La fruta marroqu¨ª cruza de nuevo la frontera de Melilla
A los vecinos de Nador no se les pedir¨¢ el visado para entrar en la ciudad
Melilla vuelve a estar bien abastecida. Durante un mes, la fruta, las hortalizas y el pescado fresco desaparecieron muchos d¨ªas de los mercados y tambi¨¦n alguna obra trabaj¨® a medio gas porque faltaban materiales de construcci¨®n importados de Marruecos. Incluso muchos melillenses renunciaron a ir los domingos de excursi¨®n al pa¨ªs vecino por temor a no poder regresar el mismo d¨ªa.
Hace m¨¢s de un mes, el 26 de junio, que una veintena de j¨®venes marroqu¨ªes, que aseguran representar a peque?as asociaciones de Nador, la provincia que rodea a Melilla, montaron piquetes en la frontera.
Los j¨®venes que cortaron el paso contaban con la anuencia de Rabat
Imped¨ªan la entrada en la ciudad de los productos que importan de Marruecos, pero dejaban trabajar a los miles de contrabandistas marroqu¨ªes que a diario compran all¨ª mercanc¨ªas para revenderlas en su pa¨ªs.
Se autodenominaron el comit¨¦ de seguimiento de las infracciones policiales en la frontera de Melilla y cortaban el tr¨¢fico entre el ¨²ltimo puesto de control marroqu¨ª y la polic¨ªa espa?ola, pero siempre permaneciendo en territorio de Marruecos. Contaban, por tanto, con el benepl¨¢cito de las autoridades de Rabat.
Reivindicaban varias cosas, pero principalmente se quejaban de "que por la tarde y por la noche la polic¨ªa espa?ola rechace la entrada en Melilla de vecinos de Nador so pretexto de que carecen de visado en su pasaporte", explica Chakib el Khayari, uno de los protagonistas de la protesta.
"Las mismas reglas deben ser aplicadas a todos y todo el d¨ªa", insist¨ªa el diputado de la provincia, Tarik Yahya, integrado en un grupo parlamentario que apoya al Gobierno de Rabat. La reivindicaci¨®n de los j¨®venes no tuvo ninguna connotaci¨®n nacionalista.
La medida, que la polic¨ªa empez¨® a aplicar tras los atentados de las Torres Gemelas en 2001, es irregular porque los acuerdos bilaterales prev¨¦n que los nadorenses pueden cruzar esa frontera -no acceder a la Pen¨ªnsula- con su pasaporte. La obtenci¨®n del visado es engorrosa y cara para los marroqu¨ªes.
El Ministerio de Exteriores espa?ol se?al¨® a la Embajada de Marruecos en Madrid que el derecho a manifestarse en la frontera no deb¨ªa interferir con el tr¨¢nsito.
Paralelamente, en Melilla, comerciantes y empresarios se movilizaron para expresar su preocupaci¨®n por el desabastecimiento y las p¨¦rdidas que les acarreaba. La Asociaci¨®n de Comerciantes de Melilla y la Confederaci¨®n de Empresarios de Melilla fueron recibidas por el delegado del Gobierno, Gregorio Escobar. ?ste les prometi¨® que, a partir de ayer, se acabar¨ªa con las arbitrariedades policiales en la frontera, seg¨²n indicaron sus interlocutores. Escobar neg¨®, sin embargo, ante la prensa que la polic¨ªa exigiera el visado, aunque reconoci¨® que "hay cuestiones que son mejorables" porque es posible que se produzca "alguna disfunci¨®n puntual".
El comit¨¦ marroqu¨ª hizo lo que denomina una "visita de inspecci¨®n" el jueves por la noche y constat¨® en la frontera "otro talante por parte de la polic¨ªa espa?ola", afirma El Khayari. "No exige visado y permite la entrada de coches con hasta cuatro pasajeros", a?ade. Hasta ahora s¨®lo autorizaba que viajaran dos personas en cada autom¨®vil.
En consecuencia, el comit¨¦ ha renunciado a seguir bloqueando la frontera, aunque asegura que se mantendr¨¢ vigilante.
El episodio ilustra la peculiar relaci¨®n de Melilla con su entorno. Varias fuentes diplom¨¢ticas espa?olas sospechan que los j¨®venes marroqu¨ªes actuaban, en realidad, por cuenta de Rabat, que deseaba mejorar el tr¨¢nsito en la frontera, pero sin entablar un di¨¢logo directo con las autoridades de Melilla o Madrid porque no reconoce la soberan¨ªa espa?ola sobre esa ciudad.
Las autoridades espa?olas no consideraban, en cambio, a este grupo de j¨®venes como un interlocutor v¨¢lido, pero a¨²n as¨ª accedieron a sus demandas.
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