Piol¨ªn y Mickey, contra los n¨²meros rojos
Los parques tem¨¢ticos luchan por su supervivencia - El modelo de Disney no ha calado en Europa - Las colas, los precios y la imposibilidad de llevar comida propia desaniman a las familias
Mes de julio. Domingo, tres de la tarde. Plaza de Superman. El sol abrasa la enorme S met¨¢lica del superh¨¦roe del c¨®mic, principal motivo ornamental de una fuente. Del suelo salen chorros de agua. Seis ni?os, hijos de tres parejas diferentes, saltan de chorro en chorro, jugando a tapar el agujero hasta que la presi¨®n del agua les retira el pie y les salpica todo el cuerpo. "Da gusto verlos. S¨®lo por esto, merece la pena pagar", le dice Jaume a Hernando, padres de dos de los ni?os. La fuente de Superman no es una atracci¨®n. Forma parte del paseo y del mobiliario urbano del parque, pero los cr¨ªos disfrutan tanto o m¨¢s que en las tazas de t¨¦ de Scooby Doo o en la monta?a rusa de Tom & Jerry. Y no tienen que guardar cola.
La concentraci¨®n de atracciones no acaba de cuajar en Europa
Cada nueva atracci¨®n cuesta una media de tres millones de euros Ning¨²n parque tiene fuentes p¨²blicas, s¨®lo hay agua en los lavabos
Para ganar dinero se precisa m¨¢s de un mill¨®n de asistentes al a?o Los animadores que se disfrazan de mu?ecos ganan 900 euros al mes
Las colas son una de las tres principales caracter¨ªsticas de los parques tem¨¢ticos. Las otras dos son que son caros y que su p¨²blico est¨¢ compuesto mayoritariamente por familias con ni?os peque?os y adolescentes. En Espa?a, hay incontables, porque todo el mundo que pone ahora una atracci¨®n de cart¨®n piedra o un tobog¨¢n de agua se acoge a esta denominaci¨®n de origen, pero los m¨¢s famosos y concurridos son Port Aventura (Tarragona), Warner (Madrid), Terra M¨ªtica (Benidorm) e Isla M¨¢gica (Sevilla). Y aunque entrar en uno de ellos puede salir por un pico, los tem¨¢ticos no dan, por ahora, dinero. S¨®lo Port Aventura es abiertamente rentable.
En los parques tratan de que el cliente gaste lo m¨¢ximo posible. El aparcamiento, la entrada, los souvenirs, fotograf¨ªas en los momentos m¨¢s excitantes de las atracciones, comida, helados, chucher¨ªas y, por supuesto, el agua. Una de las caracter¨ªsticas principales de los tem¨¢ticos es que, "por motivos higi¨¦nico-sanitarios", est¨¢ estrictamente prohibido entrar con cualquier alimento o bebida del exterior. As¨ª que para combatir los treinta y tantos grados hay que pagar: 1,5 euros por una botellita de medio litro. Eso s¨ª, para eludir las cr¨ªticas, todos los parques aclaran que hay agua en los servicios.
La lucha por la rentabilidad es tit¨¢nica. Si no hay colas, no hay beneficios. Hay que inventar f¨®rmulas para no disgustar mucho al cliente y hacerle volver. La apuesta son las nuevas atracciones. Cada una de ellas cuesta en torno a los tres millones de euros, pero aqu¨ª el dilema es renovarse o cerrar. Port Aventura acab¨® la temporada de 2007 (clausurada el 6 de enero pasado) con un r¨¦cord de visitas: 4,1 millones de personas. Parte del ¨¦xito se debe a su ¨²ltima atracci¨®n: Furis Baco, una suerte de monta?a rusa que acelera de 0 a 135 kil¨®metros por hora en s¨®lo tres segundos.
Terra M¨ªtica, tras salir de la suspensi¨®n de pagos gracias a la venta de terrenos, decidi¨® tambi¨¦n apostar fuerte por las nuevas atracciones. El pasado verano construy¨® Inferno, una monta?a rusa de reducidas dimensiones, cuyo mayor atractivo son los giros completos de 360 grados. Adri¨¢n, Javi y Roberto, bajan casi af¨®nicos. "Inferno y Tizona son las mejores, pero hay que venir entre semana. El s¨¢bado y domingo flipas, un amigo estuvo esperando m¨¢s de una hora". Warner, que super¨® el a?o pasado, la barrera del mill¨®n de visitantes, apost¨® este verano por una atracci¨®n familiar, Las vacaciones de Yogui, un paseo acu¨¢tico en g¨®ndola que permite a los participantes disparar chorros durante el recorrido.
El agua es una de las principales bazas de los parques espa?oles en donde los mu?ecos no acaban de funcionar. Isla M¨¢gica, con 40 grados como pan de cada d¨ªa en verano, dice que tiene 42.000 metros cuadrados de agua. La anaconda, una monta?a rusa de agua y Los r¨¢pidos de Orinoco, una atracci¨®n con final en cascada son los m¨¢s concurridos. "La furia del Trit¨®n es la mejor. Te mojas de arriba abajo", dice Jos¨¦ Mar¨ªa, de 10 a?os, de Cartagena, que visita Terra M¨ªtica con sus padres y su hermano peque?o Javi, que est¨¢ emocionado, informa Albert V¨¢zquez
La f¨®rmula de los parques tem¨¢ticos no acaba de calar en Europa. Disney se instal¨® con su Mickey, su Pluto y su Goofy hace casi 23 a?os a las afueras de Par¨ªs, y a¨²n no ha ganado ni un euro. Euro Disney sigue siendo una ruina pese a sus 15 millones de visitantes al a?o. "Uno de los problemas es que han sido dise?ados por empresas que desarrollan parques en Estados Unidos, y esto no es Am¨¦rica", se?ala Jes¨²s Toribio, consultor de PricewaterhouseCoopers.
Toribio apunta a razones sociol¨®gicas. Los parques necesitan ni?os y las familias espa?olas tienen una baja demograf¨ªa. Y adem¨¢s, el p¨²blico adolescente prefiere otras opciones de ocio, como los videojuegos. Levantar un parque cuesta alrededor de 300 millones de euros. Para rentabilizarlo es preciso contar con m¨¢s de dos millones de visitantes anuales, algo que s¨®lo logra Port Aventura. Y por eso son caros, de 27 a 42 euros para los adultos; 19 a 33,5 euros para el menor. Un gasto m¨¢s que considerable para una familia tipo -los padres y la parejita- como la de Adela, que visita Warner: "Entre unas cosas y otras, nos dejamos casi 200 euros. Y eso que Julito no paga porque tiene tres a?os. Cuando yo era una cr¨ªa, ¨ªbamos al Parque de Atracciones, el de toda la vida. Mi madre se llevaba las tarteras con la tortilla y los pimientos. S¨®lo compr¨¢bamos la bebida. Entonces el que se quer¨ªa subir a las atracciones compraba el tique y la entrada era mucho m¨¢s barata. ?bamos tres o cuatro veces en verano, y eso que ¨¦ramos cuatro hermanos. Ahora no dejan pasar ni el biber¨®n. Y la entrada es cara porque pagas igual aunque no montes en nada".
El dise?o de los parques est¨¢ pensado para que sus clientes gasten lo m¨¢ximo posible en el menor tiempo posible. En Warner, como en sus hom¨®logos, para salir de una atracci¨®n hay que atravesar una tienda. Puedes comprar una camiseta de Piol¨ªn por 22,95 euros o una gorra por 14,95 euros. Adem¨¢s, te ofrecen por 7 euros la foto de tu rostro alterado por el pavor justo en el momento en que te despe?as por la monta?a rusa o la cascada de agua.
El testimonio de Adela comienza a calar entre los responsables de los parques. Hay que buscar f¨®rmulas para conseguir que el cliente repita. En Terra M¨ªtica, la principal novedad este verano es la creaci¨®n de un ¨¢rea de acceso libre, lo que se conoce como city walk en el mundo de los parques de ocio. En ella, el visitante pagar¨¢ por cada atracci¨®n. Tambi¨¦n est¨¢n los bonos y las promociones. Los que hacen furor son los pases de temporada y los de dos d¨ªas consecutivos.
Otra f¨®rmula para atraer p¨²blico son los espect¨¢culos. Terra M¨ªtica ha sumado a los habituales la programaci¨®n de dos grandes superproducciones que buscan atraer a los peque?os, los musicales High School Musical y Fama. El complejo opera en este caso como sala de espect¨¢culos para sacar r¨¦dito a sus instalaciones, y sigue, seg¨²n Santiago Lumbreras, responsable de comunicaci¨®n del parque la f¨®rmula de Disneyland Par¨ªs o la de los parques de Orlando, al ofrecer estos formatos, informa Santiago Navarro.
Warner y Port Aventura tuvieron claro desde el principio que las atracciones no bastaban. Espect¨¢culos como Loca Academia de Polic¨ªa o Aloha Tahit¨ª congregan muchos m¨¢s espectadores diariamente que cualquier gran musical de los que se programan en la Gran V¨ªa madrile?a. La otra fuente de ingresos es la realizaci¨®n de eventos, desde convenciones de empresa a celebraciones familiares.
Y si Mahoma no va a la monta?a (rusa), tendr¨¢ la monta?a que ir a buscar a Mahoma. As¨ª que los parques se han lanzado a una carrera por ampliar los horarios y por eliminar las temporadas. "Nuestro peor enemigo es el hombre del tiempo. Incluso cuando se equivoca. Las familias planifican con mucho tiempo su visita al parque. As¨ª que si les dicen que va a llover el pr¨®ximo fin de semana, ya no vienen, aunque luego salga un d¨ªa luminoso", se?ala Juan Jos¨¦ de Torres, director del Parque Warner. El recinto madrile?o ha ampliado sus horarios en verano -los s¨¢bados cierra a las tres de la madrugada- y se prepara para abrir todo el a?o. Por lo pronto, van a incorporar la celebraci¨®n de Halloween, en noviembre, como un reclamo. Port Aventura ha vuelto a ser pionera en este caso. Consigui¨® convertir esta fiesta en un ¨¦xito de p¨²blico: el parque recibi¨® 523.000 visitas mientras que en Navidad s¨®lo tuvo 250.000. El parque catal¨¢n, asociado a los estudios Universal, naci¨® en 1995 siendo un parque de atracciones y se ha convertido en un lugar de vacaciones. "Estos resultados avalan nuestra decisi¨®n de desestacionalizar el negocio y convertirnos en un destino de ocio familiar atractivo durante todo el a?o", explica la directora general de Port Aventura, Mercedes de Pablo.
Port Aventura cuenta con la ventaja de estar en una zona de gran tradici¨®n tur¨ªstica, la Costa Dorada, algo que ha sabido aprovechar la direcci¨®n del parque para "consolidarlo como destino". ?C¨®mo? "Hemos alargado la temporada. Nuestro objetivo es mantener el parque abierto los 12 meses del a?o; ahora lo abrimos 10, y que est¨¦ tan lleno en octubre y noviembre como en julio", explica De Pablo.
En efecto, tener una oferta hotelera asequible e integrada en el parque, como Euro Disney, que permita convertir la visita al parque de unas minivacaciones de tres o cuatro d¨ªas es otra de las obsesiones. Port Aventura dispone de tres hoteles -registraron una ocupaci¨®n media del 76%-, tres campos de golf, parque acu¨¢tico y beach club, un espacio junto al Mediterr¨¢neo reservado a los clientes de los hoteles. Y para 2009 pretende abrir un centro de convenciones para 4.000 personas. Los otros parques est¨¢n a¨²n muy por detr¨¢s. Warner tambi¨¦n planea construir tres hoteles, centros comerciales y campos de golf, pero el proyecto se ha frenado por el par¨®n inmobiliario.
Bugs Bunny, Diablo de Tasmania, Silvestre o Pablo M¨¢rmol, o mejor dicho, el actor que va metido dentro de su disfraz tiene sus propias ideas. Es un animador. Trata de divertir a los ni?os, que se hagan fotos, o distraerles en las colas. Aunque su disfraz puede valer m¨¢s de 2.000 euros no tiene la virtud de ser aislante t¨¦rmico. En su interior la temperatura supera f¨¢cilmente los 40 grados. As¨ª que los actores tienen que salir de ellos cada 20 minutos. "Lo mejor de este trabajo es ver que un ni?o se tira a tus brazos emocionado. Pero no siempre es as¨ª. Algunos no te respetan. Te pegan patadas o se mofan. Y los padres no hacen nada", dice Samuel, un actor de 21 a?os que lleva tres a?os en la Warner. Gana 900 euros al mes en temporada alta. Ocho horas durante cuatro d¨ªas. A ¨¦l, como a Piol¨ªn o a Mickey, le gustan los ni?os, pero les gusta a¨²n m¨¢s el dinero de sus padres. Su supervivencia y la de los parques depende de ellos.
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