨®, hace cuatro semanas, el Open de Francia. De las pruebas de clasificaci¨®n pas¨® a celebrar su primera victoria profesional un a?o despu¨¦s de obtener la tarjeta del circuito europeo. "No s¨¦ pronunciar su nombre, pero este chico me ha impresionado. Su juego es espectacular", le elogi¨® Colin Montgomerie. El triunfo le dispar¨® hasta el octavo puesto de la Orden del M¨¦rito y le puso en la mano la invitaci¨®n para el British. "Era impensable en su primera temporada. Ha mejorado una t¨¦cnica un poco alocada", cuenta su entrenador, Roman Tay¨¤, que lleva cuatro a?os puliendo a Larraz¨¢bal; "nadie cre¨ªa en ¨¦l hace un a?o, pero tiene magia, un carisma especial para el p¨²blico. Es capaz de dar golpes de maneras muy diversas y mover la pelota como poca gente. Puede dar muchos d¨ªas de gloria al golf espa?ol. Me la he jugado con ¨¦l. Estuve dos a?os sin cobrar porque cre¨ªa en ¨¦l y ahora vamos a recoger los frutos".
"Para m¨ª, no es ninguna sorpresa, aunque todo pasa m¨¢s r¨¢pido de lo que pensaba", dice su padre, Gustavo, quien ha intentado mantenerle los pies en el suelo. Antes de que Pablo pasara a profesional, le hizo trabajar en la empresa familiar, de piscicultura. Tambi¨¦n aprendi¨® lo que es un grande cuando en 2003 fue el caddie de su hermano Alejandro en el Masters de Augusta. Ahora ¨¦l ha sido el protagonista. Y ya se ha ganado la felicitaci¨®n de su amigo Andr¨¦s Iniesta, compa?ero de estudios durante la infancia, a quien mandaba mensajes durante la Eurocopa. "Yo a¨²n no llego a su nivel", admite Larraz¨¢bal, "pero estoy aprendiendo. Dentro de cuatro o cinco a?os podr¨¦ luchar por ganar el Open".
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