La distancia psicol¨®gica
El campeonato ol¨ªmpico promete mantenernos en tensi¨®n desde el minuto uno. Sin entremeses. Vamos directos al chulet¨®n. Ser¨¢ una raci¨®n importante, y posiblemente premonitoria de lo que ocurrir¨¢ en el Cubo de Agua en los pr¨®ximos nueve d¨ªas. Michael Phelps como mejor exponente internacional, y Mireia Belmonte como mejor representante espa?ola. Directos a los 400 metros estilos. El plato con m¨¢s calor¨ªas. Digno de los tiburones m¨¢s grandes.
Puede que no sea la mejor prueba individual para ambos nadadores. Pienso que Phelps en los 200 mariposa ganar¨¢ con mayor facilidad. Mireia en los 200 estilos tendr¨¢ m¨¢s posibilidades de hacer algo importante. Pero es en esta prueba donde los nadadores completos, trabajadores y con t¨¦cnica depurada, demuestran su capacidad. Es una prueba dura, donde los r¨¦cords se han mejorado m¨¢s r¨¢pida y constantemente que en las dem¨¢s distancias. Tambi¨¦n es una carrera relativamente nueva. Tiene 40 a?os. Los mismos que el estilo mariposa, el cuarto en aparecer, como derivaci¨®n de la braza, a finales de los cincuenta. La primera vez que se nadaron los 400 estilos en el campeonato ol¨ªmpico fue en 1964, en Tokio. Gan¨® un estadounidense, como casi siempre: Richard Roth, que marc¨® un r¨¦cord mundial de 4m 45,04s. Hoy Phelps tarda casi un minuto menos: 4m 05,25s.
La diversidad en los estilos y su dominio t¨¦cnico ha empezado a encontrar especialistas vers¨¢tiles desde hace poco. Estos chicos coordinados deben emplear cuatro c¨®digos en cuatro minutos vertiginosos. Los elegidos nadan lo m¨¢s parecido al decatl¨®n que hay en la nataci¨®n. No hace muchos a?os, cuando todav¨ªa no se cultivaban los especialistas, y debido a la dureza de la prueba, eran muchos los fondistas que tambi¨¦n nadaban los 400 estilos. No ya por su dominio en cada uno de ellos, sino por el mero hecho de tener fondo y capacidad de completar dignamente una prueba que amenaza con el hundimiento a sus participantes menos expertos. Yo fui uno de aquellos pioneros, y llegu¨¦ a nadar la final de un Mundial. Entonces, lo m¨¢s raro era ver buenos bracistas entre los participantes. Mark Spitz, que era b¨¢sicamente un mariposista que se ech¨® a los estilos, nadaba la braza como pod¨ªa, igual que la espalda. Mi braza tambi¨¦n era criminal. Tardaba 40 segundos en completar el parcial. Mireia lo hace en 37. Hoy parece natural. Phelps, por ejemplo, domina la t¨¦cnica m¨¢s antinatural de la nataci¨®n con gran eficacia. Laszlo Cseh y Erik Vendt tambi¨¦n. La propia Mireia es una bracista extraordinaria. Esto le da un poder fundamental para dominar los 400 estilos.
Los grandes bracistas, como Mireia, tienen una ventaja psicol¨®gica que, si saben aprovechar, es decisiva. Si son capaces de salvar la mariposa y la espalda, y en la braza llegan a la pared antes que los contrarios, ya tienen media carrera ganada. En nataci¨®n, tres metros en 100 son insuperables. Si ves que tu rival llega antes a la pared y empieza el crol (el estilo m¨¢s r¨¢pido) cuando t¨² todav¨ªa est¨¢s nadando la braza (el estilo m¨¢s lento), mientras haces el viraje pierdes un tiempo precioso. Esta distancia te intimida, porque empiezas a pensar que deber¨¢s hacer un esfuerzo brutal. Esa distancia hundi¨® al mejor nadador de 200 de su ¨¦poca, Ian Thorpe, en la final de relevos de 4x200 libres de Atenas. Ese d¨ªa Thorpe empez¨® el ¨²ltimo 200 a tres segundos del estadounidense Klete Keller. A Keller no lo conoc¨ªa nadie, pero dispon¨ªa de la distancia psicol¨®gica. Thorpe tuvo que desfondarse in¨²tilmente. Los australianos perdieron la carrera por 13 cent¨¦simas.
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