El fin de un reputado cient¨ªfico
Bruce E. Ivins, el sospechoso del 'caso del ¨¢ntrax', presentaba tendencias homicidas
Bruce E. Ivins era, a sus 62 a?os, padre de dos hijos, pianista en la iglesia de la localidad de Fort Detrick y voluntario en la Cruz Roja local. Sus amigos le definen como una persona t¨ªmida y muy inteligente. Era, adem¨¢s, uno de los m¨¢s respetados expertos en ¨¢ntrax de Estados Unidos. Hab¨ªa estado investigando sobre vacunas contra esta enfermedad desde finales de los a?os setenta. Tal era su reputaci¨®n que cuando cinco personas murieron a finales de 2001 por haber inhalado esporas de ¨¢ntrax enviadas por correo, el FBI le pidi¨® que analizara una de estas misivas, la recibida por el senador Tom Daschle.
Los agentes no sospechaban entonces que Ivins era propenso a desarrollar conductas homicidas, tal y como ha revelado una trabajadora social que coordinaba los grupos de terapia psiqui¨¢trica en los que particip¨® seis veces este mismo a?o. Con su muerte, por presunto suicidio, el pasado martes ha desaparecido el ¨²nico y principal sospechoso de haber enviado en 2001 las letales dosis de ¨¢ntrax a cinco medios de comunicaci¨®n en Nueva York y Florida y a dos senadores en Washington.
Nacido en 1946 en Ohio, Ivins era hijo de un farmac¨¦utico. La obsesi¨®n por la ciencia le ven¨ªa de peque?o. Fue un estudiante brillante que obtendr¨ªa una licenciatura, un m¨¢ster y un doctorado en la Universidad de Cincinnati. Tras acabar sus estudios, en menos de un a?o encontr¨® trabajo en el Instituto Militar para el Estudio de Enfermedades Infecciosas en Fort Detrick. Entonces, Ivins se puso a trabajar fren¨¦ticamente en diversas vacunas civiles y militares que pudieran ser utilizadas en caso de un ataque bacteriol¨®gico. En 2003 llegar¨ªa a obtener la mayor condecoraci¨®n militar que se puede conceder a un trabajador civil: la Medalla al Servicio Civil Excepcional del Ej¨¦rcito, por haber revitalizado una vacuna que se distribuye entre los soldados.
Por aquel entonces el cerco ya se estrechaba sobre ¨¦l. El FBI contaba con un sospechoso, el vir¨®logo Steven Haftill, de 54 a?os, que hab¨ªa trabajado en Fort Detrick entre 1997 y 1999. Sin embargo, no hab¨ªa pruebas suficientes para acusarle. Haftill manten¨ªa vehementemente su inocencia.
El FBI descubri¨® que entre finales de 2001 y principios de 2002 Ivins hab¨ªa examinado distintos puntos de su laboratorio y su despacho, limpiando al menos 50 zonas con restos de ¨¢ntrax. El microbi¨®logo, adem¨¢s, ten¨ªa acceso a la misma cepa que se hab¨ªa utilizado en los atentados. Desde mediados de 2006 fue "persona de inter¨¦s" en la investigaci¨®n.
Cuando el pasado mes de marzo el FBI exculp¨® a Hatfill por falta de pruebas, Ivins pas¨® a ser el ¨²nico sospechoso. Y entonces llegaron los problemas psicol¨®gicos. El FBI registr¨® su casa y su despacho. El 19 de marzo sufri¨® un desmayo. La polic¨ªa le traslad¨® al hospital, donde comenz¨® a recibir tratamiento psiqui¨¢trico. Acudi¨® a seis sesiones de terapia. En una de ellas, el 9 de julio, detall¨® sus planes para matar a sus colegas de trabajo. El psiquiatra que le trataba, el doctor David Irwin, detect¨® "tendencias homicidas". La trabajadora social que coordin¨® las sesiones, Jean Duley, lleg¨® a decir que "asesinar¨ªa por venganza".
A mediados de julio, el FBI se enter¨® de las amenazas que hab¨ªa proferido sobre sus compa?eros. Dos agentes acudieron a su puesto de trabajo, le obligaron a recoger sus cosas y le detuvieron. Pas¨® unos d¨ªas ingresado en un centro psiqui¨¢trico. Al regresar a casa, decidi¨® suicidarse. Tom¨® una sobredosis de paracetamol y code¨ªna el pasado 27 de julio. Entr¨® en coma y muri¨® el martes.
Tras su muerte, el FBI se ha quedado sin sospechosos. Los agentes a cargo de las pesquisas han filtrado la que ser¨¢ la l¨ªnea de investigaci¨®n que pueden utilizar para cerrar el caso: Bruce E. Ivins estaba obsesionado con el ¨¢ntrax. Tras los atentados terroristas contra Washington y Nueva York de 2001 cre¨ªa que era necesario que el Gobierno estuviera tambi¨¦n preparado para un ataque bacteriol¨®gico. ?l ten¨ªa las vacunas preparadas. Y decidi¨® poner a prueba a toda una naci¨®n.
![Bruce E. Ivins juega con unos ni?os, en una imagen tomada en 1983, en Maryland, en el este de Estados Unidos.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/KNQS2TF3PRBMXILI4L7RIT5JYY.jpg?auth=1f462ec4c2d949d1e658095f3bd3dbbad086d4239b37c88e9b40caa83a848c9b&width=414)
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