?Nucleares? Tal vez, gracias
Patronal, sindicatos y pol¨ªticos piden al Gobierno reconsiderar esta opci¨®n frente a la crisis
"Soy el m¨¢s antinuclear del Gobierno". El presidente Rodr¨ªguez Zapatero hizo gala de tal condici¨®n ante un grupo de ecologistas, a los que recibi¨® en el palacio de la Moncloa, cuando la econom¨ªa espa?ola progresaba a velocidad de crucero y el precio del barril de crudo brent era entre un tercio y una cuarta parte su precio actual. Tres a?os desp¨²es, en medio de una crisis inmobiliaria dom¨¦stica y de una crisis crediticia y financiera mundial, que ha disparado la factura de las importaciones energ¨¦ticas, ha resucitado el d¨¦ficit p¨²blico y frenado casi en seco el crecimiento del PIB, ?sigue siendo el m¨¢s antinuclear del Gabinete?
As¨ª lo parece a juzgar por lo declarado hace unas semanas en sendas entrevistas en este diario ("Tenemos un compromiso, y es respetar la vida ¨²til de las centrales, salvo necesidades energ¨¦ticas imperiosas, y no promover nuevos parques nucleares") y en el brit¨¢nico Financial Times ("Espa?a no construir¨¢ m¨¢s centrales nucleares, debido a los altos costos y a que nuestro pa¨ªs, proclive a la sequ¨ªa, no tiene suficiente agua para refrigerar los reactores").
La renovaci¨®n o no en 2009 de la licencia a Garo?a va a poner a prueba al Gobierno
Un MW/h cuesta 70 euros si es nuclear, 102 si es e¨®lico y 85 si se genera con gas
Las nuevas centrales requieren una inversi¨®n de 3.500 millones de euros
El enroque de Zapatero est¨¢ impidiendo la apertura de un debate nacional, como el que se est¨¢ dando en pa¨ªses de todo el mundo y como le han reclamado la patronal CEOE, los dos mayores sindicatos y expertos y personalidades de todas las ideolog¨ªas, incluso de su propio partido, como el ex presidente Felipe Gonz¨¢lez o el ex ministro de Industria y Energ¨ªa Claudio Aranzadi, sobre la conveniencia o no de prolongar la vida de las actuales centrales o de construir una nueva.
La escalada en los precios del combustible f¨®sil (petr¨®leo, gas y carb¨®n), la inseguridad en su abastecimiento, puesta de relieve con el corte del suministro de gas ruso a Ucrania, y el coste de los compromisos medioambientales adquiridos en el marco del Protocolo de Kioto y en el seno de la UE para evitar emisiones de CO2 a la atm¨®sfera explican el que haya resurgido el debate sobre el futuro de la energ¨ªa nuclear en la producci¨®n de electricidad, tras d¨¦cadas en las que no se han autorizado y construido estas centrales. EE UU, Francia, Finlandia, Reino Unido y otros Estados europeos, y tambi¨¦n China e India y otros pa¨ªses asi¨¢ticos y africanos, ya han puesto en marcha o han anunciado programas de construcci¨®n de centrales nucleares o se est¨¢n replanteando, como el caso de Italia, su reintroducci¨®n. El insuficiente desarrollo de las energ¨ªas renovables, que es la gran apuesta de futuro en el terreno energ¨¦tico del Gobierno de Zapatero, hace imposible confiarles a corto plazo todo el peso de la sustituci¨®n de combustibles f¨®siles y del incremento adicional esperado de la demanda el¨¦ctrica.
A principios de los noventa, el Gobierno socialista de Felipe Gonz¨¢lez renunci¨® al programa nuclear. La moratoria de 1983 se convirti¨®, por razones puramente econ¨®micas, en una renuncia a construir m¨¢s centrales. Con el barril de crudo brent a 20 d¨®lares y unos tipos de inter¨¦s al 15%, la energ¨ªa nuclear no era competitiva con la generaci¨®n t¨¦rmica tradicional (de fuel, carb¨®n o gas) ni con las nuevas tecnolog¨ªas de ciclos combinados de gas. Pero hoy los vientos, con unos tipos de inter¨¦s del 4,5% en Europa y un precio del barril de brent que ha llegado a rondar los 150 d¨®lares y que muchos analistas e inversores de futuros sit¨²an dentro de unos meses en 200 y hasta en 300 d¨®lares, han girado e impulsan de nuevo los negocios nucleares.
Sin embargo, las dudas sobre el coste real del kilovatio producido con esta energ¨ªa, la magnitud de las inversiones requeridas para la construcci¨®n de nuevas centrales y la falta de un marco legal que garantice la estabilidad en las condiciones de la licencia y una retribuci¨®n a sus promotores frena a¨²n la adopci¨®n de nuevos programas nucleares en la mayor¨ªa de los pa¨ªses europeos.
La situaci¨®n en Espa?a, donde el 85% del consumo energ¨¦tico depende de las importaciones, donde no hay recursos naturales suficientes y donde el sistema el¨¦ctrico est¨¢ poco interconectado con los pa¨ªses vecinos, es delicada y muy vulnerable ante los movimientos del mercado. S¨®lo en el primer trimestre, y seg¨²n datos del Banco de Espa?a, el d¨¦ficit comercial se dispar¨® hasta una cifra equivalente al 4,7% del PIB debido sobre todo al saldo negativo de la balanza energ¨¦tica.
"Hay que volver a replantearse la energ¨ªa nuclear. No se puede decir 'no' a la nuclear pero comprarla 100 kil¨®metros m¨¢s all¨¢", dec¨ªa recientemente con cierta iron¨ªa Felipe Gonz¨¢lez.
"Las centrales nucleares francesas est¨¢n demasiado pr¨®ximas como para que no nos afecte cualquier fuga o accidente que se produzca en las mismas y, adem¨¢s, al comprar e importar sus kilovatios, estamos financiando desde Espa?a una parte de sus nuevos reactores. Un mal negocio", concluye otro experto.
Adem¨¢s, y por si fuera poco, las emisiones de gases de efecto invernadero volvieron a crecer el pasado a?o. Lo hicieron un 1,8% respecto a 2006, lo que confirma el alejamiento de Espa?a de los objetivos que asumi¨® al adherirse al Protocolo de Kioto, seg¨²n Comisiones Obreras y la edici¨®n espa?ola de la revista World Watch. Seg¨²n los datos de estas organizaciones, las cantidades de di¨®xido de carbono liberadas a la atm¨®sfera han crecido un 52,3% respecto a 1990, a?o en el que se firm¨® el Protocolo de Kioto, que fija como l¨ªmite para ese incremento el del 15%. Este "desbordamiento" de las cifras va a costar a Espa?a entre 3.500 y 4.000 millones de euros, seg¨²n Fernando Rodrigo, coordinador del ¨¢rea de Medio Ambiente del sindicato citado.
En Espa?a existen hoy siete asentamientos y nueve reactores nucleares. De ellos, seis fueron puestos en marcha durante el Gobierno socialista de Felipe Gonz¨¢lez, aunque las decisiones sobre su construcci¨®n fueron tomadas por Gobiernos anteriores. Hace dos a?os se cerr¨® la central de Zorita, y el a?o que viene tiene que cesar sus actividades, por agotamiento de la vida ¨²til (normalmente, 40 a?os) Santa Mar¨ªa de Garo?a, aunque la prolongaci¨®n de su vida ¨²til, como est¨¢n haciendo otros pa¨ªses con sus parques nucleares, es una de las alternativas posibles ante la situaci¨®n actual.
Esta opci¨®n, la prolongaci¨®n de la vida ¨²til de los actuales reactores, es la preferida por las el¨¦ctricas espa?olas dado que sus instalaciones est¨¢n muy amortizadas y pr¨¢cticamente todo lo generado ser¨ªan ganancias para ellas.
"Dado que los costes operativos medios de las centrales nucleares en operaci¨®n representan entre un tercio y un cuarto de los costes totales medios estimados de una nueva central de generaci¨®n de cualquier tecnolog¨ªa, el atractivo econ¨®mico del alargamiento de la vida de las centrales parece claro, ya que no es probable que el coste incremental de las inversiones eventualmente exigidas por el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) sea de una cuant¨ªa suficiente para colmar ese gap. Esto explica que la mayor¨ªa de las centrales en operaci¨®n en EE UU hayan solicitado y obtenido una extensi¨®n de su licencia de funcionamiento en 20 a?os, ampliando as¨ª su vida hasta los 60 a?os", se?alaba hace unas semanas el ingeniero, economista y ex ministro socialista de Industria y Energ¨ªa Claudio Aranzadi.
"Esta prolongaci¨®n", agregaba, "en un parque de generaci¨®n muy equilibrado como el espa?ol (en donde la generaci¨®n nuclear representa del orden del 20% del total de producci¨®n) permitir¨ªa, adem¨¢s, preservar la continuidad a medio plazo de la contribuci¨®n de la generaci¨®n el¨¦ctrica nuclear a la diversificaci¨®n energ¨¦tica y a la limitaci¨®n de emisiones de CO2, independientemente de la decisi¨®n de las empresas el¨¦ctricas relativa a eventuales inversiones en nuevas plantas de tercera generaci¨®n. Por otro lado, se mantendr¨ªan los emplazamientos y la capacidad de gesti¨®n (con las mejoras exigibles) e ingenier¨ªa asociados a la operaci¨®n de las centrales mientras las empresas y los responsables de la pol¨ªtica energ¨¦tica disponen de una informaci¨®n m¨¢s precisa en que fundamentar sus estrategias a largo plazo en relaci¨®n con la opci¨®n nuclear".
La nuclear, argumentan sus defensores, presenta, entre otras, las siguientes ventajas: contribuye a garantizar el suministro por su funcionamiento ininterrumpido en ciclos de hasta 24 meses; contribuye a controlar el efecto invernadero, ya que no emite CO2; consume un combustible abundante y que presenta una log¨ªstica de aprovisionamiento diversificada y fiable; presenta costes de producci¨®n estables y predecibles; dispone para su operaci¨®n, mantenimiento y soporte t¨¦cnico de unos equipos humanos muy cualificados, y presenta todas las garant¨ªas de seguridad con la supervisi¨®n de un ¨®rgano independiente que s¨®lo rinde cuentas al Parlamento en el caso espa?ol.
Al margen de que algunas de estas "ventajas" son discutibles en opini¨®n de instituciones y sectores cr¨ªticos con la energ¨ªa nuclear, como la seguridad tras los recientes incidentes en las centrales espa?olas de Asc¨® y Cofrentes y las fugas registradas en varias instalaciones en Francia (el Gobierno de Sarkozy, palad¨ªn mundial de estas energ¨ªas, se ha comprometido en los ¨²ltimos d¨ªas a revisar la seguridad de todas y cada una de ellas, 58 reactores y 19 complejos nucleares), defensores y detractores coinciden en que estas centrales requieren una gran inversi¨®n inicial en capital cuya recuperaci¨®n exige de largos periodos de tiempo con un entorno regulatorio estable.
Pese a su defensa de esta energ¨ªa, y a que no hay impedimento legal hoy en Espa?a para tramitar una solicitud de licencia para una nueva nuclear, ninguna el¨¦ctrica se lo plantea. Es imposible abordar un proyecto complicado y oneroso como el relanzamiento de nuevas nucleares, se?alan operadores y expertos, sin que se establezca previamente un marco pol¨ªtico y un cierto consenso social que ofrezca garant¨ªas a las empresas y a sus financiadores de que no va a haber cambios regulatorios que desbaraten las condiciones inicialmente previstas para unas inversiones a muy largo plazo.
Es condici¨®n necesaria pero no suficiente, dicen los expertos. Las el¨¦ctricas van a exigir tambi¨¦n para afrontar esas inversiones que se les asegure previamente un reconocimiento de las mismas y una retribuci¨®n suficiente y estable en el tiempo al dinero y esfuerzos a comprometer.
Seg¨²n datos de una de las primeras el¨¦ctricas espa?olas, "el coste de producci¨®n con las distintas tecnolog¨ªas revela el menor coste variable de la nuclear, pero tambi¨¦n hay que tener en cuenta la inversi¨®n de 3.500 millones de euros que es necesaria para poner en marcha una central de este tipo. En concreto, la estimaci¨®n del precio que deber¨ªa pagarse en el mercado para recuperar la inversi¨®n (incluida una rentabilidad del capital del 8%) oscilar¨ªa entre 67 y 70 euros megavatio por hora, suponiendo un funcionamiento de 8.000 horas anuales. Implica una inversi¨®n de 2.800 euros por kilovatio, en ¨²ltima instancia, considerando vida ¨²til para la central de 60 a?os".
Las cifras son m¨¢s ilustrativas si se comparan con el coste de producci¨®n del megavatio generado con carb¨®n y con tecnolog¨ªa e¨®lica que, con un promedio de 4.000 y 2.100 horas de funcionamiento al a?o respectivamente, le sale a esta el¨¦ctrica en ambos casos a 102 euros. A 85 le cuesta el megavatio hidr¨¢ulico (2.000 horas de actividad) y a 399 euros el megavatio solar-fotovoltaico (1.590 horas de funcionamiento).
Cifras que difieren con las proporcionadas por la patronal el¨¦ctrica Unesa, referidas al parque de generaci¨®n espa?ol. Atribuye para el megavatio hora un coste promedio de 52,5 a 55 euros en las centrales de carb¨®n; de 52 a 65 euros para los producidos con gas en ciclos combinados; de 70 a 72 euros para los generados con aerogeneradores; de 45 a 60 euros los de origen hidr¨¢ulico; y en torno a 35 euros los generados por las actuales centrales nucleares.
La discrepancia entre estimaciones del coste real del megavatio ha provocado incluso enfrentamientos recientes entre Iberdrola y la Comisi¨®n Nacional de la Energ¨ªa tras asegurar el organismo regulador, en un informe sobre costes y precios de la producci¨®n nuclear e hidr¨¢ulica, que las el¨¦ctricas van a recibir este a?o beneficios extras de 4.400 millones de euros. El c¨¢lculo de los llamados beneficios llovidos del cielo (windfall profit) que el modelo de mercado mayorista proporciona a la producci¨®n hidr¨¢ulica y nuclear est¨¢ detr¨¢s del enfado de la el¨¦ctrica vasca que asegura que esos datos son falsos, que hacen que la opini¨®n p¨²blica se ponga en contra de estas empresas y que a la postre influye en las tarifas. La CNE replica que sus estimaciones concuerdan con los datos de Unesa.
La CNE critica "la brecha" que hay entre los precios y los costes de la electricidad, lo que determina que tecnolog¨ªas con apenas costes variables (nuclear y, sobre todo, el agua) cobren el megavatio al mismo precio que las m¨¢s caras, el carb¨®n y el gas.
El peso del coste del combustible en el coste de generaci¨®n nuclear est¨¢ en torno al 15% (40% para la generaci¨®n con carb¨®n y 75% para la de gas), por lo que la escalada en el precio de los combustibles le afecta en menor medida. "En mercados el¨¦ctricos competitivos, adem¨¢s, con precios del gas y del carb¨®n al alza, las rentas inframarginales de las plantas nucleares se incrementan, mejorando su rentabilidad. El riesgo para la alternativa nuclear ser¨ªa, m¨¢s bien, que estos precios bajasen a medio y largo plazo. Adem¨¢s, los potenciales inversores en centrales nucleares de tercera generaci¨®n (que enfrentan, a corto plazo, los riesgos de sobrecoste e incumplimiento de plazos de los primeros proyectos de inversi¨®n en reactores de nuevo tipo) pueden recurrir a mecanismos de cobertura del riesgo de mercado (contratos de suministro de energ¨ªa el¨¦ctrica a muy largo plazo) y del riesgo de construcci¨®n (desplazamiento de este riesgo al vender) en l¨ªnea con la v¨ªa seguida en la inversi¨®n del reactor Olkiluoto 3 (Finlandia)", explica Aranzadi.
La financiaci¨®n, se?alan el¨¦ctricas y fabricantes de equipos, no es un impedimento para abordar la construcci¨®n de nuevas centrales pese a la crisis financiera internacional. El mayor impedimento, reiteran, es la falta de consenso social y de un marco pol¨ªtico estable para esta opci¨®n energ¨¦tica.
Expertos del sector coinciden en parte con estos argumentos, pero a?aden que en un marco liberalizado a las empresas les resulta m¨¢s f¨¢cil ajustar su oferta a precios altos o bajos del mercado con centrales de ciclo combinado que con nucleares. Y que a las el¨¦ctricas les ser¨ªa muy dif¨ªcil encontrar hoy financiaci¨®n para los reactores. Las entidades no van a querer intermediar en estos proyectos salvo que haya garant¨ªas p¨²blicas. La nuclear es una tecnolog¨ªa de riesgo, agregan, que no tiene solucionado el tema de los residuos ni se conoce cu¨¢nto puede costar realmente su gesti¨®n.
La financiaci¨®n de la construcci¨®n de una nuclear, agregan, est¨¢ sometida a riesgos mayores que los de una central de gas y por eso va a resultar m¨¢s cara. Tambi¨¦n va a ser m¨¢s sensible al movimiento de los tipos de inter¨¦s. Cada 100 puntos b¨¢sicos de inter¨¦s puede suponer una variaci¨®n en la financiaci¨®n de 2,4 euros por megavatio hora, estiman los expertos, considerando una vida ¨²til de 40 a?os para la central.
Los cr¨ªticos insisten en que no es oro todo lo que reluce en las supuestas ventajas competitivas. "La nuclear est¨¢ muy subvencionada. Muchos de los costes en los que incurre se vierten sobre el consumidor de la electricidad sin que eso se refleje de forma clara en el precio del kilovatio hora". La internalizaci¨®n de esos costes, gesti¨®n de residuos radiactivos y desmantelamiento de las centrales tras finalizar su vida ¨²til, entre otros, "puede incrementar hasta en un 50% el coste del kilovatio".
En cualquier caso, coinciden buena parte de defensores y cr¨ªticos, cumplir los compromisos de Kioto es casi imposible, sin energ¨ªa de fisi¨®n y, como ha dicho el comisario europeo para Asuntos Econ¨®micos y Monetarios, Joaqu¨ªn Almunia, que se confiesa poco partidario de estas centrales, ser¨¢ necesario "reabrir y profundizar en el debate sobre energ¨ªa nuclear, y no hacerlo con los par¨¢metros de 1982 [a?o en que el PSOE accedi¨® al Gobierno por primera vez tras el franquismo]
Datos y cifras para un debate
- La generaci¨®n nuclear tiene altos costes de inversi¨®n pero bajos costes de operaci¨®n, lo que supone que el alargamiento de la vida operativa de las actuales centrales sea desde el punto de vista econ¨®mico una alternativa mejor que la de construir centrales de gas o carb¨®n. -
E La cantidad de energ¨ªa el¨¦ctrica que se generar¨ªa en 20 a?os m¨¢s de funcionamiento, sobre los 40 previstos, de las actuales nucleares espa?olas alcanzar¨ªa los 120.000 gigavatios, cifra que equivale a cinco a?os de consumo el¨¦ctrico en Espa?a.
- El coste de las nuevas centrales nucleares est¨¢ muy condicionado por la escala (n¨²mero de reactores similares construidos) y por la estandarizaci¨®n del programa que se pretenda llevar a cabo. -
E Las 40 empresas integradas en la Asociaci¨®n de Grandes Consumidores de Energ¨ªa (AEGE), que agrupa a cementeras como Cemex, sider¨²rgicas como Arcelor o qu¨ªmicas como Solvay, ofrecieron en septiembre de 2007 al Gobierno su participaci¨®n en la construcci¨®n de una nueva planta nuclear.
- Un factor decisivo de la competitividad de la energ¨ªa nuclear en un sector el¨¦ctrico liberalizado es, seg¨²n los expertos, el criterio de distribuci¨®n del riesgo regulatorio entre empresas, consumidores y contribuyentes, ya que en el prolongado periodo de vida de una central nuclear la probabilidad de cambios regulatorios con repercusi¨®n en los costes es elevada.
- Uno de los problemas no resueltos en esta energ¨ªa es el de los residuos radiactivos. En Espa?a, los de media y baja actividad est¨¢n almacenados en El Cabril. Los de alta actividad permanecen en piscinas en las centrales. Enresa, la empresa p¨²blica a quien se conf¨ªa su gesti¨®n, proyecta para 2011 un gran almac¨¦n. Pa¨ªses de toda Europa buscan almacenamientos subterr¨¢neos.
- Otro factor a considerar son los costes de desmantelamiento. En Espa?a, por ejemplo, desmantelar Zorita costar¨¢ cuando concluya cerca de 170 millones de euros y Vandell¨®s I se ha tragado ya desde 1990 unos 600 millones.
- Los propietarios de las centrales destinan 200 millones de euros anuales a su conservaci¨®n y mantenimiento.
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